La
Shopia de Jesús el Cristo
Después que se
levantara de entre los muertos, sus doce discípulos y siete mujeres le
siguieron; marcharon a Galilea y llegaron a la montaña llamada «Lugar
de la Cosecha y el Gozo». Allí, todos juntos, le preguntaron sobre la
naturaleza del universo, su plan, la divina providencia, el poder de
las autoridades y el lugar que todo eso ocupaba en los arcanos del
plan divino. El Salvador no se les apareció en su forma primordial,
sino como espíritu invisible. Y su forma recordaba aun gran ángel de
luz. A que se asemejaba, imposible resultaba describirlo. Ninguna
carne mortal parecía sostenerla, sino sólo una carne perfecta y pura
como la que para nosotros había conservado en Galilea sobre el monte
llamado de los olivos. Y dijo: «La paz sea con vosotros. Mi paz os
doy». Y todos se quedaron en suspenso, tan espantados estaban.
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1.
Riendo, el Salvador les preguntó: «¿En qué pensabais? ¿ Qué os
turba? ¿Qué buscáis?» Felipe respondió: «La naturaleza del universo y su
plan.»
2.
A lo que el Salvador contestó: «Tenedlo presente: todos los hombres
nacidos sobre la Tierra desde la creación del mundo hasta ahora son polvo.
Buscan a Dios, qué es, a qué se parece y no lo han encontrado. Sin
embargo, los más sabios de entre ellos han disertado sobre él fundándose
en el ordenamiento del mundo y sus movimientos. Pero sus elucubraciones no
alcanzaron la verdad. Pues de tres formas explicarían los filósofos este
ordenamiento: de ahí que no se pusieran entre ellos de acuerdo. Unos dicen
que el mundo se mueve por sí mismo. Otros, que se mueve por la
providencia. Algunos más, que por el destino. Pues bien, todos se
equivocan. No, ninguna de esas hipótesis se aproxima a la verdad, pues son
juicios humanos. Pero yo que he venido de la Luz infinita, yo sí conozco.
Yo soy el que sabe: por eso puedo hablaros de la naturaleza exacta de la
verdad. Porque todo lo que de sí mismo procede es vida corrompida, hecha
de sí mismo. La providencia no contiene en sí misma la sabiduría. Y lo
inevitable no puede discernirse.»
3.
«En cuanto a vosotros, todo lo que os conviene saber, y a todos los
que son dignos de conocer, os será dado, como a todos aquellos que no
fueron engendrados por las semillas nacidas de un impuro frotamiento, sino
por el Primer Enviado, porque él es inmortal en medio de los hombres
mortales.»
4.
Mateo le respondió: «Señor, nadie accede a la verdad, sino a través
de ti. Muéstranos, pues, la verdad.»
Y el Señor le contestó: «Inefable es quién
es. Ninguna soberanía reina sobre él, ninguna autoridad, a ningún dominio
está sometida, ni a criatura alguna desde la creación del mundo hasta
ahora, salvo a sí mismo y a cada uno de aquellos a quien tenga a bien
hacer una revelación a través de aquel que procede de la luz primera. Yo
soy, desde ahora el gran Salvador. Porque él es inmortal y eterno. Eterno
porque no ha tenido nacimiento: pues cualquiera que lo tenga, perecerá. No
ha sido engendrado, pues no ha tenido comienzo: quien tiene un comienzo
tiene también fin. Nadie tiene autoridad sobre él, ya que no tiene nombre:
pues quien tiene un nombre es criatura de otro. No podría, pues, ser
nombrado. No tiene forma humana, pues quien tiene forma humana es criatura
de otro. Y sólo a sí mismo se parece –no a algo, sea ello lo que fuere,
que hayáis alguna vez visto o percibido–, una semejanza extraña tiene, muy
superior a todo y superior al universo. Mira para todos los lados y se ve
a sí mismo de él mismo. Como no tiene límites, es inasible. Imperecedero,
pues que no tiene par. Inmutable. Infalible. Eterno. Bendito. Como no es
conocido, siempre conoce. Es inmenso. Indescriptible. Perfecto, pues que
no tiene defectos. Bendito por toda la eternidad. Y es llamado el padre
del universo.»
5.
Felipe dijo entonces: «¿cómo, pues, Señor, fue revelado a los
perfectos?» Y el perfecto Salvador le contestó: «Antes de que fuera
revelado nada de lo que apareció, en él estaban ya la grandeza y la
autoridad, puesto que él engloba la totalidad de todo, mientras que nada
le englobada a él. Porque todo él es espíritu. Él es pensado y pensante,
reflexión, razón y poder. Poderes todos equivalentes. Poderes que son la
fuente de la totalidad. Y cuya prolongación, del principio al fin, estaba
ya en su presencia, la del Padre increado y sin límites.»
