miércoles, 31 de julio de 2013

EL BECERRO DE ORO.

La adoración del becerro de oro (1633-34), cuadro de Nicolas Poussin. París, Museo del Louvre. La adoración del becerro de oro (1633-34), cuadro de Nicolás Pussin, París, Museo del Louvre.

En el capítulo 32 del Éxodo se relata cómo, tras sacar de Egipto a su pueblo, Moisés subió al monte Sinaí a hablar con Dios. Como tardaba, los judíos se impacientaron y construyeron un becerro de oro fundiendo las joyas de oro que tenían, para adorarlo. Cuando lo terminaron, hicieron una gran fiesta con danzas y cantos, y en ese momento apareció Moisés y desató un terrible castigo sobre ellos.

El episodio del becerro de oro ha quedado como símbolo de la ignorancia y del error de quienes se dejan engañar por falsas creencias. Para los judíos y los cristianos es una denuncia de la idolatría, es decir, el culto a falsos dioses, engañosos. También se emplea el símil del becerro de oro para hablar del dinero, dando a entender que sería también un falso dios al que los seres humanos adoran por encima de todo, de un modo erróneo.

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