domingo, 29 de junio de 2014

César de Espira

Fraile menor, nacido hacia el final del siglo doce y muerto en 1239, primer prior provincial de la orden en Alemania y líder de los Cesarinos. Reconocido como predicador y por el número de albigenses que abandonaron sus errores como resultado de sus esfuerzos y su celo; los herejes le tenían tanta inquina que se vio obligado a abandonar su ciudad natal.
En 1212 fue a Paris donde estudió teología con Conrado de Espira, el famoso predicador de la cruzada. Cuando estaba en Tierra Santa, fue recibido en la orden de los franciscanos por el hermano Elías de Cortona, primer provincial de Siria; a principios de 1221 volvió a Italia con S. Francisco y Pedro de Catania. Es interesante anotar que la regla de 1223 fue probablemente escrita por César de Espira al dictado de S. Francisco y es muy probable que S. Francisco se refiera a él en las palabras de se "Testamento: "et ego paucis verbis et simplicibus feci scribi et Dominus Papa confirmavit mihi."
En el capítulo de Pentecostés reunido en Asís en 1221, César, junto con 25 compañeros, fue elegido para ir a Alemania y después de tres meses de preparación en el valle de Espoleto, los misioneros se pusieron en camino hacia el norte. Fueron bien recibidos por el clero y la gente de Trento, Brixen y otras ciudades y en octubre del mismo año César convocó el primer capítulo provincial de la orden en Alemania, en Estrasburgo, al que asistieron el famoso misionero tártaro Juan de Piancarpino y el cronista Jordán de Giano; al terminar los frailes se dispersaron por toda Alemania para, siguiendo las instrucciones de César, reunirse de nuevo al año siguiente.
En 1223, César, acompañado de Tomás de Celano, volvió a Asís para este presente en el capítulo general de Pentecostés y fue relevado por S. Francisco, a petición propia, del oficio de provincial. Los siguientes 15 años de su vida son poco conocidos. Probablemente estuvo en Italia con Bernardo de Quintavalle, con el Beato Gil, y otros compañeros de S. Francisco animando a los frailes con la palabra y el trabajo para que permanecieran fieles a su regla y vida previniéndoles contra las innovaciones de los Relaxati. Jordán de Giano dice por entonces de César de Espira: "Era un hombre completamente entregado a la contemplación, muy celoso de la pobreza evangélica y tan encomendado por los demás frailes que se estimaba que era el más santo después de S. Francisco".
Debido a su oposición a los Relaxati fue encarcelado por orden del general, Hermano Elías; tuvo una muerte violenta a manos del hermano laico que habían nombrado para que le guardara. Sin embargo no hay prueba de la opinión expresada por algunos de que fue asesinado por el Hermano Elías. Los relatos de Angelo Clareno y de Ubertino de Casale sobre su trágico fin se deben a la intencionalidad y amargura contra el grupo de Elías que caracteriza todos los escritos de los "espirituales".
STEPHEN M. DONOVAN
Traducido por Pedro Royo

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