lunes, 19 de agosto de 2013

LA BIBLIA Y SUS TRADUCCIONES.


Lutero publicó en 1522 la traducción al alemán del Nuevo Testamento, con la finalidad de que cualquiera pudiera acceder directamente al texto sagrado y no solamente aquellos que conociesen el latín. La lengua que utilizó en su traducción se convirtió en un modelo común para todos los alemanes por encima de los dialectos locales, y fue un factor de unidad e identidad cultural frente al predominio del latín y de la iglesia católica. En 1534 terminó la traducción del Antiguo Testamento, para lo que no siguió la versión que aparecía en la Biblia católica, sino que solamente aceptó la Tanak judía.
En los países católicos, lo mismo que en los ortodoxos, la Biblia era una lectura que solo los sacerdotes y los religiosos realizaban directamente. El pueblo conocía la Biblia por los pasajes que se leían en el culto y por las obras de arte, es decir, a través de intermediarios. En el mundo reformado la lectura de la Biblia reemplazó a las imágenes del culto y el saber leer fue un valor importante, no solo para los hombres dedicados a la religión, sino en general.
Esta apertura de la cultura a un mayor número de personas fue posible gracias al desarrollo de la imprenta, inventada por Gutenberg en 1445. Se generalizó la difusión de los libros, que antes tenían que ser copiados a mano, de uno en uno, lo que los hacía muy caros.

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