lunes, 5 de agosto de 2013

AL-KINDI,

Fue llamado el filósofo de los árabes y se le considera el primer filósofo célebre de la filosofía musulmana. Su vida transcurrió durante el siglo IX, vivió en Basora y luego en Bagdad, coincidiendo con el apogeo cultural; allí colaboró en las traducciones encargadas por los califas. Murió en el año 873.
Fue un enciclopedista y sus conocimientos abarcaron prácticamente todos los dominios del saber griego: aritmética, geometría, astronomía, música, óptica, medicina, lógica, psicología, etcétera. Incluso realizó un comentario a los ocho primeros capítulos del Almagesto de Ptolomeo, el Libro sobre el arte mayor, exponiendo los logros científicos griegos y reconociendo que la filosofía griega suponía una búsqueda de la verdad. También escribió una exposición de todos los tratados aristotélicos titulado Sobre los libros de Aristóteles.

 
Con él se incorporaron por primera vez elementos ajenos al pensamiento de la época. Consideraba la filosofía como un saber concordante con la verdad revelada y fue el primero en centrar su planteamiento en las relaciones entre la religión y la filosofía.
Al-Kindi, al igual que Aristóteles, sostenía que el último grado de la filosofía es la teología, el conocimiento de la causa primera: «En el conocimiento de la verdadera naturaleza de las cosas está incluido el conocimiento de la divinidad, el conocimiento de la unicidad de Dios y el conocimiento de la virtud y, además, un conocimiento completo de todo lo que es útil» (Sobre la filosofía primera). Por lo tanto, la filosofía es simultáneamente un conocimiento teórico y práctico.
En sus estudios sobre el alma y el intelecto fue un continuador de la tradición neoplatónica considerando la razón como la fuente del conocimiento que se asienta en el alma y el intelecto. Creía que el entendimiento está siempre en acto como una inteligencia, es decir, como una sustancia espiritual distinta del alma, superior a ella y que actúa sobre ella para hacerla pasar de inteligencia en potencia a inteligencia en acto.
Suponía la existencia de dos mundos, el inteligible, auténtica realidad, y el sensible, que es una mera sombra y reflejo del otro.

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