domingo, 9 de junio de 2013

ABBA.

                    Término arameo que añade a la palabra ab, "padre", una nota más familiar, afectuosa y posesiva, que se puede traducir por "padre mío" o "padre nuestro". Es empleado por vez primera en la Biblia por el evangelista Marcos (14,36), que refiere la oración de Jesús en Getsemnaí durante la velada de agonía que precedió a su arresto y ejecución. Cristo se dirige a Dios, su Padre, y la palabra revela la intimidad que le une a Él. Pero a través de Cristo los cristianos son también admitidos en esta intimidad divina. Esto es lo que subraya el apóstol Pablo en la epístola a los Romanos: "Habéis recibido un espíritu de adopción que os hace gritar: ¡Abba, Padre! (Rm 8,15)", y en la epístola a los Gálatas: "Y como prueba de que sois hijos envió Dios a nuestros corazones el Espíritu de su hijo, que grita: ¡Abba, Padre! (4,6)".

                     Abbaha dado en nuestra lengua el término "abad", que designó al principio al "padre" de una comunidad monástica y luego, de modo más general, a todos los eclesiásticos a los que su estado destina a actuar como padre, en nombre de Dios, respecto a los demás hombres. El uso reciente que tiende a reemplazar "abad" por "padre", incluso en las relaciones habituales entre los cristianos y sus sacerdotes, no es en suma más que una vuelta a las fuentes.

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