domingo, 28 de julio de 2013

HENOC.

El vuelo de Henoc, placa de esmalte (h. 1181), perteneciente al Altar de Verdún, obra de Nicolas de Verdún. Klosterneuburg, Austria.

 El vuelo de Henoc, placa de esmalte (h. 1181), perteneciente al Altar de Verdún, obra de Nicolas de Verdún. Klosterneuburg, Austria.

Henoc

Henoc es un personaje que aparece en el Génesis (5, 18-21) como padre de Matusalén, el más longevo de los humanos. Se dice de él que tenía tratos con Dios y que no murió sino que desapareció, ya que se lo llevó Dios. El prestigio del texto bíblico y lo enigmático del episodio llevaron a que se atribuyera a Henoc un conocimiento oculto extraordinario que le venía de su relación con Dios.

Bajo el nombre de Henoc se escribieron varios libros apócrifos entre los siglos II y I a.e.c. El llamado Henoc eslavo comienza del siguiente modo:

«Estos son los libros de los sagrados secretos de Henoc, hombre sabio a quien el Señor amó e hizo subir para que viese las moradas del Altísimo y el inconmensurable y eterno reino de Dios. Y que viese el aspecto muy glorioso y maravilloso, brillante y con muchos ojos de los servidores del Señor. Y que fuera testigo presencial del trono inmutable de Dios y del orden y magnificencia de los ejércitos incorpóreos y del espectáculo del divino canto de los ejércitos de querubines y de su luz infinita.»

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