sábado, 22 de marzo de 2014

EL EVANGELIO DE TACIANO 3


(Diatessaron) Parte 3

Jesús cura a un ausente
LV 1. Y después de esto vino a Caná de Galilea.
2. Y era allí donde había convertido el agua en vino.
3. Y estaba allí un régulo, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaum.
4. Y oyó que Jesús había venido de Judea a Galilea.
5. Y fue a él, y le rogó que bajase y sanase a su hijo, porque estaba en la agonía.
6. Y dijo Jesús: Si no veis signos y prodigios, no creéis.
7. Y el régulo le dijo: Señor, ven antes que mi hijo muera.
8. Y Jesús le dijo: Vete.
9. Porque tu hijo vive.
10. Y el hombre creyó en la palabra de Jesús, y se fue.
11. Y cuando llegaba, sus siervos llegaron a él, y le dijeron: Tu hijo vive.
12. Y él preguntó a qué hora se puso mejor.
13. Y le dijeron: Ayer, a la hora séptima, remitió la fiebre.
14. Y el padre comprobó que era aquella la hora en que Jesús le dijo: Tu hijo vive.
15. Y creyó él y todos los de su casa.
Jesús convive con Leví y es criticado por los escribas y los fariseos
LVI 1. Y vino Jesús y convivió con Leví en su casa.
2. Y estando sentado a su mesa, vinieron muchos publicanos y pecadores.
3. Y comían y bebían con Jesús y con sus discípulos.
4. Porque eran muchos los que lo seguían.
5. Y viendo los escribas y fariseos que comía y bebía con pecadores y publicanos, dijeron a sus discípulos:
6. ¿Cómo es que vuestro maestro bebe y come con pecadores y con publicanos?
7. Y Jesús oyó, y dijo: No necesitan médico los sanos, sino los enfermos.
8. Misericordia quiero y no sacrificio.
9. Porque no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.
10. Y ellos le dijeron: Los discípulos ayunaban y hacían oblaciones, como los fariseos.
11. ¿Cómo es que tus discípulos no ayunan?
12. Y dijo Jesús: ¿Pueden los convidados a una boda, cuando el esposo está con ellos, ayunar?
13. No pueden ayunar mientras el esposo está con ellos.
14. Mas ya vendrán días en que no esté el esposo, y ayunarán.
15. Y les hizo esta otra comparación:
16. Nadie remienda ropa vieja con paño nuevo.
17. Porque el remiendo tiraría de lo viejo y sería mayor la rotura.
18. Nadie pone vino nuevo en odres viejos.
19. Porque el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden.
20. Mas el vino nuevo en odres nuevos ha de guardarse.
Los fariseos piden a Cristo un signo de su poder
LVII 1. Y los escribas y fariseos le contestaron diciendo:
2. Maestro, queremos ver un signo tuyo.
3. Y él respondió, y les dijo: Mala y adulterina es la generación que pide señal.
4. Mas no le será dado otro signo, sino el del profeta Jonás.
5. Porque así como Jonás estuvo en el vientre de la ballena tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra.
6. Y los hombres de Nínive se levantarán en el día del juicio, y condenarán a esta generación.
7. Porque ellos se arrepintieron cuando les predicó Jonás.
8. Y he aquí a quien es más que Jonás.
9. La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condenará a esta generación.
10. Porque vino del confín de la tierra para oír la sabiduría de Salomón.
11. Y aquí hay quien es más que Salomón.
12. Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por sitios secos, buscando reposo, y no lo halla.
13. Y dice: Me volveré a mi casa, de la que salí.
14. Y vuelve, y la halla vacante, barrida y adornada.
15. Y entonces toma otros siete espíritus aún peores, y entran, y habitan allí.
16. Y las cosas últimas del hombre son peores que las primeras, y así ha de ocurrir a esta generación perversa.
Una mujer ataba, entre la muchedumbre, el vientre que llevó a Jesús
LVIII 1. Y cuando esto hubo sido dicho, una mujer dio voces entre la gente.
2. Y decía: Bendito sea el vientre que te llevó, y los pechos en que mamaste.
3. Y él contestó: Benditos más bien los que oyen la palabra de Dios, y la cumplen.
Anuncian a Jesús que su madre y sus hermanos lo quieren ver
LIX 1. Y cuando estaba hablando a las gentes, su madre y sus hermanos estaban fuera, y le querían hablar.
