martes, 11 de junio de 2013

FELIPE.

La figura de Felipe tiene relieve solamente en el evangelio de Juan. Llamada (1,43).

El apego de Felipe a las instituciones del pasado le impide comprender el modo de vida de la comunidad mesiánica, basado en el amor que comparte.  Jesús lo pone a prueba (6,5) y él no sale de las categorías del comprar/vender (dependencia de los que poseen), justificadas por el comercio del templo, denunciado por Jesús como sistema de explotación (2,14-16).

Aparece de nuevo Felipe en el episodio de los griegos que quieren ver a Jesús (12,21s). Judío de mentalidad, no se atreve a tomar la iniciativa apoyando la petición de los griegos; va a consultar a Andrés, más cercano a Jesús (1,39), y ambos van a consultarlo a Jesús.

Aparece Felipe por última vez en la Cena (14,8-10). Muestra allí no haber comprendido la calidad del Mesías, en quien reside el Espíritu (1,32s), la plenitud de la gloria del Padre (1,14) y es su presencia entre los hombres.

Concebir al Mesías al modo de Felipe, como un delegado o representante de Dios (cf. 12,13: "el que llega en nombre del Señor") y no como su misma presencia es propio de los que piensan en categorías del AT.

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