sábado, 17 de agosto de 2013

MUROS Y CUBIERTAS.


El muro de las iglesias románicas es grueso, a veces reforzado por contrafuertes; en él se abren vanos pequeños, pero siempre está articulado, es decir, obedece a una lógica constructiva, donde todos los elementos se encadenan: vanos, líneas de imposta, columnas, remates. Las puertas y ventanas se abocinan y reciben esculturas en las arquivoltas, que apoyan sobre columnas. La cornisa puede tener elementos clásicos y suele llevar canecillos decorados. Los empujes se distribuyen a través de columnas, que pueden ser exentas, adosadas o semicolumnas formando un núcleo, en torno a un pilar, más o menos complejo. Conserva las mismas partes que la columna corintia del mundo romano, aunque las proporciones son distintas, y el capitel suele ser historiado.
En las cubiertas se utiliza la bóveda de cañón, a menudo reforzada con arcos fajones, en especial en la nave central, la bóveda de arista, sobre todo en las naves laterales, y la de horno. En el crucero suelen levantarse cúpulas, sobre pechinas o trompas.

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