2. Y uno le dijo: Ahí están tu madre y tus hermanos, y quieren verte.
3. Y él contestó: ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?
4. Y extendiendo la mano hacia sus discípulos, dijo: Éstos son mi madre y mis hermanos.
5. Porque todo el que hiciese la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, y mi hermano, y mi hermana, y
mi madre.
Jesús cura a una mujer de un flujo de sangre y resucita a la hija de Jairo, príncipe de la Sinagoga
LX 1. Y, cuando hubo hablado así, vino un príncipe de la sinagoga, que se llamaba Saivo.
2. Y lo adoró, y le dijo: Mi hija va a morir.
3. Ven y pon las manos sobre ella, y sanará.
4. Y Jesús salió con él y con sus discípulos.
5. Y he aquí que vino una mujer que padecía un flujo de sangre hacía doce años.
6. Y había ido a muchos médicos, y ninguno la podía curar.
7. Sino que había gastado cuanto tenía y cada vez estaba peor.
8. Y llegó por detrás de Jesús y tocó su vestido.
9. Porque decía: Con sólo tocar su vestido seré sanada.
10. Y el flujo de sangre se secó y sintió en su cuerpo que estaba libre de aquella plaga.
11. Y Jesús sintió la virtud que había salido de él.
12. Y dijo: ¿Quién me ha tocado?
13. Y todos lo negaron, y Pedro dijo: Maestro, la turba te oprime, y tú preguntas: ¿Quién me ha tocado?
14. Y Jesús contestó: Alguien me ha tocado.
15. Porque he sentido salir fuerza de mi.
16. Y miraba alrededor para ver quién había sido.
17. Y entonces la mujer, temiendo, se puso a sus pies, y dijo lo que había hecho, y que había sido sanada.
18. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda sana de tu dolencia.
19. Aún estaba hablando, cuando vinieron al príncipe de la sinagoga y le dijeron: Tu hija ha muerto ya; no molestes más al maestro.
20. Y Jesús, oyendo esto, dijo al príncipe de la sinagoga: No temas.
21. Sino cree, y será salvada.
22. Y no permitió que fuesen con él más que Pedro, y Jacobo, y Juan, hermano de Jacobo.
23. Y llegó a casa del príncipe de la sinagoga, y vio allí que estaban llorando y gimiendo.
24. Y entrando les dijo: ¿Por qué lloráis?
25. La muchacha no ha muerto, sino duerme.
26. Y ellos se reían, diciendo que sí estaba muerta.
27. Y él hizo salir a todos, y sólo dejó al padre y a la madre de la muchacha, y a los que estaban con él.
28. Y entró donde estaba la muchacha, y dijo: Talitha, cuni, que quiere decir: Muchacha, levántate.
29. Y la muchacha resucitó y anduvo. Y tenía doce años.
30. Y todos sintieron el más grande asombro; mas él les encargó que nadie lo supiese. Y pidió de comer.
Jesús cura a dos ciegos
LXI 1. Y dos ciegos llegáronse a Jesús, y clamaban, diciendo:
2. Señor misericordioso, hijo de David.
3. Y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo haceros ver?
4. Y ellos dijeron: Creemos, Señor.
5. Y él los tocó, diciendo: Hágase lo que creéis.
6. Y sus ojos fueron abiertos.
7. Y Jesús les dijo: Ved de no decir esto.
8. Mas ellos lo publicaron por todas partes.
9. Y le presentaron a un mudo, que estaba poseído de un demonio.
10. Y arrojó al demonio que estaba alojado en el mudo.
11. Y la gente se admiró, y decía: Nunca se vio esto en Israel.
12. Sin duda que éste es hijo de David.
Los fariseos acusan a Jesús de estar poseído del diablo
LXII 1. Mas los fariseos decían: Por Belcebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios.
2. Mas él los entendió, y les dijo: Si algún reino está dividido, no puede subsistir.
3. Y si Satanás se dividiese contra sí mismo, no podría subsistir.
4. Nadie puede saquear al valiente entrando en su casa, a no ser que antes ate al valiente y entonces entre en su casa.
5. Quien no está conmigo está contra mi.
6. Y yo os digo que todos los pecados y blasfemias les serán perdonados a los hombres.
7. Mas no las blasfemias contra el Espíritu Santo.
8. Y será perdonado quien blasfeme contra el Hijo del hombre.
9. Mas quien blasfeme contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro.
10. O haced bueno el árbol y buenos los frutos, o haced malo el árbol y malos los frutos.
11. Porque por los frutos conoceréis el árbol.
12. Generación de víboras, ¿cómo podéis hablar bien, si sois malos?
13. Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
14. El hombre bueno aprovecha bien el buen tesoro.
15. Mas el hombre malo usa mal el mal tesoro.
16. Porque os digo en verdad que de toda palabra inútil que hablen los hombres les será exigida cuenta en el día del juicio.
