lunes, 15 de julio de 2013

SABELIANISMO.

A partir de los primeros decenios del siglo 111 el monarquianismo modalista tomó también el nombre de «sabelianismo» del hereje de origen libio Sabelio que, condenado por el papa Calixto (por el 220), difundió esta doctrina por Egipto y por Libia. Defensor de un rígido monoteísmo, Sabelio consideraba a la divinidad como una mónada que se manifestaba (o dilataba) en tres operaciones distintas: Padre en el Antiguo Testamento, Hijo en la encarnación, Espíritu Santo en pentecostés.
Con esta concepción Sabelio renovó el modalismo elemental de sus precursores, ya que introdujo en la economía de la salvación al Espíritu Santo y evitó hablar de la encarnación y de ía pasión del Padre.
Esta «herejía de la unión» -como la llama Hilario (De Synodis 26)- consideraba al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como un solo prosopon y una sola hipóstasis.
Resulta muy difícil precisar la extensión y la duración del sabelianismo que, para salvaguardar rígidamente el principio de la monarquía divina, se contrapuso a la Logostheologie.
Lo cierto es que en el siglo 1V los partidarios de esta orientación teológica tacharon de sabelianismo a cualquier forma de monarquianismo. Esto demuestra la importancia que alcanzó el sabelianismo, pero responde igualmente a los preceptos de la retórica clásica, que prefería apelar a personajes ya desaparecidos, evitando mostrar la animosidad personal con adversarios vivos.
L. Padovese
Bibl.: M, Simonetti, Sabelio - Sabelianos, en DPAC, 11, 1921-1922; 5. del Cura Elena, Modalismo, en DTDC, 916-922.

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