sobre los libros recibidos y los no recibidos
(Decretum Gelasianum)
Relaciones
en la Trinidad
Aquí
comienza el Concilio de Roma, bajo el Papa Dámaso, sobre la explicación
de la fe.
I.
Fue dicho:
1.
En primer lugar, debe tratarse acerca de las siete formas del Espíritu
que permanecen en Cristo:
El
espíritu de la sabiduría: Cristo, el poder y la sabiduría de Dios.
El espíritu del entendimiento: Te daré entendimiento y te instruiré en el camino que deberás seguir.
El espíritu del consejo: Y su nombre es llamado "mensajero de gran consejo".
El espíritu de las virtudes: conforme a lo anterior, el poder de Dios y la sabiduría de Dios.
El espíritu del conocimiento: Por causa de la eminencia del conocimiento del apóstol de Cristo Jesús.
El espíritu de la verdad: Soy el camino, la vida y la verdad.
El espíritu del temor de Dios: El temor de Dios es el principio de la sabiduría.
El espíritu del entendimiento: Te daré entendimiento y te instruiré en el camino que deberás seguir.
El espíritu del consejo: Y su nombre es llamado "mensajero de gran consejo".
El espíritu de las virtudes: conforme a lo anterior, el poder de Dios y la sabiduría de Dios.
El espíritu del conocimiento: Por causa de la eminencia del conocimiento del apóstol de Cristo Jesús.
El espíritu de la verdad: Soy el camino, la vida y la verdad.
El espíritu del temor de Dios: El temor de Dios es el principio de la sabiduría.
2.
Pero la dispensación de Cristo es denominada de formas diferentes:
Dios,
que es espíritu;
el Verbo, que es Dios;
el Hijo, que es el unigénito del Padre;
el Hombre, que nació de la Virgen;
el Sacerdote, que se ofreció a sí mismo como sacrificio;
el Pastor, que es el protector;
[el alimento del] gusano, que resucitó de entre los muertos;
la montaña, que es fuerte;
el camino, que es recto;
el refugio, por el cual se ingresa en la vida;
el cordero, que fue inmolado;
la roca, que es angular;
el maestro, que trae la vida;
el sol, que es el iluminador;
la verdad, que proviene del Padre;
la vida, de la cual es el creador;
el pan, que es apreciado;
el Samaritano, que es protector y misericordioso;
el Cristo, que es el Ungido;
Jesús, que es el Salvador;
Dios, que proviene de Dios;
el mensajero, que fue enviado;
el novio, que es el mediador;
el vino, cuya propia sangre nos redimió;
el león, que es rey;
la piedra, que es el sostén;
la flor, que fue elegida;
el profeta, que reveló el futuro.
el Verbo, que es Dios;
el Hijo, que es el unigénito del Padre;
el Hombre, que nació de la Virgen;
el Sacerdote, que se ofreció a sí mismo como sacrificio;
el Pastor, que es el protector;
[el alimento del] gusano, que resucitó de entre los muertos;
la montaña, que es fuerte;
el camino, que es recto;
el refugio, por el cual se ingresa en la vida;
el cordero, que fue inmolado;
la roca, que es angular;
el maestro, que trae la vida;
el sol, que es el iluminador;
la verdad, que proviene del Padre;
la vida, de la cual es el creador;
el pan, que es apreciado;
el Samaritano, que es protector y misericordioso;
el Cristo, que es el Ungido;
Jesús, que es el Salvador;
Dios, que proviene de Dios;
el mensajero, que fue enviado;
el novio, que es el mediador;
el vino, cuya propia sangre nos redimió;
el león, que es rey;
la piedra, que es el sostén;
la flor, que fue elegida;
el profeta, que reveló el futuro.
3.
En cuanto al Espíritu Santo, no proviene sólo del Padre ni sólo del
Hijo, sino del Padre y del Hijo; por eso está escrito: El que se
deleita en el mundo, el Espíritu del Padre no está en él; y
nuevamente: En cuanto a todo aquel que no tenga el Espíritu de Cristo,
no le pertenece. De este modo se entiende que el Espíritu Santo sea
nombrado como del Padre y del Hijo, siendo que el propio Hijo dijo en el
Evangelio que el Espíritu Santo procede del padre y por mí Él
es aceptado y anunciado a ustedes.
Canon
de la Biblia
II.
