miércoles, 8 de agosto de 2012

QUINÉRET, QUINAROT o QUINEROT.

Ciudad de Canaán, situada en la costa noroeste del gran lago que atraviesa de parte a parte el alto Jordán, y al que se llamará durante mucho tiempo "mar de Quinéret (Nm 34,11; Jos 13,27)". No hay que excluir, por otra parte, que tal lago tuviera ese nombre con anterioridad, ya que su perfil geográfico evoca la forma de una "lira" (en hebreo kinnor).

En cuanto a la ciudad misma, encontramos un primer rastro de ella en la historia profana del s. XV a.C. Según inscripciones egipcias, fue conquistada o reconquistada hacia el 1470, junto con muchas otras de Canaán, Fenicia y Siria, por el faraón Tutmosis III. Sin embargo, no entra en la historia bíblica más que por textos de diversas épocas referentes a "la conquista" de la Tierra Prometida. Así Quinéret aparece como referencia en el pasaje del Deuteronomio que señala el valle del Jordán como frontera occidental de los lotes adjudicados, en la orilla izquierda del río, a las tribus de Rubén y Gad (Dt 3,17). Y Josué, que la clasifica entre las plazas fuertes asignadas en la orilla derecha a los "hijos de Neftalí (Jos 19,35)", parece considerar primero a esta "Quinarot" como un enclave (¿aún guarnición egipcia?) en las posesiones de los reyes cananeos del Norte (Jos 11,2), los que serán vencidos por los guerreros de Israel en las aguas de Merón.

El "mar de Quinéret" o "de Quinerot" encuentra también un lugar naturalmente más evidente todavía en el trazado de las fronteras. Separa el Canaán occidental, principal bien de la Tierra Prometida (Nm 34,11), de los restos del reino amorreo de Sijón (Jos 13,27), que irán a parar a la tribu de Gad y a algunos clanes de Manasés (Jos 13,28-29).

Encontramos por última vez la antigua apelación (con un nuevo cambio) en el relato de la campaña llevada a cabo hacia el año 900 a.C, por Ben-Hadad I, imprudentemente llamado en auxilio contra Baasá de Israel por Asá de Judá. El rey de Aram batió, especialmente, "todo el Quinerot (1R 15,20)", es decir toda la región dominada por la ciudad.

Saqueada o no en esa ocasión, pero sin duda reconstruida por Ajab (cf. 1R 20,34), y de nuevo caída en manos del enemigo, esta vez en las de asirio Teglat-Falasar III (2R 15,29), la ciudad reaparece en la época griega. Se trata de la Guenesar que da entonces su nombre a las "aguas" (de su lago) cerca de las cuales acampa Jonatán Macabeo antes de atacar al ejército de Demetrio II (en el 144 a.C) en la llanura de Asor o Jasor (1M 11,67).

Finalmente en los tiempos evangélicos es Genesaret (Mt 14,34; Mc 6,53), cuyo lago se convierte ciertamente en "el lago de Genesaret (Lc 5,1)", pero también en "el mar de Galilea (Mt 4,18 y 15,29; Mc 1,16 y 7,31; Jn 6,1)" desde la fundación de la ciudad de este nombre (por Herodes Antipas, en los años 17-22 de nuestra era): alrededor de 10 km al sur de Genesaret, por tanto en la orilla occidental. Por otra parte, los evangelistas escriben las más de las veces simplemente "el mar" cuando el contexto indica de modo evidente que se trata del de Galilea (Mt 4,13 y 18; 8,24-27 y 32; 13,1; 14,25-26; 15,29; 17,27; Mc 1,16; 2,13; 3,7; 4,1.39 y 41; 5,1.13 y 21; 6,48-49; Lc 8,22-23 y 33; Jn 6,16-19).

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