martes, 11 de junio de 2013

FE.

I.  Del AT (raíz hebr. 'mn, como amén, lo firme, válido, que inspira confianza y da seguridad) recibe «fe» sus connotaciones de «confianza» (fiarse de) y esperanza; de ahí las construcciones «creer en», "fiarse de», «creer que».

Fe, en general, es una respuesta humana libre y positiva a una interpelación divina; la clase de fe depende de la clase o calidad de la interpelación. La fe cristiana es la respuesta a la interpelación de Dios verificada en Jesús, prueba de su amor sin límites a la humanidad Un 3,16). La respuesta de fe (cf. Rom 1,5) consiste en aceptar a Jesús Un 1,12) como muestra del amor de Dios a los hombres, dando una adhesión incondicional a su persona (Mc 3,14: "para que estuviesen con él») y proponiéndose colaborar en su obra de salvación (Mc  ibid.: «y para enviarlos a predicar»; Jn 3,16s). Lleva consigo un cambio de vida (Mc 1,15: «Enmendaos»).
II. En los sinópticos, el término "fe» se encuentra siempre en boca de Jesús (excepto en Mc 2,5 par., pero con referencia a Jesús). Lo mismo, casi siempre, el verbo «creer». Fe en Dios (Me 11,22), en Jesús (Mt 18,6), creer a Juan Bautista (Mt 21,32), la buena noticia (Mc 1,15); en relatos de curación indica confianza en la bondad de Jesús y la certeza de su poder (Mt 9,28; Mc 5,36; 9,23s; Le 8,24); la eficacia de la oración depende de la fe (Mt 8,13; 21,22; Me 11,23). La falta de fe/adhesión se muestra en el temor (Mt 8,26; Me 4,40), en la duda (Mt 14,31), en la torpeza para entender (Mt 16,8), impide liberar a otros (Mt 17,20), es falta de confianza en Dios (Mt 6,30; Lc 12,28).

La fe «salva» o «cura» (Mt 9,22; Mc 5,34; 10,52; Lc 7,50; 8,48; 17,19), realiza lo que parece imposible (Mt 17,20; Mc 11,23s; Le 17,6, expresiones para indicar la caída del sistema opresor). Jesús espera fe de sus discípulos (Mt 6,30; Mc 4,40; Le 12,28; 22,32).
III. En Jn, la «fe/adhesión a Jesús» (2,11; 3,15, etc.), cuando es plena equivale a dar la adhesión a Jesús como Mesías e Hijo de Dios (20,31), enviado de! Padre (11,42), consagrado por Dios (6,69), creer que e! Padre está con él y 'él con e! Padre (14,10), que ha salido de junto al Padre (16,17); «dar la adhesión al Hombre» (9,35), a la luz (12,36), creer a Jesús (10,37). Sinónimos de «creer/dar la adhesión a Jesús»: «acercarse» (5,40; 6,35), «aceptado» (1,12; 5,43), «amado" (14,15,23s).

IV. En los escritos apostólicos, fe es la respuesta de adhesión al mensaje (Rom 1,5; 15,18; 16,19; d. 1 Tes 1,6; Col 3,16; hay paralelismo entre akoé, lo que se escucha, e hypakoe, la respuesta a lo que se escucha, Rom 10,17; Gál 3,2.5; 1 Pe 1,22), a la verdad o a la buena noticia (Col 1,5; 1 Pe 1,22; cf. Sant 1,18). Por eso supone un conocimiento, tiene un contenido intelectual (Rom 6,8s; 10,9-14; 1 Cor
15,11). Pero el mensaje no es pura información, sino invitación personal de Dios al hombre, que pide una decisión; por eso la fe es compromiso de vida (Rom 6,10s; 1 Pe 3,21); por la fe/adhesión a Jesús concede Dios e! Espíritu (Gál 3,14; d. 3,2.5) Y el perdón de los pecados (Hch 10,43).

Fe verdadera «<los que creen en él») que recibe el Espíritu sin bautismo (Hch 10,43s), como e! día de Pentecostés (Hch 2,4; 11,15). Fe defectuosa (vcreyeron a Felipe»), que no recibe e! Espíritu a pesar del bautismo (Hch 8,12.14-16).
La fe es también una actitud permanente hacia Dios (Mc 11, 22; 1 Tes 1,8; 1 Pe 1,21). Por la fe, el hombre se fía de Dios, cree en él (1 Tes 1,8), se fía de su acción (Rom 10,9) y de su promesa (fe-esperanza, Rom 4,18-20).