También fue dicho:
Ahora
debe tratarse sobre las Divinas Escrituras, las que son aceptadas por la
Iglesia Católica Universal, y las que deben rechazarse.
1.
Comienza el orden del Antiguo Testamento:
Génesis
Éxodo Levítico Números Deuteronomio Jesús Navé (Josué) Jueces Rut Reyes Paralipómenos (Crónicas) 150 Salmos tres libros de Salomón: Proverbios Eclesiastés Cantar de los Cantares igualmente, Sabiduría Eclesiástico |
un
libro
un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro cuatro libros dos libros un libro
un
libro
un libro un libro un libro un libro |
2.
Sigue el orden de los Profetas:
Isaías
Jeremías, considerado un libro con Cinoth, es decir, sus lamentaciones Ezequiel Daniel Oseas Amós Miqueas Joel Abdías Jonás Nahúm Habacuc Sofonías Hageo Zacarías Malaquías |
un
libro
un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro |
3.
Sigue el orden de los (libros) históricos:
Job
Tobías Esdras Ester Judit Macabeos |
un
libro
un libro dos libros un libro un libro dos libros |
4.
Sigue el orden de las Escrituras del Nuevo Testamento, que la Santa
Iglesia Católica Romana acepta y venera:
cuatro
libros de Evangelios:
según Mateo según Marcos según Lucas según Juan igualmente, los Hechos de los Apóstoles las epístolas del Apóstol Pablo, en número de catorce: a los Romanos a los Corintios a los Efesios a los Tesalonicenses a los Gálatas a los Filipenses a los Colosenses a Timoteo a Tito a Filemón a los Hebreos igualmente, el Apocalipsis de Juan igualmente, las epístolas canónicas, en número de siete: del Apóstol Pedro del Apóstol Santiago del Apóstol Juan de otro Juan, presbítero del Apóstol Judas, el Zelote |
un libro un libro un libro un libro un libro
una
epístola
una epístola una epístola dos epístolas una epístola una epístola una epístola dos epístolas una epístola una epístola una epístola un libro
dos
epístolas
una epístola una epístola dos epístolas una epístola |
Aquí
termina el canon del Nuevo Testamento.
Primado
de la Iglesia de Roma
III.
También fue dicho:
Aquí
comienza el Decreto sobre los libros que deben ser recibidos y los que no
deben ser recibidos, que fue escrito por el Papa Gelasio y setenta obispos
sumamente eruditos en la sede apostólica de la ciudad de Roma.
1.
Después de todas estas escrituras proféticas, evangélicas y apostólicas
tratadas anteriormente, sobre las que está fundada la Iglesia Católica
por la gracia de Dios, también consideramos necesario decir que, aunque
la Iglesia Católica Universal difundida por todo el mundo es la única
novia de Cristo, a la Santa Iglesia Romana le fue dado el primer lugar
entre las demás Iglesias, no por decisión de ningún concilio, sino que
por la voz de nuestro Señor y Salvador obtuvo la primacía en el
Evangelio: Tú eres Pedro, dijo, y sobre esta piedra edificaré
mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella, y a ti
te daré las llaves del reino de los cielos, y cuanto atares sobre la
tierra, será atado también en el cielo, y cuanto desatares sobre la
tierra, será desatado también en el cielo.
2.
Se sumó también la presencia del bienaventurado Apóstol Pablo, el
vaso escogido, que no en oposición como dicen los herejes chismosos,
sino al mismo tiempo y en el mismo día, fue coronado con una muerte
gloriosa junto con Pedro en la ciudad de Roma, padeciendo bajo el César
Nerón; y juntos consagraron para Cristo el Señor a la mencionada Santa
Iglesia de Roma y le dieron preferencia con su presencia y triunfos dignos
de veneración ante todas las otras ciudades en el mundo entero.
3.
Por lo tanto, la primera es la sede del Apóstol Pedro, la Iglesia de
Roma, que no tiene mancha, ni arruga, no otros defectos.
Por
otra parte, la segunda sede fue concedida para Alejandría, en el nombre
del bienaventurado Pedro, por Marcos, su discípulo y consagrado
evangelista. Él mismo escribió la Palabra de la Verdad estando en
Egipto, [escuchándola] directamente del Apóstol Pedro, y su vida fue
consumada gloriosamente en martirio.
