viernes, 16 de agosto de 2013

LA ORGANIZACIÓN DE LOS CONCILIOS.


Ecuménico es una palabra de origen grecolatino que significa «universal». En los concilios ecuménicos se decidió todo lo referente a la fe y se condenó como herejía lo que no se ajustaba a lo establecido.
La forma de organizar estos concilios fue tomada de la tradición griega y romana, donde los representantes de las ciudades se reunían para tratar temas que afectaban al conjunto de la sociedad. En griego, estas reuniones de representantes ciudadanos se llamaban synodos, y en latín concilium, de donde se tomó el nombre para designar a las reuniones de los obispos.
Desde el principio, la iglesia había copiado el modelo de organización que tenía el imperio romano. Las poblaciones con categoría de ciudad tenían una sede episcopal, y la importancia de esta sede estaba relacionada con su carácter político.
El obispo con mayor importancia del imperio fue el de la capital, Roma, pero rivalizó con los obispos de otras sedes de la región oriental por conseguir el máximo poder.
Existieron diversos tipos de concilios, dependiendo del número de obispos que eran convocados. Hubo concilios que afectaron a una o varias provincias y otros, los ecuménicos, que se extendieron a toda la cristiandad. Entre estos últimos destacaron cuatro: el de Nicea, de 325; el de Constantinopla, de 381; el de Éfeso, de 431; y el de Calcedonia, de 451.

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