6.
A lo que Tomás dijo: «Señor y Salvador, ¿por qué esos poderes han
venido a ser y por qué se han manifestado?»
El perfecto Salvador le respondió: «He
venido del Uno sin límites para poder instruiros de todo. El Espíritu, que
era un genitor, tenía poder de engendrar y dar forma, por eso la rica
abundancia que contenía ha podido ser revelada. Gracias a su misericordia
y a su amor, desea llevar el fruto por sí mismo, para así no gozar solo de
su bendición y que otros espíritus de la inquebrantable generación puedan
producir cuerpos y frutos, gloria y honor en su inmarcesible e infinita
gracia. Así, su bendición podrá manifestarse por el Dios autógeno, el
Padre de todo lo que es imperecedero y de lo que todavía podría venir.
Pero lo que ha aparecido aún no ha llegado.
Mientras tanto, grande es la diferencia con
lo imperecedero.
7.
Y él exclamó: «¡Quién tenga oídos para oír hablar de cosas
infinitas, que oiga!» Y siguió diciendo: «Es a los despiertos a quien me
dirijo.» Y continuó: «Todas las cosas surgidas de lo que es perecedero,
perecerán, pues que de lo perecedero surgieron. Y todo lo que ha salido de
lo imperecedero no perecerá, sino que se hará imperecedero, pues que de lo
imperecedero procede. De ahí el extravío de tantas gentes; las cuales
murieron por no haber reconocido esta diferencia.»
8.
Y María habló: «¿Cómo podremos entonces saber esas cosas, Señor?»
El perfecto Señor respondió: «Id de las
cosas no aparentes hacia la culminación de las que se han manifestado, y
en este camino de vuestro pensamiento se os revelará cómo la creencia en
aquellas cosas no manifestadas surgió en las que sí lo fueron, las que son
del Padre increado. ¡El que tenga oídos para oír, que oiga!»
9.
«El Maestro del universo no sólo es llamado Padre, sino Padre
primordial. Él es origen de lo que debe ser revelado. Es el Padre
primordial, que no tuvo principio y que se ve a él mismo en sí mismo como
en un espejo. Se ha manifestado como igual a sí mismo. Pero esa semejanza
la ha expresado como Dios padre a través de sí mismo, confrontándose con
quienes estaban confrontados, él que ante todo era el Padre increado. Pues
la misma edad tiene que la luz, que desde antes de ser vista existe, pero
cuyo poder no iguala al suyo. Mas después aparecieron multitud de cosas
finitas, engendradas, todas iguales en edad y poder, constantemente
glorificadas. Su especie se llama la generación sin reino, y es a
través de ella como vosotros mismos os habéis manifestado entre los
hombres. Y toda esta multitud sobre la que no hay reino se llama la de los
hijos del Padre increado, Dios, Salvador, Hijo de Dios: Ellos son a
semejanza vuestra. Pero él es incognoscible, él es pleno de imperecedera
gloria y de inefable gozo. Todos en él descansan, todos se regocijan en el
inefable gozo de su inalterable esplendor e inmenso júbilo. Nunca hasta
ahora un mensaje así fue oído o conocido entre los eones y sus mundos.»
10.
Mateo le preguntó: «Señor y Salvador, ¿cómo se le manifestó la
humanidad?»
Y el perfecto Salvador le respondió:
«Debéis saber que quien se manifestó antes del universo sin fin es quien
por sí mismo ha creído, quien a sí mismo se ha construido, el Padre pleno
de radiante e inefable luz. En el principio, decidió que su imagen se
convirtiera en una gran potencia. Y el principio de esta luz se manifestó
inmediatamente como un hombre inmortal y andrógino, y, gracias a este
Hombre inmortal, ellos podrán asegurar su salvación y despertarse del
olvido por el intercesor que les fue enviado y que está con vosotros hasta
el final de la pobreza de los bandidos.
Y su paredra es la gran Sophia, destinada
desde los orígenes a ser en él como una sicigia gracias al padre autógeno
y salido del hombre inmortal, el primero en haberse manifestado en la
divinidad del Reino. Porque el Padre, llamado el hombre, El Padre por sí
mismo, lo ha revelado.