La
tercera sede fue dada a Antioquía por el bienaventurado y honorable Apóstol
Pedro, quien vivió allí antes de venir a Roma, y donde se oyó por
primera vez el nombre de una nueva raza: Cristianos.
Escritos
que pueden recibirse
IV.
Y aunque ningún otro
fundamenteo puede establecerse, sino aquel que fue establecido, Cristo Jesús,
sin embargo, para edificación, después de los libros del Antiguo y del
Nuevo Testamento enumerados anteriormente de acuerdo al canon, la Santa
Iglesia Romana no prohibe recibir los siguientes escritos:
1.
El Santo Concilio de Nicea, conformado por 318 obispos y presidido por el
emperador Constantino el Grande, en el que fue condenado el hereje Arrio;
el
Santo Concilio de Constantinopla, presidido por el emperador Teodosio el
Viejo, en el que el hereje Macedonio se libró de su merecida condenación;
el
Santo Concilio de Éfeso, en el que Nestorio fue condenado con el
consentimiento del bienaventurado Papa Celestino, presidido por Cirilo de
Alejandría en el asiento del magistrado, y por Arcadio, el obispo enviado
desde Italia.
el
Santo Concilio de Calcedonia, presidido por el emperador Marciano, y por
Anatolio, obispo de Constantinopla, en el que las herejías Nestoriana y
Eutiquiana, juntamente con Dióscoro y sus simpatizantes, fueron
condenados.
2.
Pero si también hay concilios apoyados hasta ahora por los Santos Padres,
de menor autoridad que estos cuatro, decretamos que éstos deben ser
matenidos y recibidos. A continuación añadimos las obras de los Santos
Padres que son recibidos en la Iglesia Católica:
igualmente,
las obras del bienaventurado Cecilio Cipriano, mártir y obispo de
Cartago;
igualmente, las obras del bienaventurado obispo Gregorio Nazianceno;
igualmente, las obras del bienaventurado Basilio, obispo de Capadocia;
igualmente, las obras del bienaventurado Juan, obispo de Constantinopla;
igualmente, las obras del bienaventurado Teófilo, obispo de Alejandría;
igualmente, las obras del bienaventurado Cirilo, obispo de Alejandría;
igualmente, las obras del bienaventurado obispo Hilario Pictaviense;
igualmente, las obras del bienaventurado Ambrosio, obispo de Milán;
igualmente, las obras del bienaventurado Agustín, obispo de Hipona;
igualmente, las obras del bienaventurado sacerdote Jerónimo;
igualmente, las obras del bienaventurado Próspero, un hombre sumamente religioso;
igualmente, las obras del bienaventurado obispo Gregorio Nazianceno;
igualmente, las obras del bienaventurado Basilio, obispo de Capadocia;
igualmente, las obras del bienaventurado Juan, obispo de Constantinopla;
igualmente, las obras del bienaventurado Teófilo, obispo de Alejandría;
igualmente, las obras del bienaventurado Cirilo, obispo de Alejandría;
igualmente, las obras del bienaventurado obispo Hilario Pictaviense;
igualmente, las obras del bienaventurado Ambrosio, obispo de Milán;
igualmente, las obras del bienaventurado Agustín, obispo de Hipona;
igualmente, las obras del bienaventurado sacerdote Jerónimo;
igualmente, las obras del bienaventurado Próspero, un hombre sumamente religioso;
3.
igualmente, la epístola del bienaventurado Papa León destinada a
Flaviano, obispo de Constantinopla; pero si alguna parte de su texto fuera
disputada, no siendo aquella que fue recibida por todos desde la antigüedad,
sea anatema;
igualmente,
las obras y todos los tratados de los padres ortodoxos, que no se
desviaron en nada de la [enseñanza] común de la Santa Iglesia Romana, y
que nunca se separaron de la fe y adoración, manteniéndose en comunión
por la gracia de Dios hasta el último día de sus vidas, decretamos que
sean leídos;
igualmente,
los decretos y epístolas oficiales que los bienaventudados papas enviaron
desde Roma, por consideración a varios padres y en diversas épocas,
deben ser mantenidas con reverencia;
4.
