sábado, 29 de junio de 2013

MONENERGISMO.

                  Durante la primera mitadl del s.VII la Iglesia cristiana quiso poner fin al secular debate sobre la naturaleza y características de Jesucristo, y la doctrina del monenergismo fue uno de estos intentos por reconciliar a los ortodoxos (mantenedores de que Cristo tiene naturaleza humana y divina) y los monofisitas (que sólo admmitían la naturaleza divina), grupo declarado herético en el s.V.

                  Una cuestión de la controversia monenergista fue la del número de "acciones" que podía emprender Cristo simultáneamente, aunque la palabra acción (enegeia en griego) tampoco significaba lo mismo para todos. El monenergismo de los partidarios de "una sola acción" postulaba que si Cristo actúa como una sola Persona debe tener una sola acción; pero si las acciones provienen de la naturaleza, como propugnaba el partido ortodoxo, Cristo tenía la humana y la divina, y por tanto también dos acciones. Esta polémica provenía en parte de la manera en que el primitivo cristianismo planteó la vida monástica, sobre todo en las provincias orientales. A aquellos monjes, ermitaños y anacoretas que se retiraban al desierto, en larga y difícil lucha contra la debilidad de su propia naturaleza humana, les costaba admitir que las acciones de Jesucristo también hubiesen dependido de esa naturaleza pecaminosa.

                El debate se politizó y algunos pensaron que los monofisitas renunciarían a la doctrina herética de la naturaleza única y se reconciliarían con la Iglesia católica si se les permitía retener su doctrina de la acción única de Cristo. En 624, el emperador católico Heraclio aceptó este compromiso y confirió carácter oficial al monenergismo.

                En efecto esta solución atrajo a algunos monofisitas, pero suscitó dudas en el bando ortodoxo, temiendo que la doctrina de la acción única oscureciese la idea de las dos naturalezas, definición crucial establecida casi dos siglos antes. El debate sobre la energeia amenazaba con seguir dividiendo a la cristiandad en vez de reunirla. En 634, el papa Honorio propuso reemplazar este concepto por el de voluntad, y postuló que Cristo tuvo una sola, que es la doctrina monotelita.

               La polémica se encendía cada vez más; cuatro años después Heraclio quiso prohibir la discusión sobre el número de acciones de Cristo, pero el daño ya estaba hecho. Mientras las mejores cabezas cristianas discutían los puntos sutiles del monenergismo y el monotelismo, aparecieron en el Oriente Próximo los musulmanes con un mensaje simplificado y contundente: "No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta". En dos decenios la cristiandad perdió frente al Islam toda la región oriental desde Egipto hasta Siria. El monenergismo fue formalmente condenado por herético en el tercer Concilio de Constantinopla (681).

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