lunes, 19 de agosto de 2013

LA EXPERIENCIA DE MÜNSTER.


En 1521 estalló la sublevación de los campesinos en Alemania, contrarios a las condiciones de sometimiento a los nobles. Se guiaban por la religión, según la transmitía el predicador Tomás Müntzer, que prometía la liberación del sufrimiento de los pobres, siguiendo una lectura literal de los evangelios.

En 1532, en la ciudad alemana de Münster, gobernada por un obispo católico, un grupo de anabaptistas consiguió controlar el poder municipal. El predicador Jan de Leiden proclamó que Münster sería la nueva Jerusalén, donde se establecería el próximo reino de Dios, y terminó formando un gobierno del que se nombró rey-profeta. Estableció el uso común de todos los bienes, eliminando la propiedad privada e instaurando la poligamia. Además, todo aquel que no quiso ser rebautizado fue expulsado de la ciudad y se quemaron todos los libros a excepción de la Biblia.

Esta nueva forma de gobierno no gustó ni a los luteranos ni a los católicos alemanes que se aliaron y, tras un terrible asedio, entraron en la ciudad en 1535 y mataron a todos los partidarios del rey Jan, ya fueran hombres o mujeres.

La experiencia de Münster demostró a la nobleza, católica y luterana, que los habitantes de las ciudades se podían organizar y gobernar, distribuyendo, por ejemplo, las tierras cercanas a la ciudad entre la comunidad, al margen del poder nobiliario. Esto significó una grave amenaza al poder de todos los nobles, fuesen del credo que fuesen, y por ello, se unieron para tomar la ciudad por las armas.

Por encima de los intereses religiosos y las disputas entre luteranos y católicos, los nobles tenían el objetivo de continuar sustentando el poder sobre las ciudades y los campesinos. Las discrepancias religiosas eran secundarias cuando se cernía sobre ellos una fuerza desestabilizadora que ponía en duda su preeminencia social y el orden feudal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.