17. Y tus palabras te justificarán o tus palabras te condenarán.
                                       
Marta recibe a Jesús en su casa
LVIII 1. Y entró en una aldea, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa.
2. Y tenía una hermana llamada María.
3. Y María se sentaba a los pies de Jesús, y oía su palabra.
4. Y Marta, mientras tanto, se ocupaba en muchas faenas.
5. Y vino y dijo: Señor, ¿no ves cómo mi hermana me deja servir sola? Dile, pues, que me ayude.
6. Y dijo el Señor: Marta, muy ocupada estás, y con tus muchos quehaceres estás turbada.
7. Mas una cosa sola es necesaria, y María eligió la parte que no le será quitada.
Juan, desde la cárcel, envía emisarios a Jesús
LXIV 1. Y Juan, estando en la cárcel, oyó los milagros que hacía Jesús.
2. Y le envió dos de sus discípulos, diciendo: ¿Eres tú el que había de venir?
3. ¿O hemos de esperar a otro?
4. Porque curaba muchos enfermos, y daba vista a los ciegos, y expulsaba espíritus malos.
5. Y él contestando les dijo: Decid a Juan lo que veis y oís.
6. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpios, los sordos oyen.
7. Y los muertos son resucitados, y les es anunciado a los pobres el Evangelio.
8. Y bienaventurado es el que no se escandaliza de mí.
9. Y cuando se fueron, Jesús empezó a hablar de Juan a las gentes:
10. ¿Qué fuisteis a ver al desierto? ¿Una caña que el viento agita?
11. ¿Qué fuisteis a ver? ¿Un hombre lujosamente vestido?
12. Mas los que llevan vestidos preciosos están en casa de los reyes.
13. ¿Qué salisteis a ver? ¿Un profeta?
14. Pues yo os digo que más que un profeta.
15. Porque de éste es de quien está escrito: Yo envío ante ti mi mensajero, que preparará tu camino.
16. En verdad os digo que entre los nacidos de mujer no hubo otro mayor que Juan el Bautista.
17. Mas el que es el menor en el reino de los cielos, es mayor que él.
18. Desde el tiempo de Juan el Bautista hasta ahora, al reino de los cielos se hace fuerza, y los violentos lo arrebatan.
19. Porque todos los profetas, y la Ley, hasta Juan, profetizaron.
20. Si queréis recibir, éste es Elías, el que había de venir.
21. Y quien tenga oídos que oiga.
22. Mas, ¿a qué compararé esta generación?
23. Semejantes son a niños que se sientan en las plazas.
24. Y gritan a sus compañeros: Os tocamos la flauta, y no danzasteis. Os plañimos, y no os lamentasteis.
25. Vino Juan, que no comía ni bebía, y dijeron: Tiene demonio.
26. Mas vino el Hijo del hombre que come y bebe.
27. Y dicen: He aquí un hombre glotón y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores.
28. Mas la sabiduría está justificada por sus hijos.
Jesús increpa a las ciudades en que había hecho milagros
LXV 1. Y entonces empezó a reprender a las ciudades en que había hecho milagros.
2. Porque no se había arrepentido. Y decía:
3. ¡Ay de ti, Chorazaim! ¡Ay de ti, Bethsaida!
4. Porque si en Tiro y Sidón se hubieran hecho los prodigios que se han hecho en vosotras, cilicios y ceniza hubieran hecho penitencia.
5. Os digo en verdad que Tiro y Sidón serán más perdonadas, en el día del juicio, quevosotras.
6. Y tú, Cafarnaum, que hasta el cielo fuiste exaltada, ¿hasta qué infierno serás descendida?
7. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, hubiera permanecido hasta ahora.
8. Digo, en verdad, que la tierra de los sodomitas será más perdonada, en el día del juicio, que tú.
Jesús elige otros setenta y dos discípulos
LXVII 1. Y el Señor eligió otros setenta y dos discípulos.
