miércoles, 12 de junio de 2013

HOFFMAN, MELCHOR.

Melchor Hoffman parece haber sido la conexión entre los brotes anabaptistas de Suiza y el sur de Alemania, y los de Holanda y el norte de Alemania. Empezó su carrera como predicador luterano con cierto éxito en Suecia, Dinamarca y el norte de Alemania. Pero sus ideas fueron evolucionando, primero hacia Zuinglio, luego hacia el anabaptismo, a la vez que se radicalizaba su interpretación de las profecías de Daniel y del Apocalipsis de Juan. Parece haberse convencido de que el fin del mundo llegaría en 1533. En 1530, habiendo adoptado definitivamente el anabaptismo en Estrasburgo, empezó un ministerio de evangelizador itinerante en el norte de Alemania y los Países Bajos.
Melchor Hoffman
 
En 1533, de vuelta en Estrasburgo, escribió una carta al Concejo explicando que el reino de Dios había llegado por fin y tendría su comienzo precisamente en Estrasburgo, después de una terrible matanza de hombres impíos. El Concejo respondió metiéndole en la cárcel. Hoffman, que era un pacifista convencido, agradeció con emoción el arresto, puesto que con su arresto empezaban a cumplirse sus profecías. Murió en la cárcel 10 años más tarde.
2. Mientras tanto las ideas apocalípticas de Hoffman habían prendido fuego en el polvorín que era el norte de Alemania y los Países Bajos, dando lugar en la ciudad alemana de Münster al episodio más oscuro del anabaptismo del Siglo XVI, episodio que los historiadores siempre han pintado como típico del anabaptismo.
Las jaulas en que fueron exhibidos públicamente el «Rey de la Nueva Jerusalén» y sus lugartenientes.
Las clases sociales inferiores de aquella región estaban tan oprimidas y vivían en tal desesperación que el mensaje del regreso de Cristo en 1533 fue recibido con alborozo alocado por las masas populares. Cuando Hoffman fue arrestado, un tal Jan Matthys se declaró su sucesor y envió 12 apóstoles para que recorrieran la tierra de dos en dos. Una de estas parejas apostólicas descubrió que en la ciudad de Münster los pastores protestantes confirmaban las profecías del fin del mundo e invitaban a Matthys a la ciudad. Hoffman había declarado que la Nueva Jerusalén sería Estrasburgo; ahora Matthys recibió una nueva revelación en la que se anunciaba que la Nueva Jerusalén sería Münster, y que la ciudad debía armarse para la batalla final. A Münster empezaron a acudir entonces grandes números de anabaptistas fanatizados.
El obispo católico de Münster, que era también el soberano de la ciudad, asedió la ciudad con la ayuda de varios príncipes alemanes y con la intención de arrebatársela a los anabaptistas. Matthys pereció en una escaramuza, pero le sucedió Jan de Leiden, que declaró ser el nuevo Rey David e instituyó la poligamia, a la vez que gobernaba la ciudad con mano de hierro en nombre del Señor. Por fin, después de un asedio prolongado, cayó la ciudad ante las fuerzas del obispo. El Rey de la Nueva Jerusalén, junto con sus dos lugartenientes, fueron exhibidos públicamente en jaulas de hierro y luego ejecutados con crueldad ejemplar. Las jaulas todavía se pueden ver en la torre de una de las iglesias de Münster.

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