igualmente, las actas de los Santos Mártires, que recibieron la gloria
por sus múltiples torturas y sus maravillos triunfos de persistencia. ¿Qué
católico duda que la mayoría de ellos debieron soportar en agonías con
todas sus fuerzas, y resistieron por la gracia de Dios y la ayuda de los
demás? Pero, de acuerdo a una costumbre antigua, por precaución no se
leen en la Santa Iglesia Romana, porque los nombres de quienes las
escribieron no son conocidos con propiedad y no es posible separarlos de
los no creyentes e idiotas; o porque lo que declaran es de orden inferior
a los eventos ocurridos; por ejemplo, las actas de Quiricio y Julita, así
como las de Jorge, y los sufrimientos de otros como éstos, que parecen
haber sido compuestas por herejes. Por esta razón, tal como se dijo, para
no dar pretexto a la burla casual, no son leídas en la Santa Iglesia
Romana. Sin embargo, veneramos junto con la mencionada Iglesia a todos los
mártires y sus gloriosos sufrimientos, que son más conocidos por Dios
que por los hombres, con toda devoción;
igualmente,
las vidas de los padres Pablo, Antonio e Hilarión, así como todos los
eremitas, que son descritas por el bienaventurado hombre Jerónimo, las
recibimos con honor;
igualmente,
las actas del bienaventurado Silvestre, obispo del sillón apostólico,
que son permitidas aunque se desconozca su autor, ya que sabemos que son
leídas por muchos católicos incluso de la ciudad de Roma, y también por
el uso antiguo de las generaciones, que es imitado por la iglesia;
igualmente,
los escritos sobre el hallazgo de la cruz, y otras novelas sobre el
hallazgo de la cabeza de Juan el Bautista, que son romances y algunos de
ellos son leídos por católicos; pero cuando éstos llegen a las manos de
católicos, debe considerarse primero lo que dijo el Apóstol Pablo: Examinad
todas las cosas, reteniendo lo que sea bueno;
igualmente,
Rufino, un hombre sumamente religioso, que escribió varios libros sobre
las obras eclesiásticas y algunas interpretaciones de las escrituras; con
todo, desde que el venerable Jerónimo demostró que hizo uso de ciertas
libertades arbitrarias en algunos de esos libros, consideramos como
aceptables a aquellos que el bienaventurado Jerónimo, anteriormente
citado, consideraba como aceptables; y no sólo los de Rufino, sino también
aquellos de cualquiera que sea recordado por su celo por Dios y criticado
por la fe en la religión;
igualmente,
algunas obras de Orígenes, que el bienaventurado hombre Jerónimo no
rechazó, las recibimos para ser leídas, pero decimos que lo restante de
su autoría debe rechazarse;
igualmente,
la Crónica de Eusebio de Cesarea y los libros de su Historia
Eclesiástica, que aunque haya muchas cosas dudosas en el primer libro
de su narración y luego haya escrito un libro alabando y disculpando al
cismático Orígenes, sin embargo, considerando que en su narración hay
cosas destacables y útiles para la instrucción, no diremos a nadie que
deban rechazarse;
igualmente,
alabamos a Osorio, un hombre sumamente erudito, que nos escribió una
historia muy necesaria contra las calumnias de los paganos y de una
brevedad maravillosa;
igualmente,
la obra pascual del venerable hombre Sedulio, que fue escrita con versos
heroicos y merece una alabanza significativa;
igualmente,
la increíble y laboriosa obra de Juvencio, que no desdeñamos, sino que
nos asombramos por ella.
Lista
de apócrifos
V.