2. Y los enviaba delante de sí, de dos en dos, a toda ciudad o lugar a que había de ir.
3. Y les decía: Quien os oye me oye. Quien os recibe me recibe.
4. Y aquel que os rechaza me rechaza.
5. Y volvieron con júbilo, diciendo: Señor, hemos expulsado demonios en nombre tuyo.
6. Y él les dijo: Yo veía a Satán como un rayo cayendo del cielo.
7. Yo os doy potestad de pisar las serpientes y los escorpiones.
8. Y sobre todas las fuerzas del enemigo, sin que nada os dañe.
9. No os gocéis con que los espíritus os estén sometidos.
10. Antes regocijaos de que vuestro nombre esté escrito en el reino de los cielos.
11. Y en esta hora se exaltó el Espíritu Santo. Y dijo:
12. Yo te alabo, Padre y Señor del cielo y de la tierra.
13. Porque escondiste estas cosas a los sabios y prudentes y las has revelado a los ignorantes.
14. Porque así, Padre, te plugo.
15. Todo me es entregado de mi Padre.
16. Y nadie sabe quién es el Hijo, más que el Padre.
17. Ni quién es el Padre, más que el Hijo.
18. Y aquel a quien el Hijo se lo quisiese revelar.
19. Y se volvió a sus discípulos y les dijo:
20. Venid a mí todos los que trabajáis y yo os aliviará.
21. Tomad mi yugo sobre vuestras almas con corazón humilde.
22. Porque mi yugo es leve.
23. Y quien venga a mí, y no haya dejado a sus padres y a sus hijos y a sus hermanos, no puede ser mi discípulo.
24. Porque quien no cargue con su cruz y me siga no puede ser mi discípulo.
25. Y el que no renuncie a cuanto posee no puede ser mi discípulo.
                                      
Los fariseos reprenden a los discípulos de Jesús
LXVIII 1. Y un sábado, pasando Jesús por un campo sembrado, sus discípulos arrancaban espigas y las comían, frotándolas con las manos.
2. Y algunos fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito en sábado?
3. Y Jesús les contestó: ¿No habéis leído lo que hizo David cuando él y los que lo acompañaban tuvieron hambre?
4. Porque entró en la casa de Dios y tomó los panes de la proposición.
5. Y él y los que lo acompañaban comieron lo que sólo era lícito comer a los sacerdotes.
6. Y les dijo: El Hijo del hombre es Señor del sábado.
7. ¿No habéis leído en la Ley que los sábados en el templo los sacerdotes profanan el sábado y no tienen delito?
8. Pues yo os digo que algo mayor que el templo está aquí.
9. El sábado se ha hecho para el hombre y no el hombre para el sábado.
Jesús cura en sábado, en la Sinagoga, a un hombre que tenía una mano seca
LXIX 1. Y otro sábado entró en la sinagoga y enseñaba.
2. Y había allí un hombre que tenía seca la mano derecha.
3. Y los escribas y fariseos miraban a Jesús.
4. Por ver si curaba en sábado y poder acusarlo.
5. Mas Jesús conoció lo que maquinaban y dijo al hombre que tenía la mano seca:
6. Levántate y sal aquí en medio. Y él lo hizo.
7. Y Jesús dijo: Yo os pregunto: ¿Es lícito en sábado hacer el bien o hacer el mal?
8. ¿Salvar una vida o perderla?
9. Y miró a todos y dijo al hombre: Extiende tu mano.
10. Y él la extendió y su mano quedó curada.
11. Y Jesús dijo a los fariseos: ¿Qué hombre de vosotros, que tenga una oveja, y en sábado le cayera en un pozo, no la sacará? ¿No es mejor un hombre que una oveja?
12. Lícito es, en sábado, hacer el bien.
13. Y ellos tuvieron gran ira, y dialogaban sobre lo que podrían hacer con Jesús.
14. Y Jesús lo sabía y se apartó de allí.
15. Y lo seguían muchos y los curaba.
16. Y les decía que no lo relatasen.
17. Para que se cumpliese lo que profetizó Isaías, cuando dijo:
18. He aquí mi siervo predilecto, el que he escogido, para que en él se recree mi espíritu.
19. Él anunciará el juicio a los gentiles.
20. Mas no discutirá, ni clamará, ni se oirá por las calles su voz.
21. La caña cascada no quebrará y el pabilo humeante no apagará.
22. Hasta que no salga con victoria del juicio.
23. Y en su nombre tendrán esperanza las gentes.
                                         
Jesús sube al monte a hacer oración
LXX 1. Y cuando Jesús hubo dicho esto, fue a orar al monte.
