viernes, 13 de abril de 2012

ACÁN o ACAR.

                  Llamado Acán en JOSUÉ (Jos 7,1) y Acar en las CRÓNICAS (1Cró 2,7), este hijo de Carmí, de la tribu de Judá, violó el anatema que obliga a ofrecer a Yahvé todo lo que caía en manos de los hebreos que entraron victoriosos en Jericó: bienes, animales y personas (Jos 6,21; 7,1). En efecto, se guardó para sí, enterrado en su tienda, una parte del botín: un manto de un tejido precioso, doscientos siclos de plata y cincuenta siclos de oro, es decir, alrededor de 2,800 kg de una y 700 g del otro. Su pecado perjudica a todo Israel; es castigado por el Altísimo con la primera derrota de los guerreros enviados por Josué a asaltar la posición de Ay, que seguía en poder de los cananeos (Jos 7,4-13).

                 La suerte, considerada como la expresión del juicio de Yahvé, designa al culpable, que confiesa (Jos 7,14-23). Pero su confesión no le evita el peor de los castigos: muere lapidado y es luego "quemado en la hoguera"; y, según la letra del texto en el que se puede distinguir el inciso de un escriba celoso, sus hijos, su rebaño y sus bienes son aniquilados con él. Luego recubrieron su cuerpo con un gran montículo de piedras como para perpetuar su suplicio (Jos 7,24-26) y recordar a todos "hasta el día presente" lo que pasa a los transgresores de la ley divina.

                El lugar de la ejecución y de la sepultura de Acán es llamado "valle de Acor".

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.