Interior de la sinagoga de la isla de Djerba, Túnez.
Los
musulmanes tuvieron en general una actitud de respeto hacia el judaísmo.
Planteaban que el primer musulmán fue Abraham, y que Moisés recibió la
verdadera revelación divina. Por eso los judíos merecían ser tolerados
en tierras islámicas, a pesar de que decían de ellos que habían
tergiversado las palabras de Dios. Sin embargo, estaban sometidos a una
fuerte presión de impuestos, mayor que la de los musulmanes. El judaísmo
medieval floreció bajo los gobernantes musulmanes desde la India a la
península Ibérica. Muchos judíos fueron comerciantes, artesanos, médicos
e intelectuales.
En
el Corán, el libro sagrado de los musulmanes, se cita en diferentes
momentos a los judíos. En ocasiones lo hace de modo crítico, pero en
otras refleja la cercanía entre ambas religiones. Sigue un ejemplo
tomado del capítulo segundo del Corán:
«Decid,
musulmanes: creemos en Dios y en lo que se nos ha revelado, en lo que
se reveló a Abraham, Ismael, Isaac, Jacob y las tribus, en lo que
Moisés, Jesús y los profetas recibieron de su señor, no diferenciamos
entre ellos y nos sometemos a Dios. Por tanto, si creen en lo que
vosotros creéis, estarán en la vía recta, pero si se desvían, ellos
serán los que se aparten y Dios os bastará contra ellos.»
En
el Corán se sitúa a Ismael por delante de Isaac, ya que su nacimiento
fue anterior como se muestra en los capítulos 16, 21 y 25 del Génesis.
En el relato bíblico es Isaac el personaje clave, mientras que para los
musulmanes Ismael tiene una excepcional importancia, ya que se
consideran sus descendientes.
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