Los demás escritos que fueron
compilados o reconocidos por los herejes o cismáticos, la Iglesia Católica
Apostólica Romana no recibe de ninguna manera; de éstos consideramos
correcto citar a continuación algunos que han pasado de generación en
generación y que son rechazados por los católicos:
Igualmente,
lista de libros apócrifos:
en
primer lugar, el Concilio de Sirmio, convocado por el César Constancio,
hijo de Constantino, y presidido por el Prefecto Tauro, que fue y será
siempre condenado;
el
Itinerario en el nombre del Apóstol Pedro, que es llamado libro
nueve de San Clemente
|
apócrifo
|
los
Hechos en el nombre del Apóstol Andrés
los Hechos en el nombre del Apóstol Tomás los Hechos en el nombre del Apóstol Pedro los Hechos en el nombre del Apóstol Felipe el Evangelio en el nombre de Matías el Evangelio en el nombre de Bernabé el Evangelio en el nombre de Santiago el menor el Evangelio en el nombre del Apóstol Pedro el Evangelio en el nombre de Tomás, usado por los maniqueos los Evangelios en el nombre de Bartolomé los Evangelios en el nombre de Andrés los Evangelios falsificados por Luciano los Evangelios falsificados por Hesiquio el libro sobre la infancia del Salvador el libro sobre la natividad del Salvador y María, o La Partera el libro que es llamado El Pastor todos los libros que hizo Leucio, discípulo del diablo el libro que es llamado La Fundación el libro que es llamado El Tesoro el libro de las hijas de Adán Leptogeneseos (Libro de los Jubileos) el Centón sobre Cristo, puesto en versos de Virgilio el libro que es llamado Hechos de Tecla y Pablo el libro que es llamado de Nepote el libro de Proverbios, escrito por herejes y pre-asignado con el nombre de San Sixto las Revelaciones que son llamadas de Pablo las Revelaciones que son llamadas de Tomás las Revelaciones que son llamada de Esteban el libro que es llamado Asunción de Santa María el libro que es llamado Penitencia de Adán |
apócrifos
apócrifos apócrifos apócrifos apócrifo apócrifo apócrifo apócrifo apócrifo apócrifos apócrifos apócrifos apócrifos apócrifo apócrifo apócrifo apócrifos apócrifo apócrifo apócrifo apócrifo apócrifo apócrifo apócrifo apócrifas apócrifas apócrifas apócrifo apócrifo |
el
libro sobre Gog, el gigante que luchó contra el dragón después
del diluvio, según afirman los herejes
|
apócrifo
|
el
libro que es llamado Testamento de Job
el libro que es llamado Penitencia de Orígenes el libro que es llamado Penitencia de San Cipriano el libro que es llamado Penitencia de Jamne y Mambre el libro que es llamado Suerte de los Apóstoles el libro que es llamado Alabanza de los Apóstoles el libro que es llamado Cánones de los Apóstoles |
apócrifo
apócrifo apócrifo apócrifo apócrifo apócrifo apócrifo |
el
libro El Fisiólogo, escrito por herejes y pre-asignado con
el nombre del bienaventurado Ambrosio
|
apócrifo
|
las
Historias de Eusebio Pánfilo
las obras de Tertuliano las obras de Lactancio, también conocido como Firmiano las obras de Africano las obras de Postumiano y Gallo las obras de Montano, Priscila y Maximila las obras de Fausto, el maniqueo las obras de Comodiano las obras del otro Clemente, de Alejandría las obras de Tascio Cipriano las obras de Arnobio las obras de Ticonio las obras de Casiano, sacerdote de Galia las obras de Victorino de Petabio las obras de Fausto, regente de Galia las obras de Frumencio el ciego la Epístola de Jesús a Abgaro la Epístola de Abgaro a Jesús la Pasión de Quiricio y Julita la Pasión de Jorge los escritos que son llamados Interdicto de Salomón |
apócrifas
apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifa apócrifas apócrifa apócrifa apócrifos |
todas
las Filacterías que fueron compuestas, no en el nombre de los ángeles
como pretenden algunos, sino en el nombre de los mayores demonios
|
apócrifas
|
Éstos
y otros escritos similares, como los de Simón el Mago, Nicolás, Cerinto,
Marción, Basílides, Ebion, Pablo de Samosata, Fotino y Bonoso que
adolecieron de errores similares, también Montano con sus seguidores
obscenos, Apolinaro, Valentino el maniqueo, Fausto Africano, Sabelio,
Arrio, Macedonio, Eunomio, Novato, Sabacio, Calisto, Donato, Eustacio,
Joviano, Pelagio, Juliano de Eclana, Celestio, Maximiano, Prisciliano de
España, Nestorio de Constantinopla, Máximo Cínico, Lampecio, Dióscoro,
Eutiques, Pedro y el otro Pedro, uno que desgració a Alejandría y el
otro a Antioquía, Acacio de Constantinopla y sus partidarios, y todos los
discípulos de la herejía y de los herejes y los cismáticos, cuyos
nombres apenas fueron preservados, que enseñaron o escribieron, y no sólo
son repudiados por toda la Iglesia Católica Apostólica Romana, sino que
deben ser eliminados los autores y sus seguidores, y condenados con con el
indisoluble vínculo del anatema eterno.
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