2. Y toda la noche estuvo elevando oraciones a Dios.
3. Y cuando lo hubo efectuado, llamó a sus discípulos.
4. Y saliendo de casa, fueron junto al mar.
5. Y había congregadas muchas gentes. Y Jesús entró en una barca, y les habló en parábola, diciendo:
Parábola del sembrador
LXXI 1. He aquí que el sembrador salió a sembrar.
2. Y parte de la simiente cayó en el sendero y fue pisada.
3. Y las aves del cielo vinieron y la devoraron.
4. Y otra parte cayó en sitios pedregosos, donde había poca tierra.
5. Y ésta brotó en seguida, por la poca profundidad que tenía de tierra.
6. Más salió el sol y se agosté, porque no tenía raíz.
7. Y otra parte cayó entre espinos y los espinos la ahogaron:
8. Mas otra parte cayó en buena tierra.
9. Y dio fruto, al ciento por uno, y al sesenta por uno, y al treinta por uno.
10. Y clamó diciendo: Quien tenga oídos, que oiga.
Parábola del trigo y la cizaña
LXXII 1. Y les propuso otra parábola, diciéndoles:
2. El reino de los cielos es semejante al hombre que sembró buena simiente en su campo.
3. Mas cuando dormían los hombres, vino su enemigo
4. Y sembró cizaña entre el trigo y se fue.
5. Y cuando creció la hierba y fructificó, surgió también la cizaña.
6. Y los siervos del padre de la familia llegaron y dijeron: Señor, ¿no sembraste buena simiente? ¿Cómo es, pues, que tiene cizaña?
7. Y él les dijo: Un hombre enemigo nuestro ha hecho esto.
8. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la quitemos?
9. Y él les dijo: No, no sea que arrancando la cizafla arranquéis también el trigo.
10. Mas dejadlo crecer todo y, cuando llegue la siega, yo diré a los segadores:
11. Recoged primero la cizaña y atadla en manojos, para quemar.
12. Y recoged el trigo en el granero.
                                               
Parábola del grano de mostaza
LXXIII 1. Y les propuso otra parábola, diciéndoles: El reino de los cielos es como un grano de mostaza, que un hombre sembró en su huerto.
2. Y es el más pequeño entre todos los granos de simiente.
3. Mas cuando crece, se hace tan grande, que los pájaros del cielo vienen y anidan en sus ramas.
Parábola de la levadura
LXXIV 1. Y aún les dijo otra parábola: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo quedó fermentado.
2. Y Jesús habló así por parábolas a las gentes.
3. Y no les hablaba sin parábolas.
4. Para que se cumpliese lo que vaticinó el profeta, que dijo: Abriré mi boca con parábolas, y diré cosas escondidas desde la fundación del mundo.
5. Y los discípulos llegaron y le dijeron: ¿Qué nos has querido decir en parábolas?
6. Y él les respondió: El misterio del reino de los cielos os es dado a vosotros, pero no a los demás.
7. Y a ellos les hablo en parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no oigan, ni entiendan.
8. Para que se cumpla la profecía de Isaías: Oyendo no oísteis y viendo no visteis.
9. Dichosos vuestros ojos que ven, y vuestos oídos que oyen.
10. Porque de cierto os digo que muchos profetas y justos, pudiendo ver, no vieron, y pudiendo oír, no oyeron.
Explicación de la parábola del sembrador
LXXV 1. Habéis oído la parábola del sembrador.
2. El que oye y no ve es el de junto al camino.
3. Y el diablo viene y quita lo que fue sembrado en su corazon.
4. Y el que oyó con gozo es la simiente que cayó en un pedregal.
5. Y como no tenía raíces, cedió a las tribulaciones y persecuciones.
6. Y la que cayó entre espinas son los que oyeron, mas son solicitados de los cuidados del siglo y fue en ellos sofocada la palabra.
7. Mas la que cayó en buena tierra es la que oyó y entendió la palabra, y perseveré, y obtuvo ciento por uno, y sesenta por uno, y treinta por uno.
