jueves, 27 de febrero de 2014

ÁGUILAS CONTRA SERPIENTES.

                 Por su dominio del cielo, su asociación con deidades celestes y su costumbre de capturar serpientes (que son juzgadas con ambivalencia en muchas culturas), las águilas simbolizan la bondad en la lucha contra el mal. Esta batalla se ejemplifica en el arte hindú por el conflicto entre Garudá y los nagás.

NAGA Y GARUDÁ.


El gran némesis de los nagás en el Majábharata es el gigantesco hombre-pájaro Garudá.
El sabio Kashiapa tuvo dos esposas, Kadru y Vinata. La primera quería tener muchos hijos, y la segunda quería tener pocos pero muy poderosos. El sabio cumplió sus deseos: Kadru puso mil huevos (de los que nacieron serpientes) y Vinata puso dos huevos (de los que nacieron Aruna —el auriga de Suriá— y Garudá. Por una estúpida apuesta, Vinata se convirtió en esclava de Kadru y el hijo de Vinata Garudá tuvo que cumplir órdenes de las serpientes. Aunque cumple, se irritaba y creó un rencor que nunca renunciaría. Cuando le preguntó a las serpientes lo que tendría que hacer para ser liberado de su cautiverio, le dijeron que tendría que llevar amrita, el elixir de la inmortalidad. Garudá robó el elixir de los dioses y se los trajo a las serpientes, con lo que cumplió con la orden, pero mediante una trampa evitó que lo repartieran y obtuvieran la inmortalidad. Desde ese momento, él las consideró enemigos y comida.3


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