lunes, 12 de agosto de 2013

FE Y RAZÓN. ILUMINACIÓN DIVINA.


Para san Agustín, igual que para la Alta Edad Media, la filosofía no puede ser sino cristiana. En efecto, si la filosofía es aspiración a la Sabiduría y esta no es sino Dios y, más concretamente, su Verbo intelectual encarnado en Cristo, el territorio de la filosofía pasa a identificarse con la religión cristiana.
Además, como Cristo se da en la fe, mediante la gracia y a través de las Escrituras («la fe viene del oído y el oído de la palabra de Cristo», Romanos 10, 17), el punto de partida de la filosofía debe ser la fe y las Escrituras, la autoridad del Maestro divino.
Esto no significa que san Agustín abandone y renuncie a toda la cultura antigua, pero sí implica que esta y las distintas filosofías que contiene solo valen en la medida en que coinciden en algún punto u otro con la verdad cristiana y pueden, por tanto, integrarse en ella ayudando a una mejor inteligencia de las Escrituras y procurando un entendimiento racional de la fe (el «cree para entender» se da unido a un «entiende para creer») en el itinerario de la mente hacia Dios.
San Agustín se representa, además, esta coincidencia como un préstamo tomado por los filósofos paganos de la sabiduría veterotestamentaria con ocasión de sus viajes a Egipto y llamará consecuentemente a integrar en la Sabiduría cristiana los elementos de la cultura antigua compatibles con la verdad revelada en la Escritura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.