Explicación de la parábola del trigo y la cizaña
LXXVI 1. Porque el reino de Dios es así:
2. Si se siembra bien, y se vigila constantemente, primero germina el grano.
3. Y crece la hierba, y luego la espiga, y al fin ésta se llena de fruto.
4. Y, despedidas las gentes, Jesús vino a casa.
5. Y sus discípulos le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.
6. Y él les contestó: Quien siembra la buena simiente es el Hijo del hombre.
7. Y el campo es el mundo y la buena simiente son los hijos del reino de los cielos.
8. Y la cizaña son los hijos del malo y el que la sembró es el diablo.
9. Y la siega es el fin del mundo, y los segadores, los ángeles.
10. Y el Hijo del hombre enviará sus ángeles, y tomarán de su reino todos los escándalos.
11. Y los pondrán en el camino ardiente y allí será el crujir de dientes y el lloro.
12. Y los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre.
13. El que tenga oídos para oír que oiga.
Parábola del tesoro escondido, de las perlas y de la red
LXXVII 1. El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo.
2. Y cuando un hombre lo halla, vende todo lo que tiene y compra aquel campo.
3. Y es semejante al mercader que busca buenas perlas.
4. Y hallando una perla preciosa, vendió cuanto tenía y la compró.
5. Y es igualmente el reino de los cielos como la red que, lanzada al mar, recoge toda clase de pescados.
6. Y cuando está llena, la saca, y se eligen los peces buenos, y se echan fuera los malos.
7. Y esto pasará en la consumación de los siglos.
8. Porque vendrán los ángeles y apartarán a los malos de los justos.
9. Y los pondrán en el lugar del fuego y allí será el llanto y el rechinar de dientes.
10. Y les preguntó: ¿Entendéis? Y ellos dijeron: Entendemos.
11. Y él les dijo: Por eso es que todo escriba docto en el reino de los cielos, es como un padre de familia que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
12. Y cuando Jesús hubo dicho estas parábolas, se fue de allí.
Jesús enseña en la Sinagoga y los judíos se indignan contra él
LXXVIII 1. Y vino a su país y enseñaba en la sinagoga.
2. Y decían: ¿Dónde adquirió esta sapiencia y los prodigios que obra?
3. ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María?
4. ¿Y no es su padre José, y sus hermanos Jacobo, y José, y Simón, y Judas?
5. Y ¿no están sus hermanos con nosotros? ¿De dónde ha sacado todo esto?
6. Y se escandalizaban de él.
7. Y él les dijo: Sin duda que me diréis: Médico, cúrate a ti mismo.
8. Haz aquí, en tu tierra, alguna de las cosas que hemos oído que has hecho en Cafarnaum.
9. Mas os digo en verdad que nadie es profeta en su patria, ni en su casa.
10. Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.
11. Y les dijo: Os digo en verdad que muchas viudas había en Israel en los días de Elías.
12. Cuando el cielo fue cerrado por espacio de tres años y medio, y hubo gran hambre en toda la tierra.
13. Mas a ninguna fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta de Sidón.
14. Y muchos leprosos había en Israel en tiempo de Eliseo.
15. Y ninguno fue limpio, sino el sirio Naaman.
16. Y cuantos estaban en la sinagoga se llenaron de ira.
17. Y se levantaron y lo sacaron de la ciudad.
18. Y lo llevaron a la cumbre del monte en que está edificada la ciudad, porque querían despeñarlo.
19. Mas él pasó por entre ellos y se fue.
Herodes hace degollar a Juan
LXXIX 1. Y en aquel tiempo el tetrarca Herodes hizo encarcelar a Juan.
2. A causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe, que él tenía consigo.
3. Porque Juan había dicho a Herodes: No te es lícito tenerla.
4. Y Herodes quería matar a Juan.
5. Mas no podía, porque temía al pueblo, que consideraba profeta a Juan.
6. Y así Herodes, queriendo matarlo, temía, y lo sabía varón justo y santo, y lo oía con agrado.
7. Mas celebrándose el natalicio de Herodes, estaban con él los príncipes y tribunos, y otros notables de Galilea.
8. Y entró la hija de Herodías, y danzó, y agradó a todos.
9. Y dijo Herodes a la muchacha: Pídeme lo que quieras y te lo daré.
10. Y aun le juró: Porque te daré lo que me pidas, hasta medio reino mío.
11. Y ella salió y dijo a su madre: ¿Qué pedirá?
12. Y ella dijo: La cabeza de Juan Bautista.
13. Y la muchacha entró y dijo: Quiero que me des en un plato la cabeza de Juan Bautista.
14. Y el rey se contristó por el juramento y por los que estaban en la mesa.
15. Mas hizo degollar a Juan en la cárcel, y trajeron la cabeza en un plato, y la dieron a la muchacha, y ella la llevó a su madre.
