domingo, 18 de agosto de 2013

LAS CRUZADAS VISTAS POR LOS ÁRABES.

Amin Maalouf, escritor libanés afincado en Francia, ha dedicado algunas de sus novelas a exponer sus puntos de vista contrarios a la violencia y la intransigencia, que utilizan la religión como pretexto.
En Las cruzadas vistas por los árabes muestra el fanatismo de los occidentales de aquel entonces:
«Los jefes francos, desgraciadamente, no son magnánimos. Celebran su triunfo con una matanza indescriptible y luego saquean salvajemente Jerusalén, la ciudad que dicen venerar. No se salvan ni sus propios correligionarios: una de las primeras medidas que toman los frany [los cristianos de occidente] es la de expulsar de la iglesia del Santo Sepulcro a todos los sacerdotes de los ritos orientales, que oficiaban en ella conjuntamente, en virtud de una antigua tradición que habían respetado hasta entonces todos los conquistadores. Estupefactos ante tanto fanatismo, los dignatarios de las comunidades cristianas orientales deciden resistir. Se niegan a revelar al ocupante el lugar en el que han ocultado la verdadera cruz en que murió Cristo. En estos hombres, la devoción religiosa por la reliquia va acompañada de orgullo patriótico. ¿Acaso no son los conciudadanos del Nazareno? Pero los invasores no se dejan impresionar en absoluto. Deteniendo a los sacerdotes que tienen la custodia de la cruz y sometiéndolos a tortura para arrebatarles el secreto, consiguen quitarles por la fuerza a los cristianos de la Ciudad Santa la más valiosa de sus reliquias.»

Cubierta de la obra de Amin Maalouf Las cruzadas vistas por los árabes.
Cubierta de la obra de Amin Maalouf Las cruzadas vistas por los árabes.

Las cruzadas vistas por los árabes, Amin Maalouf.
Los sacerdotes expulsados son los orientales ortodoxos, que los católicos no reconocieron como iguales. Las cruzadas marcaron la distancia y la desconfianza entre estas iglesias. Por ello el papa Juan Pablo II pidió perdón en el 2001 a la iglesia cristiana de oriente, es decir, a la iglesia ortodoxa, por las cruzadas, especialmente por las tres primeras, autorizadas y bendecidas por papas católicos, y que tuvieron como desenlace el saqueo, incluyendo la muerte de todo aquel, fuera musulmán, judío o cristiano, que se enfrentaba a ellos.
La ciudad santa por definición, puesto que lo es para tres religiones (judaísmo, cristianismo e islam), es Jerusalén. Se denominó así entre los cristianos porque allí desarrolló su vida Jesús. También es santa para los musulmanes, puesto que antes de ser la Meca, fue Jerusalén la qibla elegida por Mahoma. Además es la más santa de las ciudades para los judíos por ser el lugar en el que estuvo el templo.
A lo largo de la historia, la religión se ha utilizado como pretexto para llevar a cabo acciones tan poco honrosas como las guerras y el exterminio de seres humanos.

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