La fe, por tanto, comienza y constituye la nueva relación con Dios (cf. Jn 1,12s); como respuesta, depende del previo llamamiento (favor o gracia) divino; como actitud, por ser relación, no es una «obra» que puede existir como algo realizado, independiente de su término, y excluye todo orgullo basado en la propia eficacia (Rom 3,27; d. 1 Cor 1,31; 4,7; Le 18,9-14). Por ser relación, no concentra al hombre en sí mismo, sino lo abre y lo centra en Dios (cf. Rom 6,11) y en Jesús (cf. Rom 14,8; 2 Cor 5,15). La fe, como actitud de adhesión equivale al amor de identificación con e! Padre y con Jesús. Examinar si uno se mantiene en actitud de fe (2 Cor 13,5; cf. 1 Cor 10,12; 16,13).
V. En Pablo, sólo la fe, no las obras, es condición para ser rehabilitado por Dios (Rom 3,28.30; 4,6.13.24; 5,1, etc.; d. 1, 17). Las obras, sin embargo, son la expresión normal y necesaria de la fe, y se resumen en e! amor fraterno (13,8-10), «la fe que se traduce en amor» (Gál 5,6). Para Santiago, la fe que no se demuestra con obras es un cadáver (2,26), no salva (2,14; d. Mt 7,17.21.26); la fe va madurando con las obras (2,22).
Por el Espíritu que Dios comunica al que cree (Rom 8,15; Gál 4,6), la fe libera de la Ley, que era un estadio infantil (Gál 3,23-25), da la condición de hijo en vez de esclavo (ibid. 3,26; 4,7), Y hace herederos de Dios con Cristo (Rom 8,17; GáI4,7).
VI. En Jn se establece la oposición entre fe y mundo; fe es optar por Dios contra e! mundo Un 17,8.14.16), es decir, renunciar a la escala de valores del mundo y adoptar la de Dios, manifiesta en Jesús (1 Jn 2,16).
La fe acepta que Dios se revele por medio de Jesús-hombre Un 1,14; cf. 6,42) Y descubre en él al enviado de Dios Un 6,29; 12,44) Y alHijo (6,40; d. 20,31), tomando su vida como regla de conducta (13,34s; 17,14; cf. 1 Jn 2,6). Quien cree que Jesús es e! Mesías, Hijo de Dios, y le da su adhesión, ha nacido de Dios (1 Jn 5,1; cf. Mt 16,16), para él no hay juicio (Jn 3,18), ha pasado de la muerte a la vida
(5,24), tiene vida definitiva (3,36; 5,24; 1 Jn 5,13), vence al mundo (1 Jn 5,5), obtiene la resurrección (6,40).
Unión entre fe y amor fraterno: lo mismo «e! que cree» (Jn 5,24), como «e! que ama a sus hermanos» (1 Jn 3,14) han pasado de la muerte a la vida. Quien busca honor humano no puede creer en Jesús (Jn 5,44; 12,43).
VII. La fe, la esperanza y e! amor fraterno constituyen la vida cristiana (1 Cor 13,13; 1 Tes 1,3). Da confianza y seguridad (Ef 3,12), pero ésta no estriba en las obras, sino en la fidelidad y amor de Dios al hombre (cf. Rom 5,8-10; 1 Cor 1,9). Una fórmula que resume la fe cristiana es «Jesús (o Jesús Mesías) es Señor» (1 Cor 12,3; Flp 2,11; cf. 1 Pe 3,15), equivalente a la fe en su resurrección (Rom 10,9), que incluye la esperanza en la resurrección de los fieles (1 Cor 15,12s) y afirma la divinidad de Jesús Mesías (Flp 2,6-11). La fórmula de Jn es «Jesús es Mesías e Hijo de Dios» (Jn 20,31; 1 Jn 5,1-5; d. Mt 16,16), que pone más de relieve la misión de Jesús y justifica su seguimiento. También, «Señor mío y Dios mío», en boca de Tomás (20,28).

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