»Ha creado por sí mismo un gran eón,
denominado Ogdoado, a la medida de su grandeza. Una gran autoridad le fue
otorgada y reina sobre la creación de la pobreza. Crea por sí mismo
dioses, ángeles y arcángeles, miríadas innumerables, para que le sirvan de
escolta; hechos de esa luz y del espíritu tres veces varón que es el del
Sophia su paredra. De ese Dios han surgido la divinidad y el reino. De ahí
que fuera llamado Dios de dioses, Rey de reyes.
Por eso, quienes vengan al ser después de
éstos, podrán creer en él a través de este Hombre primordial. En sí mismo
porta su voluntad única, su solo pensamiento, que, como él, es también
reflexión, meditación, razón y poder. Todo lo cual es inmortal y perfecto.
Por su imperecedero carácter, son iguales entre sí. Pero, en relación al
poder, son diferentes, con la misma diferencia que hay entre un padre y un
hijo, entre un hijo y un pensamiento, entre un pensamiento y lo demás.
11.
«Como antes he dicho, entre todas las cosas creadas, la primera es
la unidad. Y, de todo lo que queda, lo que ha aparecido como totalidad ha
sido revelado por su poder. Y todo lo hecho, ha sido por lo que había sido
creado; lo que fue nombrado, por lo que había recibido una forma. Así
nacieron las diferencias entre los no engendrados, del principio al fin.»
12.
Y, entonces, Bartolomé le preguntó: «¿Por qué pues, en el Evangelio
fue llamado Hombre e Hijo del Hombre? ¿De quién, entonces, es este hijo?»
Aquel que es santo le contestó: «Deberá saber que el Hombre primordial es
llamado Genitor, la Inteligencia totalmente comprendida en sí misma. Y ese
hombre ha meditado con la gran Sophia, su paredra, y ha declarado
primogénito a su hijo andrógino. Su nombre masculino es el de Primer
Genitor Hijo de Dios; su nombre femenino es Sophia Primera Generadora,
Madre del universo. Algunos la llaman Amor. Ahora, el Primogénito es
llamado Cristo. Como recibe la autoridad de su Padre, a partir de la luz y
del espíritu, ha creado una innumerable multitud de ángeles para ser
escoltado por ellos»
13.
Sus discípulos le dijeron: «Señor, el que es llamado Hombre nos ha
hecho revelaciones sobre esta cuestión, tantas que también nosotros
conocemos ahora exactamente su gloria.» El perfecto Salvador respondió:
«Quien tenga oídos para oír, que oiga. El Padre, el Primer Genitor, es
llamado Adán, Ojo de la luz, porque de la brillante luz ha salido con sus
santos ángeles, inefables y sin sombra. Los cuales se regocijan en un
perpetuo júbilo de la reflexión que han recibido de su Padre: ahí reside
el reino todo el Hijo del Hombre, el que es llamado Hijo de Dios. Ahí
reina un gozo inefable y sin sombra, un perpetuo júbilo, pues todos se
regocijan ahí de su imperecedera gloria, inaudita hasta ahora y no
revelada a los eones por venir después de ellos y sus mundos. Del Autógeno
procedo y de la Luz primordial y sin fin, por eso puedo revelaros todas
las cosas.»
14.
Sus discípulos insistieron: «Dinos claramente cómo cayeron de esas
cosas invisibles, de la inmortalidad al mundo, puesto que en él mueren.»
El perfecto Salvador contestó: «El hijo del Hombre, de acuerdo con Sophia
su paredra, hizo aparecer una gran luz andrógina, llamada por su nombre
masculino Salvador, Genitor de todo, y por su nombre femenino Sophia,
Generadora del Todo. Algunos la llaman Pistis. Todos los llegados a este
mundo como una gota de dicha luz fueron enviados por él a los dominios del
Todopoderoso, para ser protegidos por él. Y el vínculo del olvido los
retuvo, de forma que por ella conocen la materia, todo ese mundo de
pobreza, su vanidad, su ceguera y su ignorancia, por haberse dado él mismo
un nombre. Mas yo, procedo de los lugares de arriba por voluntad de la
gran Luz, yo que me he liberado de ese vínculo. Yo he acabado tajantemente
con los negocios de los bandidos. Yo, sobre todo, he estimulado esta gota
enviada del seno de Shopia, de manera que, gracias a mí, pueda llevar
mucho fruto, pueda perfeccionarse, no fallar, sino estar preservada por
mí, el gran Salvador, con objeto de que su gloria pueda revelarse y Sophia
pueda también justificarse de esa carencia, para que sus hijos no resulten
a su vez imperfectos, sino que puedan lograr los honores y la gloria y
ascender hacia el Padre, conocer las palabras de la Luz masculina. Y
vosotros habéis sido enviados por el hijo, que ha sido enviado para que
podáis recibir la luz y preservaros del olvido de las autoridades, y no
vuelva a parecer así, por vuestra causa, el impuro frotamiento que viene
del espantoso fuego surgido de la parte carnal de su ser. Aplastad, pues,
sus intenciones maliciosas.»
