domingo, 3 de agosto de 2014

NAVAJA DE OCCAM

"Pluralitas non est ponenda sine neccesitate" o "la pluralidad no se debe postular sin necesidad". Éstas son las palabras del filósofo medieval inglés y monje franciscano, William de Ockham (aprox. 1235-1349). William, como muchos franciscanos fue un minimalista, idealizando la vida de pobreza, y como el mismo San Francisco, debatiendo con el Papa acerca del tema. Fue excomulgado por el Papa Juan XXII y le respondió escribiendo un tratado donde demostraba que el Papa era un hereje.
Lo que se conoce como la navaja de Occam era un principio muy común en la filosofía medieval y no tuvo su origen con Willian de Ockham, pero debido al uso frecuente que éste le daba a dicho principio su nombre acabó inseparablemente ligado a él. Es poco probable que William hubiera imaginado lo que algunos de nosotros hemos hecho en su nombre. Por ejemplo, los ateos constantemente aplican la navaja de Occam al argüir contra la existencia de Dios en campos donde Dios es una hipótesis innecesaria; podemos explicar todo sin tomar en cuenta el bagaje metafísico que supone un Ser Divino.
El uso del principio de la pluralidad innecesaria por parte de William ocurrió en debates acerca del equivalente medieval del psi. Por ejemplo, en el Libro II de su Comentario acerca de las Sentencias de Peter Abelard (Commentary on the Sentences of Peter Abelard) profundiza en la cuestión de "si un Ángel de alto rango conoce gracias a menos especies que uno de rango más bajo", usando el principio de la pluralidad innecesaria concluye que la respuesta es que sí. Además cita la idea de Aristóteles de que "entre más perfecta es una naturaleza requiere de menos medios para su funcionamiento". Este principio es usado por los ateos para rechazar la hipótesis del Dios Creador en favor de la evolución natural: si un Dios perfecto hubiese creado el Universo entonces tanto el Universo como sus componentes serían mucho más simples. Seguramente William no habría estado de acuerdo con esto. Sostuvo que la teología natural es imposible. La teología natural utiliza sólamente la razón para entender a Dios, mientras que la teología revelada se basa en las revelaciones de las escrituras. De acuerdo a William la idea de Dios no se establece mediante la experiencia o el razonamiento evidentes; todo lo que sabemos de Dios lo sabemos a través de las revelaciones. Por tanto, el fundamento de toda la teología es la fe. Debe notarse que mientras otros podrían aplicar la navaja de Occam para eliminar por completo el mundo espirtual, Ockham no aplicó el principio de parsimonia a artículos de fe. De haberlo hecho se pudo haber convertido en un sociniano como John Toland (Cristiandad no Misteriosa, 1696) y haber reducido la Trinidad a una Unidad y la naturaleza dual de Cristo a una naturaleza única.
William era un tanto minimalista en filosofía, abogando por el nominalismo en contra del realismo (más popular). Decía que los universales no tienen existencia fuera de la mente, que son sólo nombres que usamos para referirnos a grupos de individuos y a las propiedades de esos individuos. Los realistas afirman que no sólamente existen objetos individuales y nuestros conceptos de ellos, sino que también existen los universales. Ockham pensaba que esto eran demasiadas pluralidades, que no necesitamos a los universales para explicar nada. Tanto para nominalistas como para realistas existe Sócrates el individuo y nuestros conceptos de Sócrates. Pero para los realistas además existen realidades como la humanidad de Sócrates, la animalidad de Sócrates, etc. Es decir, que cada cualidad que se le atribuya a Sócrates tiene una correspondiente "realidad", un "universal" o eidos, como Platón llamó a tales seres. Se puede decir que William fue un escéptico de este reino de pluralidad llamado el reino de los universales. Dicho reino no es necesario para la lógica, la epistemología o la metafísica, ¿entonces para qué asumir ésta innecesaria pluralidad? Platón y los realistas podrían estar en lo correcto; quizá exista un reino de eidos, de realidades universales que son eternas, modelos inmutables de objetos individuales. Pero no necesitamos postular tal reino para explicar a los individuos, nuestros conceptos o nuestro conocimiento. Los eidos (formas) de Platón son un bagaje metafísico y epistemológico innecesario.