16. Y sabiéndolo sus discípulos, recogieron su cuerpo y lo pusieron en un sepulcro.
17. Y fueron a decírselo a Jesús.
18. Y Herodes oyó la fama de Jesús.
19. Porque unos decían que era Juan el Bautista, y por eso obraba milagros.
20. Y otros que era Elías, o alguno de los profetas antiguos, que había resucitado.
21. Y Herodes dijo: A Juan Bautista lo degollé yo. ¿Quién será éste que hace tales cosas? Y quería verlo.
22. Y Jesús, cuando lo oyó, embarcó en una lancha, y se fue a un sitio desierto.
23. Y muchas gentes fueron allí e iban a pie desde las ciudades.
24. Y Jesús tenía misericordia y curaba a los que estaban enfermos.
                                         
Jesús obra el milagro de la multiplicación de los panes y de los peces
LXXX 1. Y cuando llegó la tarde, los discípulos llegaron y le dijeron:
2. Despide a las gentes, para que vayan a comer a las aldeas cercanas, porque aquí estamos en un lugar desierto.
3. Y dijo Jesús: No necesitan irse; dadles de comer vosotros.
4. Y Felipe contestó: Ni aun doscientos denarios de pan bastarían para darles de comer.
5. Y Jesús dijo: ¿Cuántos panes tenéis?
6. Y Andrés, hermano de Simón Pedro, dijo: Cinco panes y dos peces tiene un niño que está aquí. ¿Cómo los vamos a repartir entre tantos?
7. Y dijo Jesús: Haced recontar la gente. Y se colocaron por partidas de ciento y de cincuenta.
8. Y Jesús miró al cielo, y tomó los panes y los peces y los bendijo.
9. Y los distribuían a los discípulos y los discípulos los distribuían a las gentes.
10. Y todos comieron hasta quedar hartos.
11. Y con los restos se llenaron doce canastos. Y los que comieron fueron en número de cinco mil, aparte de las mujeres y los niños.
12. Y mandó a sus discípulos que lo precedieran, yendo en el barco a Bethsaida, mientras él despedía a las gentes.
13. Y aquellos hombres, viendo la señal que Jesús había dado, decían: En verdad, éste es el profeta que había de venir al mundo.
14. Y entendiendo Jesús que iban a venir para arrebatarlo y hacerlo rey, huyó.
15. Y despidió a la gente y huyó a un monte, solitario, para orar.
Jesús anda sobre las aguas y libera a Pedro, que se sumergía
LXXXI 1. Y cuando llegó la tarde, él estaba solo en tierra y la barca en medio de la mar.
2. Y los vientos eran contrarios. Y viendo fatigados a sus discípulos, que bogaban, a cosa de la cuarta vigilia de la noche, fue hacia ellos andando sobre el mar, porque quería precederlos.
3. Y viéndolo que andaba sobre la mar, ellos fueron turbados y clamaban, diciendo: Fantasma es.
4. Mas él dijo: Tened confianza. No temáis, porque soy yo.
5. Mas Pedro le dijo; Señor, sí eres tú, haz que yo vaya a ti sobre las aguas.
6. Y él le dijo: Ven.
7. Y bajando Pedro del barco, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.
8. Mas viendo la fuerza del viento, temió. Y empezó a hundirse.
9. Y dio voces, diciendo: Señor, sálvame.
10. Y Jesús extendió la mano, y le dijo: Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?
11. Y cuando llegaron a la embarcación, cesó el viento, y la nave se acercó a la tierra a que iban.
12. Y los que estaban en el barco vinieron y lo adoraron, diciendo: En verdad eres el Hijo de Dios.
Jesús llega a la tierra de Genezaret. Murmuraciones de los judíos
LXXXII 1. Y llegaron al país de Genezaret y entraron en puerto.
2. Y empezaron a recorrer las comarcas, y de todas partes le traían enfermos.
3. Y a todos los que tocaba quedaban curados.
4. Y al otro día, la gente que estaba a la otra orilla, como vio que no había allí más que una barca, y que Jesús no había entrado en ella, sino que sus discípulos se habían ido solos.
5. Y que otras embarcaciones habían llegado a Tiberíades, hasta el sitio en que habían comido los panes después de dar gracias al Señor, entraron en las barcas y fueron a Cafarnaum buscando a Jesús.
