domingo, 5 de agosto de 2012

PILA.

Entre las pilas o receptáculos que pertenecen al mobiliario sagrado del culto de Yahvé la más conocida es con razón la llamada "Mar de bronce". En el templo construido por Salomón ocupa el lugar de la que se había mandado a Moisés que pusiera en el santuario del desierto para que los sacerdotes hicieran las abluciones requeridas antes de entrar en la tienda de la Reunión o subir al altar para oficiar (Éx 30,17-21). Pero, tal y como la describen con su piadoso entusiasmo los autores de Reyes y Crónicas, su tamaño sería gigantesco, y tendría una capacidad de 2.000 ó 3.000 batos (1R  7,23-26; 2Cró 4,2-5), es decir, unos 73.000 ó 110.000 litros. No es fácil de imaginar cómo habrían podido los fundidores de la época fabricar de una sola vez esta pieza, que tenía un receptáculo de un palmo de espesor (7,5 cm), 5 codos de alto (unos 2,25 m) y 30 de circunferencia (cerca de 4,30 m de diámetro), apoyados en doce bueyes en cuatro grupos de tres orientados hacia los cuatro puntos cardinales y hechos "de la misma fundición". Por muy importante que fuera la necesidad de agua que imponía el sangriento ritual de los sacrificios, y el deseo de hacer de este "mar"" un símbolo del "océano primordial" del que el Creador sacó el universo, las dimensiones que se nos han transmitido son sin duda exageradas.

Lo mismo puede decirse de las diez pilas móviles destinadas al transporte del agua que servía para lavar las víctimas y otras ofrendas (1R 7,27-39; 2Cró 4,6): esas pilas, montadas sobre carros con ruedas, con el exterior ricamente adornado de leones, bueyes, querubines y palmas, habrían tenido cada una una capacidad de 40 batos, unos 1.350 litros; de la descripción un poco confusa de su fabricación se deduce que no podían medir menos de 2 m de alto. De tamaño más modesto o no, se las disponía en dos baterías de cinco, a derecha e izquierda de la explanada en la que el altar de los holocaustos parece que ocupaba el centro, delante de la Casa de Yahvé, mientras que el "Mar de bronce" se había colocado al sureste de la misma.

El impío Ajaz (737-716), rey de Judá, seducido por las costumbres generalizadas en el imperio de su omnipotente aliado y señor, el rey de Asur Teglat-Falasar (2R 16,10ss), destruye esta bella disposición: destroza las pilas móviles y al "Mar" le suprime los bueyes que lo aguantan (2R 16,17; cf. 2Cró 28,24). El 586 las tropas de Nabucodonosor acabaron la labor destructora; los pedazos de bronce, con todos los objetos preciosos que se encontraban en el Templo, serán llevados a Babilonia (2R 25,13; cf. 2Cró 36,18-19).

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