Catedral Gótica de Palma de Mallorca.
La
catedral de Palma de Mallorca está situada en una zona privilegiada,
frente al mar y en un lugar abierto a la ciudad. Ha sabido incluir
elementos de épocas diferentes en su decoración interior, por ejemplo,
de Antoni Gaudí o de Miquel Barceló.
Se
empezó a construir a principios del siglo XIV, a instancias de Jaime II
y, aunque fue modificada, se caracteriza por sus tres naves y el ábside
rectangular. Quizás el elemento que la distingue es el de poseer el
rosetón más grande del territorio español.
El
exterior de esta catedral puede servir como modelo de los elementos que
definen una catedral gótica: los contrafuertes o soportes de piedra o
ladrillo que situados contra un muro refuerzan el edificio; los
arbotantes, arcos que son fundamentales en este juego de fuerzas que
soportan las bóvedas y mantienen la estructura, y pináculos, situados en
la parte superior del templo y clave del efecto de verticalidad.
La
restauración de la catedral estuvo a cargo del arquitecto catalán, y
máximo representante del modernismo, Antoni Gaudí. Su impronta fue clave
e innovadora, puesto que cambió el interior de la catedral, trasladando
la sillería gótica del coro, que además modificó pintándola en vivos
colores, hacia el presbiterio, próximo al altar mayor. Destaca la
utilización del hierro forjado tanto en las lámparas y candelabros, de
distintas formas y estilos, como en las vidrieras, para las que
superpuso cristales de colores primarios, y el mobiliario: un taburete,
el banco para los oficiantes del altar, un atril y una escalera plegable
para acceder a la exposición del Santísimo Sacramento. La última
aportación a la catedral de Palma ha sido la realizada por Miquel
Barceló, al confeccionar con motivos mediterráneos y con la inclusión de
la fauna marina local, la decoración interior de las partes que Gaudí
no había resuelto.
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