6. Y encontrándolo allí dijeron: Rabí, ¿cómo viniste?
7. Y Jesús les dijo: Os digo en verdad que no me buscáis por los signos que visteis, sino por el pan que comisteis y lo hartos que os quedasteis.
8. No trabajéis por la vida perecedera, sino por la que permanece y que el Hijo del hombre os dará, porque para eso lo señaló Dios.
9. Y dijéronle: ¿Cómo haremos las obras de Dios?
10. Y Jesús contestó: Creed en el que Dios ha enviado.
11. Y le dijeron: ¿Qué obras y signos haces tú para que creamos en ti?
12. Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito.
13. Pan del cielo les dio a comer.
14. Y Jesús les replicó: De cierto os digo que Moisés no os dio a comer el pan del cielo.
15. Sino que es mi Padre el que el pan del cielo os da.
16. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
17. Y ellos dijeron: Señor, danos siempre ese pan.
18. Y Jesús dijo: Yo soy el pan de vida, y quien viene a mí no tendrá hambre, y quien cree en mí no tendrá sed jamás.
19. Mas yo os he dicho que, aunque me habéis visto, no creéis.
20. Cuanto el Padre da a mí viene. Y al que viene a mi no lo rechazo.
21. No he descendido del cielo para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.
22. Y ésta es la voluntad de mi Padre, que me envió.
23. Que todo el que vea al Hijo y tenga fe en él goce vida eterna.
24. Y yo lo resucitará en el último día.
25. Y murmuraban entre sí los judíos, diciendo: ¿Cómo ha dicho que es el pan que desciende del cielo?
26. Y decían: ¿No es éste el hijo de José, cuyos padres nosotros conocemos?
27. ¿Cómo dice entonces que desciende del cielo?
28. Mas respondió Jesús: No murmuréis.
29. Ninguno puede venir a mí si el Padre que me envió no lo acercare.
30. Y yo lo resucitará en el último día.
31. Porque está escrito en los profetas: Y serán todos enseñados de Dios.
32. Con que todo el que al Padre oyó y aprendió viene a mi.
33. Nadie ha visto al Padre, sino el que viene de Dios.
34. Os digo en verdad que el que cree en mí tendrá vida eterna.
35. Porque yo soy el pan de vida.
36. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y están muertos.
37. Mas este pan que desciende del cielo será para que no muera el que lo coma.
38. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo y quien coma este pan vivirá eternamente.
39. Y este pan que yo doy es mi carne, que daré por la vida del mundo.
40. Y los judíos discutían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede darnos éste su carne a comer?
41. Y Jesús dijo: Os digo en verdad que, si no comierais la carne del Hijo del hombre y no bebierais su sangre, no tendréis vida en vosotros.
42. Mas quien coma mi carne y beba mi sangre tendrá vida eterna y yo lo resucitará en el postrero día.
43. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.
44. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
45. Porque como yo vivo por el Padre, el que me coma vivirá por mí.
46. este es el pan descendido del cielo.
47. Y no como el maná que vuestros padres comieron. Y están muertos.
48. Mas quien coma este pan vivirá eternamente.
49. Esto dijo Jesús en la sinagoga, enseñando en Cafarnaum.
50. Y muchos discípulos que lo oían dijeron: Duras son esas palabras, ¿quién puede oírlas?
51. Y sabiendo Jesús que sus discípulos murmuraban, dijo: ¿Por qué esto os escandaliza?
52. ¿Y si vieseis al Hijo del hombre ascender adonde estaba antes?
53. El espíritu es el que da vida; la carne no aprovecha nada.
54. Las palabras que, os he dicho son espíritu y vida. Mas hay entre vosotros quienes no creen.
55. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran creyentes y quiénes serían traidores.
56. Y dijo: Os he dicho por eso que ninguno puede venir a mí si no le fuese concedido por el Padre.
57. Desde entonces, muchos de sus discípulos se retractaron y ya no iban con él.
58. Y Jesús dijo a los doce: ¿Queréis también iros vosotros?
59. Y dijo Simón Pedro: ¿A quién hemos de ir, Señor?
60. Porque tus palabras son de vida eterna.
61. Y nosotros sabemos y creemos que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.
62. Mas Jesús le contestó: ¿No he elegido yo doce y aun hay un diablo entre ellos?
63.
Y hablaba de Judas Simón Iscariote, el que lo había de entregar y que era uno de los doce.

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