martes, 11 de junio de 2013

LIBERTAD.

I. En los evangelios no aparece el sustantivo eleuthería, «libertad de/liberación», aunque sí el verbo (liberar) y el adjetivo (libre) correspondientes, refiriéndose a la acción de Jesús (Jn 8,33-36). La liberación puede formularse como «rescate» (Mc 10,45 par.), pero la gran figura para ella es el éxodo, a cuya luz se interpreta la obra de Jesús en los cuatro evangelios. La figura del éxodo comprende la salida de la tierra de opresión (en Mt, Mc y Jn, el territorio judío; en Lc, Jerusalén)  y la llegada a la tierra prometida (el reino de Dios, la sociedad alternativa).



Aparece con frecuencia en los evangelios el sustantivo exousía, «libertad/autoridad para» (Mc 1,22.27 par.; 2,10 par; 3,15; 6,7; 11,28s.33 par.; Jn 5,27; 10,18, etc.). De hecho, describen a Jesús como soberanamente libre en su medio ambiente. Su libertad dimana de su identificación con el Padre, cuyo designio y reinado es lo único que importa; todo otro valor es relativo.

 Nunca muestra servilismo hacia los poderosos (Lc 13,32; Mt 21,23-27 par.), como lo reconocen sus mismos enemigos (Mt 22,16 par.); no respeta las discriminaciones sociales (Mc 1,39-45 par.; 2,15-17 par.; 5,23b-34 par.; Lc 7,36-50; cf. Mt 11,,19 par.; Lc 19,6). Elige para el grupo de los Doce hombres de diferentes tendencias (Mc 3,13-19 par.).

En su modo de enseñar no sigue el método tradicional (Mc 1,22 par.), no se somete a escuelas de exégesis (Mc 12,35-37 par.), de moral (Mc 10,1-12 par.) ni de teología (Mc 12,18-27 par.); omite versículos del AT que no concordaban con el mensaje (en Mt 11,5, Is 35,4b o 61,2b; en Lc 4,19, Is 61,2b); denuncia a los líderes en público (Mt 23 par.); rechaza la adulación (Mc 10,17s; Mt 22, 16-18); no busca la popularidad (Mc 1,35-39; 6,45; Jn 7,3-6) y el poder (Mt 4,8-10 par.; Jn 6,15).

 Libera de! pecado (Mt 9,2-6 par.; Lc 7,48; Jn 8,34-36), de los espíritus inmundos o ideologías fanáticas (Mc 1,23-28 par.; 5,2-20 par.; 7,24-30 par.; 9,14-29 par.) y de la misma muerte (Mc 5,40-42 par.; Lc 7,14s; Jn 11,43s). Viene a liberar a los cautivos (Lc 4,18) y restituye al hombre su dignidad (Mc 5,15).

 II. En Jn 8,32 dice Jesús a «los Judíos» que la verdad hace libres; por otra parte, la libertad se recibe de! Hijo (8,36) y saca de la condición de esclavo, que es la propia de! que practica e! pecado (8,34). «La verdad», en cuanto conocida, es la experiencia del amor de Dios, quien,
por medio de Jesús, comunica al hombre su Espíritu, principio de vida. Al participar e! hombre de! amor característico de Dios (4,24), se encuentra en la condición de hijo. La intimidad y confianza con Dios, que ya no aparece como Soberano, sino como Padre, libera al hombre de toda otra sumisión, haciéndolo libre y señor de sí mismo.


La experiencia de vida y libertad que produce e! Espíritu es la única que relativiza los demás vínculos y libera de ellos; por eso no basta la adhesión de principio al mensaje de Jesús, sino que se requiere una opción eficaz en favor de los hombres, rompiendo con e! sistema de injusticia (8,23) Y practicando e! amor conforme a su mensaje (8,31); sólo entonces poseerá e! hombre «el Espíritu de la verdad» (14,16; 15,26;16,13) que lo hace libre.


La libertad que da e! Espíritu supera la libertad de opción; ésta es condición previa para adherirse a Jesús. Ser libre significa poder expresar sin restricción alguna e! amor generoso y fiel (1,17) que constituye e! dinamismo de! hombre-espíritu (3,6). El amor lleva al don de sí
mismo y se expresa en él (10,11.15.17; 15,13); para poder darse, el hombre ha de ser dueño de sí mismo y de su propia vida; la suprema libertad se adquiere cuando se pierde el miedo a la muerte (12, 24s).
 

Símbolo de libertad en la cultura judía era comer reclinado a la mesa (Mc 2,15; 14,18; d. 6,39; 8,6 par.; Jn 12,2; 13,13.23; cf. 6,10s). En Jn, e! don de la libertad se explicita en e! lavado de los pies. Jesús, «el Señor”, al prestar a los suyos un servicio propio de siervos (13,4s), los eleva a la categoría de «señores», es decir, de hombres libres. Con esto les enseña cómo han de procurar la libertad y dignidad de los hombres: con el servicio por amor. Este servicio no se opone a la dignidad ni a la libertad propia: Jesús, después de prestarlo, vuelve a recostarse a la mesa, tomando de nuevo la postura del hombre libre (13,12). La libertad está incluida en el concepto de «amigo», opuesto al de «siervo» (15,15).
 

Obstáculo a la libertad es el miedo (7,13; 9,22); otro obstáculo es la sumisión a las opiniones de los dirigentes (7,25-27). El sometimiento de! pueblo se realiza principalmente a través de la enseñanza oficial de la Ley (12,34), que lo ciega (12,35: la tiniebla).


III. Según los escritos paulinos, Jesús Mesías libera en primer lugar de la esclavitud al pecado (Rom 6,7.16-20.22), que lo es a la muerte (Rom 5,21; 6,16; 1 Cor 15,56; Flp 3,20s; cf. Jn 8,21.24; Ap 20,14; 21,4), mediante el don del Espíritu (Rom 8,2).No desaparece la posibilidad de pecar, sino la compulsión a pecar (Rom 6,11; 1 Cor 5,7s; Gál 5,25; cf. Rom 7,14), e! dominio de los bajos instintos (Rom 8,12s; Gál 5,19-21). Liberar de los bajos instintos incluye liberar de la Ley que los fomenta (Rom 6,14; 7,5s; Gál 2,19; 5,1.16-18).
 

La libertad cristiana, que es total (1 Cor 6,12; 10,23), se limita ella misma por e! sentido de responsabilidad hacia uno mismo (1 Cor 6,12) o hacia el prójimo (1 Cor 10,23; Gál 5,13; cf. Rom 14,15). Donde hay Espíritu de! Señor, hay libertad (2 Cor 3,17; cf. Rom 8,15; Gál 4,6s).
Los débiles en la fe se escandalizan de la libertad (Rom 14,1-4.15) . Pablo defendió la libertad en la asamblea de Jerusalén (Gál 2,4-8) Y ante Pedro en Antioquía (GáI2,11-21).

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