15.
Entonces, Tomás le dijo: «Señor y Salvador, ¡cuántos eones hay para
vigilar los cielos?» El perfecto Salvador respondió: «Te felicito por tu
pregunta sobre los grandes eones, pues tú tienes raíces en las cosas sin
ataduras. Y cuando esas cosas sobre las que he hablado se manifestaron, el
Padre Autógeno comenzó por crear doce eones para su sucesión y doce
ángeles. Ángeles perfectos y buenos. A través de ellos se reveló lo que en
la mujer es imperfección.»
16.
Todos dijeron entonces: «¿Cuántos eones han surgido de las
ilimitadas moradas de los inmortales?» El perfecto Salvador respondió:
«Quien tenga oídos para oír, que oiga. El primer eón es el del Hijo del
Hombre, el llamado Salvador, el que ha sido revelado, el que ha sido
llamado Primer Genitor. El segundo eón es el del Hombre, que ha sido
llamado Adán, el Ojo de la Luz. El que rodea a ambos es ese eón sobre el
que nada reina, el de la divina e inmensa eternidad, el eón autógeno de
los eones que están en él, el de los inmortales de que antes os he
hablado, el que está por encima del séptimo revelado por Sophia, la cual
es el primer eón.»
17.
«Pero él, el Hombre inmortal, ha revelado eones, potencias y reinos
otorgando, a todos quienes reveló, el poder de realizar deseos hasta los
últimos tiempos antes del caos. Pues entre ellos se han entendido. Y toda
grandeza ha revelado, incluso por el espíritu, multitud de luces gloriosas
e innumerables, las elegidas desde el origen, es decir, el primer eón, y
el segundo y el tercero. El primero fue llamado Unidad y Reposo; y cada
uno de ellos tiene su nombre. Pues han sido denominados la Asamblea de los
tres eones* entre la innumerable multitud que de una vez apareció. Y una
multitud le ha revelado. Mas como esas multitudes se han reunido
realizando una unidad, se les llamó la Asamblea de la octava. Que se ha
revelado andrógina y en parte ha sido denominada como varón y en parte
como hembra. El varón ha sido denominado Asamblea, mientras que la hembra
ha sido denominada Vida, para que así aparezca que la vida de todos los
eones ha salido de una mujer. Y cada uno de esos nombres desde el origen
sería recibido»
18.
«Pues, por su placer y pensamiento, las primeras potencias que se
manifestaron fueron llamadas dioses. Y, por su sabiduría, los
dioses de los dioses revelaron los dioses. Por su sabiduría revelaron
señores. Y los señores de los señores revelaron, por su pensamiento,
señores. Y por su poder revelaron arcángeles. Por su palabra, los
arcángeles revelaron ángeles. Y por éstos, se revelaron semejanzas, con
sus estructuras y sus formas, y un nombre para todos los eones y sus
mundos.»
»Y los inmortales que acabo de describir
reciben su autoridad del Hombre inmortal y de Sophia, su paredra, llamada
Silencio, pues su grandeza se ha cumplido reflexionando y en total
mutismo. Porque los imperecederos, desde el momento mismo en que pudieron,
crearon, cada uno para sí, un gran reino en el Ogdoado, y tronos, y
templos, y firmamentos a la medida de su grandeza. Pues todos salieron de
la voluntad de la Madre del Universo.»
19.
Entonces, los santos apóstoles le dijeron: «Señor y Salvador,
háblanos de los que están en los eones, queremos saber sobre ellos.»
El perfecto Salvador dijo «Sobre todo
aquello que me preguntéis, yo os responderé. Han creado por sí mismos
ejércitos de ángeles, innumerables miríadas para su escolta y su gloria.
Han creado espíritus vírgenes de inefable luz y sin sombra. Pues en ellos
no reside ni la enfermedad ni la debilidad, sino sólo la voluntad. Así
pues, a los eones se añadirían rápidamente los cielos y el firmamento a la
gloria del Hombre inmortal y de Sophia, su paredra; y allí cada eón, cada
mundo y los sucesivos recibieron el modelo con arreglo al cual fueron
creados a semejanza de los cielos del caos y de sus mundos. Y después de
la revelación del caos, todo les regocijó con inefable alegría, con
indecible júbilo, en la luz que brilla sin sombra, por su inmarcesible
gloria y esa inmensa paz de la que imposible resulta hablar... Mas todas
esas cosas que acabo de deciros, las he dicho de tal forma que podáis
brillar en esta luz aun más que ellos.»
