domingo, 21 de julio de 2013

LAS VÍRGENES NEGRAS (I PARTE).

                      JUAN ESLAVA GALÁN.

                      Entre los siglos XI y XIII se despertó en Europa un súbito fervor hacia la Virgen María , incluso en detrimento del culto de Jescristo y de los Santos. Parece que los benedictinos fomentaron esta devoción como parte de su plan para cristianizar santuarios prehistóricos en los que se rendía culto pagano a cuevas, manantiales, árboles o piedras. De este modo eliminaban una competencia que la Iglesia no había conseguido desarraigar en un milenio de ejercicio.

                    La imagen de la Virgen, halladas en aquellos santuarios siempre en circunstancias milagrosas y por pastores o campesinos (nunca por escribanos, recaudadores ni frailes), justificaban la apropiación del lugar por la autoridad eclesiástica [Según Jean Huynen, "La leyenda del descubrimiento milagroso de nuestras estatuas asocia a él frecuentemente un toro (o un buey). Este animal es el que, arando un campo, desentierra la estatua, la hace surgir de bajo tierra, y la estatua se convierte en una fuente fecunda de beneficios para los habitantes del lugar. Lo mismo ocurre en Manosque, en Err, en Font-Romeu y en Prats de Molló, en los Pirineos Orientales, donde el toro "descubre" a Nuestra Señora del Coral en el hueco de un roble, el árbol sagrado de los druidas (...). A veces, el toro es reemplazado por otros animales, teniendo sin embargo el mismo valor simbólico viril, como el ciervo que dibuja en el suelo el plano de la iglesia de Puy o el león del milagro de Notre-Dame de l´Apport..."]. Para justificar el hallazgo se alegaba que la imagen de Nuestra Señora había permanecido oculta durante siglos, después de que los cristianos la sepultaran para librarla de los moros.

                   Las Vírgenes Negras aparecidas en antiguos santuarios paganos solían ser diminutas y reproducían el modelo bizantino de la Agia Theotokos o Santa Madre de Dios, una Virgen mayestática que sostiene al Niño en el regazo o sobre la rodilla izquierda, sin comunicarse con él (como harían las vírgenes góticas del periodo posterior), limitándose a servirle de trono, el trono de la Sabiduría divina.




LAS VÍRGENES NEGRAS. (II PARTE). PIEDRAS SANTAS.

LAS VÍRGENES NEGRAS (III PARTE). ¿POR QUÉ NEGRAS?  

LAS VÍRGENES NEGRAS (IV PARTE). LOS LUGARES DE PODER...

Agia Theotokos Sophia.  

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