domingo, 28 de diciembre de 2014

La ideología que que hace que el hombre se cierre al mensaje


   
 Marcos 3,23ss: La controversia con los letrados de Jerusalén.
  Es interesante analizar el dicho de Jesús en Mc 3,23 par.; distinguimos, por ser importante, los casos en que la palabra «Satanás» va en griego sin artículo (en español con «un») del caso en que lo lleva: sin artículo indica a un partidario o agente de Satanás (del poder), que lleva su mismo nombre, «enemigo»; con artículo («el»), a Satanás mismo (el poder y su ideología): «¿Cómo puede (un) Satanás expulsar a (un) Satanás? Si un reino se divide internamente, ese reino no puede seguir en pie; ... si (el) Satanás se ha levantado contra si mismo y se ha dividido, no puede tenerse en pie, le ha llegado su fin.»
  El dicho es la respuesta de Jesús a la acusación de los letrados de que Jesús tenía dentro a Belcebú y que expulsaba a los demonios (en Cafarnaún, 1,32-34) con el poder del jefe de los demonios (3,22). Belcebú era el nombre popular, despectivo y probablemente supersticioso, que se daba al diablo; aparece en el AT (2 Re 1,2.3.6.16, el dios de Ecrón) y el nombre se interpretaba irónicamente «Señor de las moscas»; significaba «señor de la (celeste) morada», aunque los judíos lo llamasen «dios del estiércol», modo de despreciar los sacrificios paganos. Belcebú se interpretaba como un espíritu malo.
  Jesús no utiliza ese nombre, que daba pie a la creencia en un ser maligno; emplea el término «Satanás», que ya ha aparecido en el evangelio como la personificación del poder enemigo del hombre. Su razonamiento es el siguiente:
 a) El «expulsa a los demonios», es decir, hace que el fanático violento de una ideología de poder (un partidario/agente de Satanás) renuncie a ella.
 b) Según sus adversarios, eso lo hace porque Jesús mismo estima y ambiciona el poder (es otro partidario/agente del Satanás).
 Consecuencia: si un partidario del poder les quita a otros partidarios la estima del poder, le está minando el terreno al poder como tal (el Satanás), objeto de su propia ambición. Si el poder se combate a sí mismo eliminando su ideología, está perdido. Si Satanás tuviese agentes que liberasen a los hombres de la estima y el deseo del poder, él mismo estaría provocando su propia ruina.
  De hecho, quien sea agente del poder o lleve en sí la ambición de poder nunca dará libertad al hombre ni lo persuadirá a abandonar la ideología de poder y violencia que lo posee (el demonio o espíritu inmundo). Dar libertad es arruinar el poder, ajeno o propio. En consecuencia, a ese tal no le interesaría liberar a los poseídos (fanáticos de poder y la violencia)  de su  manera de pensar, sino ganarlos para su causa.
  De ahí el dicho siguiente (Mc 3,27), en el que aparece una figura satánica, la del «fuerte»: «Pero no, nadie puede meterse en casa del fuerte y saquear sus bienes si primero no ata al fuerte; entonces podrá saquear su casa.» En el contexto, el significado es claro: «saquear los bienes del fuerte» describe figuradamente la actividad de Jesús, que está sacando a la gente fuera de la institución religioso-política judía («el fuerte»). Nótese que Jesús no pretende tomar posesión de la casa, es decir, apoderarse del poder, sino «saquearla» o, lo que es lo mismo, hacer que los hombres la abandonen. Es exactamente lo que está haciendo al causar el descrédito de la enseñanza oficial (Mc 1,22ss).
  «Atar al fuerte» significa impedirle defender lo que tiene por suyo. El poder domina a los hombres cuando éstos prestan adhesión a su ideología; al desvincularlos Jesús de esa ideología, «el fuerte» queda impotente. Tiene que contemplar cómo se llevan lo que era suyo, sin poder retenerlo, porque son sus antiguos súbditos quienes se sustraen ellos mismos a su dominio. Pero sólo es capaz de llevar a cabo ese cambio en los hombres y el consiguiente desmantelamiento de la institución de poder aquel sobre el que Satanás no tiene el mínimo influjo, es decir, el que es inmune a la tentación de poder (1,14).
  Paralelamente, es la ideología y ambición de poder, «Satanás», la que hace que el hombre se cierre al mensaje, como lo expresa Mc 4,15 «Estos son "los de junto al camino": aquellos donde se siembra el mensaje, pero, en cuanto lo escuchan, llega Satanás, y les quita el mensaje sembrado en ellos.»

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