20.
María le dijo entonces: «Señor Santo, ¿de dónde proceden tus
discípulos, adónde se encaminan, qué deberán hacer aquí?» El perfecto
Salvador le contestó: «Deberás saber que Sophia, la Madre del Universo y
la paredra, quiso traer a éstos a la existencia sola, sin la participación
de cónyuge varón. Pero, por voluntad del Padre del Universo, para que su
inimaginable bondad pudiera revelarse, creó una cortina entre los
inmortales y los que después de ellos vinieron, de manera que su
consecuencia pudiera seguir cada eón y el caos, de suerte que la mujer
pueda vivir pese a sus imperfecciones, que pueda existir aunque el Error
la combata. Esa cortina es el espíritu. Como ya he dicho, de los eones de
agua sobre las radiaciones de la luz, una gota resbaló, una gota de luz y
del espíritu fluyó a las regiones bajas de la omnipotencia del caos, para
que puedan verse las formas modeladas a partir de esa gota, pues esto
constituye un acto de acusación contra él, el primer genitor, el que es
llamado Jaldabaoth. Y esta gota ha revelado las formas modeladas por el
espíritu, dándoles con su hálito un alma viva. Pues se había enfriado y
caído en la ignorancia del alma. Reanimada por el soplo de la gran luz del
varón, y cuando (Adán) comenzó a pensar, ese ser inmortal, cuando el soplo
respiró en el, nombró a todos los que en el mundo del caos son y a todas
las cosas que en él se encuentran.
«Pero estos, cuando fueron objeto de la
voluntad de Sophia, la Madre, de manera que el hombre inmortal pudiera
vestirse con las ropas propias de la tierra, acusados de haberse apoderado
del hálito de ese soplo, fueron condenados como si se tratara de bandidos.
Mas, como sólo psiquismo era, no fue capaz de tomar para él ese poder, en
tanto no se cumpliera el número del caos y no llegara el tiempo fijado por
el gran ángel.»
21.
Así, os he instruido sobre el Hombre inmortal, a quien yo liberé de
las cadenas de los bandidos. He roto las rejas de los implacables. He
ridiculizado sus malas intenciones. Y se avergonzaron y se despertaron de
su ignorancia. Por eso he descendido aquí, para que al fin puedan verse
tocados por el espíritu y el soplo, y para que puedan, de su dualidad,
convertirse en uno, como en el principio fue. Y, así, para que podáis
producir muchos frutos y alzaros hasta quien desde el origen está en el
gozo, en la inefable gloria, el honor y la gracia del Padre del universo.»
22.
«Quien conozca, pues, al Padre con un puro conocimiento llegará al
padre y descansará en el Padre increado. Pero quien sólo imperfectamente
le conozca, se alejará de él, se irá y reposará en la calma del Ogdoado.
Dejad, pues, que aquel que por la reflexión y el amor en verdad conoce el
espíritu inmortal de la luz, me aporte signos de lo que es invisible, y
que en el espíritu del silencio se convertirá en luz. Quien conozca al
Hijo del Hombre en sabor y en amor, que me traiga un signo de él para que
pueda habitar con quienes están en el Ogdoado.
23.
«Tal es mi revelación del nombre a quien es perfecto y de la
voluntad de la madre de los santos ángeles, para que así la multitud
masculina pueda aquí cumplirse, de manera que quienes no tienen límites
puedan manifestarse en todos los eones, como asimismo los que habrán de
llegar en la indecible generosidad del Gran Espíritu invisible, y para que
todos puedan recibir de su bondad y generosidad ese descanso que ningún
reino supera. Vengo del Único, y he sido enviado para revelaros al que,
por la suficiencia del Primer Genitor y de sus ángeles, es, desde los
comienzos, único. Pues dioses se titulan a sí mismos. Y he venido a
librarles de su ceguera, para poder hablar a todos de la Divinidad que
trasciende al Todo.
24.
«Así pues, pisotead sus tumbas; humillad su providencia; romped su
yugo y tomad el mío. Como hijos de la Luz y para que podáis pisotear su
poder, os he dado autoridad sobre todas las cosas.»
25.
Tales fueron las palabras que el Salvador Bendito pronunció.
Después, desapareció de su vista.
Y, a partir de ese día, todos los
discípulos sintieron gran gozo e indecible alegría. Y se lanzaron a
predicar el Evangelio del Dios eterno, del imperecedero Espíritu. Amén.
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