Bien pudiera argüirse que el Obispo George Berkeley aplicó la navaja de Occam para eliminar la substancia material como una pluralidad innecesaria. Sólo necesitamos mentes y sus ideas para explicarlo todo. Sin embargo, Berkeley fue algo selectivo en su uso de la navaja. Hay que recordar que tuvo que postular a Dios como la Mente que escuchaba al árbol caer en el bosque mientras no había nadie al rededor. Los idealistas subjetivos podrían usar la navaja para deshacerse de Dios, todo puede ser explicado con sólo mentes y sus ideas. Desde luego esto nos lleva al solipsismo, la noción de que sólo uno y las ideas de uno existen, o que por lo menos eso es todo lo que uno sabe que existe. Del otro lado, bien podría decirse que los materialistas usan la navaja de Occam para eliminar a todas las mentes. No necesitamos postular una pluralidad de mentes así como una pluralidad de cerebros.
A la navaja de Occam también se le conoce como el principio de parsimodia. En nuestros días es normalmente interpretada como "entre más simple la explicación, mejor" o "no multiplicar las hipótesis innecesariamente". En cualquier caso, la navaja de Occam es un principio que es frecuentemente utilizado fuera de la ontología, como en la filosofía de la ciencia para establecer un criterio de selección entre teorías con igual poder explicativo. Al dar razones explicativas de algo no postular más de las necesarias. Däniken podría estar en lo cierto: tal vez los extraterrestres enseñaron a los antiguos arte e ingeniería, pero no necesitamos postular visitas extraterrestres para explicar los logros de nuestros ancentros. ¿Para qué postular pluralidades innecesariamente? O, como más probablemente se diría en la actualidad, no hagas más suposiciones de las necesarias. Podríamos postular al éter para explicar la acción a distancia, pero no lo necesitamos para hacerlo, entonces ¿por qué asumir la existencia del éter?
Se podría decir que Oliver W. Holmes y Jerome Frank aplicaron la navaja de Occam para afirmar que no hay tal cosa llamada "la Ley". Sólo existen decisiones judiciales; juicios individuales cuya suma hace a la ley. Para confundir aún más, estos eminentes juristas llamaron a su posición realismo legal y no nominalismo legal. Vaya intento de simplificación.
Ya que en ocasiones a la navaja de Occam se le llama el principio de simplicidad, algunos creacionistas de mente simple sostienen que la navaja de Occam puede ser usada para defender al creacionismo contra la evolución. Después de todo, suponer un Dios que lo haya creado todo es mucho más simple que la evolución, la cual es un mecanismo muy complejo. Pero la navaja de Occam no dice que la hipótesis más simplona sea la mejor. Si lo hiciera, la navaja de Occam sería la navaja sin filo para un populacho de pocas luces. Sin embargo, algunos han encontrado un uso de la navaja de Occam en justificar cortes de presupuesto, afirmando que "lo que se puede hacer con menos es hecho en vano con más". Esta aproximación parece aplicar la navaja de Occam a ella misma, eliminando la palabra "hipótesis", se equivoca al confundir "menos cosas" con "menor cantidad". Occam hablaba de menos asunciones, no de menos dinero.
El principio original parece haber sido invocado dentro del contexto de la creencia en la noción de que la perfección es la simplicidad misma. Esto parece ser un prejuicio metafísico que compartimos con los medievales y los antiguos griegos. Como para ellos, la mayoría de nuestros debates no son acerca de la validez del principio sino de lo que cuenta como necesario. Para los materialistas, los dualistas multiplican las pluralidades innecesariamente. Para los dualistas, postular una mente así como un cuerpo es necesario. Para los ateos, postular un Dios y un reino sobrenatural es postular pluralidades innecesariamente. Para los teístas, postular a Dios es necesario. Y así por el estilo. Para Däniken, quizá, los hechos le hagan necesario postular a los extraterrestres. Para otros, estos alienígenas son pluralidades innecesarias. Al final, tal vez la navaja de Occam sólo diga que para los ateos Dios es innecesario y que para los teístas eso es falso. Si así es, el principio no es muy útil. Por otro lado, si la navaja de Occam significa que al confrontar dos explicaciones, una imposible y la otra probable, una persona racional seleccionaría la probable, entonces el principio parecería innecesario por ser tan obvio. Pero si el principio es en verdad minimalista, entonces parece implicar que a mayor reduccionismo mejor. Si es así, entonces en lugar de haberle llamado principio de parsimonia debió habérsele llamado la Sierra Eléctrica de Occam, ya que su principal uso parece ser el de descuartizar a la ontología.

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