martes, 13 de agosto de 2013

EL DESTINO SEGÚN FARISEOS, SADUCEOS Y ESENIOS.

Flavio Josefo fue testigo de la destrucción del templo de Jerusalén del año 70. En la guerra con Roma luchó en el bando judío hasta que, viéndose derrotado, se pasó al bando romano. Fue amigo del emperador Vespasiano y escribió obras de historia del pueblo judío y sobre la guerra con los romanos. Conoció bien a los grupos religiosos judíos, puesto que por su familia pertenecía a los saduceos, en su juventud estudió con los esenios y terminó haciéndose fariseo. Esto es lo que cuenta en su libro Antigüedades judaicas acerca de la idea que tenían los tres grupos en relación con la importancia del destino:

 

«En aquella época había entre los judíos tres escuelas religiosas que tenían puntos de vista distintos en lo relativo a los asuntos humanos: los fariseos, los saduceos y los esenios. Los fariseos dicen que son asunto del destino ciertas cosas, pero no todas, porque depende de los actos de cada uno que ciertas cosas sucedan o no. Los esenios dicen que el destino es el dueño absoluto, y que no hay nada que no suceda de acuerdo con su decreto. Los saduceos dicen que el destino no existe, que todo depende de nosotros mismos.»
Antigüedades judaicas, XIII, 5, 9, Flavio Josefo

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