jueves, 1 de mayo de 2014

LA TÚNICA SAGRADA.

      DE TRÉVERIS.  


  Han existido varias túnicas de Jesucristo en la historia del cristianismo occidental, todas ellas con la pretensión de ser la mencionada en los Evangelios.

           La más antigua parece que fue la que se veneraba en la iglesia de los Santos Ángeles, en Gálata. Se suponía que esta ciudad cercana a Constantinopla había sido guarnición permanente de las legiones romanas que custodiaban Jerusalén. Esta circunstancia justificaba que la túnica hubiera llegado hasta allí, en el equipaje del soldado que la ganó a los dados. Según los que la vieron, era una prenda muy sutil y de color granate.

         En 1204, los cruzados contemplaron la túnica sagrada en la colección de reliquias de la iglesia de Faros, en Constantinopla. Se ignora si era la misma de Gálata u otra. Tampoco conocemos el paradero de esta túnica o túnicas, que pretendían ser la que Jesús vestía cuando entró en Jerusalén, y durante la Última Cena, y la Pasión. Es posible que las trocearan para escapularios. De hecho en los siglos XIV y XV circulaban por Europa abundantes reliquias presuntamente obtenidas de la túnica sagrada. La reina Isabel la Católica legó en su testamento "la reliquia que tengo yo de la saya de nuestro Señor" al monasterio segoviano de San Antonio.

       La segunda túnica catalogada es la de Tréveris (hoy Trier, en Alemania). Tréveris fue una importante sede arzobispal desde 815, con dominio sobre un amplio territorio. Además, sus arzobispos fueron, desde el siglo XII, príncipes electores del Imperio. En su catedral gótica se conserva una túnica sagrada que, según la tradición, la emperatriz Elena, madre de Constantino, regaló a su ciudad natal (otros autores creen que santa Elena no nació en Tréveris, sino en Colcestia, localidad de Gran Bretaña). Es de tejido suave y color granate, y mide ciento cuarenta y ocho centímetros por delante y ciento sesenta y ocho por detrás.

      La tercera túnica es la de Argenteuil, pueblecido al noroeste de París, antes famoso por sus vides y por sus espárragos, hoy ciudad industrial y dormitorio de la gran urbe. En este lugar se fundó, a orillas del Sena, en el siglo VII, un convento que se transformaría en monasterio hacia 1118. En la basílica del monasterio, consagrada a san Dionisio (Denis), se venera una prenda que pasa por ser la túnica que Jesucristo llevaba el día de su prendimiento en Jerusalén, la que sortearon los soldados. Unos dicen que la emperatriz de Bizancio, Irene, la había regalado en el año 800 a Carlomagno, quien, a su vez, la donó a su hia Teorada, que era abadesa de Argenteuil. Otros sostienen que la regaló Carlos el Calvo hacia 856. La túnica parece que está documentada en 1156 en la charta Hugonis donde dice que "desde antiguo se guardaba en el monasterio con todos los honores". En 1567, durante las guerras de religión, los hugonotes conquistaron Argenteuil  e incendiaron las iglesias y el monasterio. Es presumible que la túnica de Carlomagno no sobreviviera a este percance.

    La túnica sagrada (?) sufrió un nuevo contratiempo en 1793, durante la Revolución Francesa. Al bienintencionado capellán que la tenía a su cargo no se le ocurrió mejor cosa, para salvarla de las iras revolucionarias, que cortarla en varios trozos que confió a feligreses de su confianza. El trozo mayor se lo reservó él y lo enterró, dentro de un cofre, en un jardín de la casa rectoral. En 1795, pasados ya los peores tiempos, reunió nuevamente los pedazos excepto uno, que se había perdido.

    Esta túnica, o lo que quedaba de ella, se cosió sobre una prenda de satén blanco en 1892 para devolverle su forma original, aunque con el descuento del trozo extraviado y las mermas de numerosos retalitos detraídos para reliquias.

    En su aspecto actual, la túnica sagrada de Argenteuil es un camisón de lana, color rojo oscuro o violáceo, con mangas cortas. Mide por delante ciento veintinueve centímetros y por detrás ciento cuarenta y dos, y es inconsútil, sin costura, de acuerdo con el testimonio evangélico.

   Los sindonólogos han llegado a un acuerdo para que las dos túnicas, la de Tréveris y la de Argenteuil, sean verdaderas. La de Tréveris, bastante más larga, sería el traje exterior y la de Argenteuil la camisa interna.

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