La relación de los cristianos con Roma fue muy variable a
lo largo de los cuatro primeros siglos de vida de esta religión.
Sufrieron períodos de persecución, pero también llegaron a establecer
buenas relaciones con el poder.
Interior de la basílica de los Santos Nereo y Aquiles, una de las primeras iglesias cristianas de Roma (siglo IV e.c.).
Interior de la basílica de los Santos Nereo y Aquiles, una de las primeras iglesias cristianas de Roma (siglo IV e.c.).
La
conversión religiosa se produce cuando una persona cambia de religión.
Este fenómeno fue frecuente en Roma: desde los pueblos conquistados por
los romanos, como los hispanos, que terminaron por cambiar su antigua
religión por la romana, hasta los propios ciudadanos romanos que se
hicieron devotos de Mitra o de Isis.
Pero
el fenómeno de conversión más general y duradero fue la aceptación del
cristianismo, que, además, planteaba que las demás religiones eran
falsas y había que abandonar cualquier culto no cristiano al
convertirse. El cristianismo fue ganando seguidores en las ciudades del
imperio y, a principios del siglo IV e.c., el número de cristianos era
ya alto a pesar de las persecuciones. Como religión abierta a todos, ya
fueran esclavos o aristócratas, ricos o pobres, podía ser un medio de
cohesión en un imperio en el que las diferencias, también religiosas,
podían ser causa de división.
El
emperador Constantino fue el primer emperador que apoyó claramente a los
cristianos en lugar de perseguirlos. Dio poderes de gobierno a los
obispos, y al final de su vida se bautizó y se convirtió en cristiano. A
cambio, Constantino utilizó la influencia de los obispos, que se
extendía por todo el imperio, para fortalecer su poder.
Los
gobernantes y sacerdotes romanos fueron convirtiéndose poco a poco al
cristianismo. Los obispos ocuparon cargos de responsabilidad en el
gobierno de Roma, y el título de pontífice máximo terminó utilizándose
para nombrar al obispo de esta ciudad. En 380, el cristianismo fue
declarado religión oficial del imperio romano y once años más tarde se
prohibió el culto romano tradicional.
Todo
el imperio romano terminó siendo cristiano y el cristianismo sigue
siendo, todavía en la actualidad, la religión de la mayoría de la
población en muchos lugares que controló Roma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.