domingo, 28 de diciembre de 2014

La resurrección de todos los hombres.

El hecho
La afirmación de una supervivencia después de la muerte es tardía en la Biblia. Aparece claramente en los libros de DANIEL y 2.° de MACABEOS, ambos de hacia el 180 a. C.
 Esta afirmación nace como consecuencia lógica del gran principio bíblico: la fidelidad de Dios. El es poderoso y fiel para devolver la vida. De esta manera, se comprenderá cómo el centro de todas las afirmaciones bíblicas y de fe es siempre DIOS. Incluso en la resurrección de Jesús, de lo que se trata en el fondo es de que Dios es fiel, él no puede permitir que las cosas queden así, que un justo sea injustamente condenado. Si Jesús fue la "acción de Dios", si estuvo reflejándose continuamente en su conciencia, ese hombre no puede haber muerto.
 Visto que en la tierra no era posible una justicia definitiva, nace como consecuencia que Dios la realizará más allá de la vida terrena.
 Este mensaje se refiere al hecho, y es lo único que afirma la fe. Ahora bien, el hombre tiende insensiblemente a completar este estricto dato, y se lanza a pensar acerca del COMO y del CUANDO. Pero para este segundo núcleo de afirmaciones no tiene ya la asistencia de la fe, sino que se vale de sus propios modos de ver. Y aquí viene el peligro: Los modos de ver se deben a lo que se llama filosofía, antropología. En una palabra, a una INTERPRETACION del ser humano, su destino, cómo sucederá, etc. Pero esos modos de ver, que nada tienen que ver con la estricta afirmación que puede hacer la fe, hacen cuerpo con ella, de tal modo que, si no se está atento a deslindar los campos, puede tomarse como afirmado por la fe también lo que es sólo producto del pensamiento humano, que hace indecibles y siempre renovados esfuerzos por representarse las cosas del más allá.
    
 Un ejemplo es lo que ocurre en los evangelios con el tema de la resurrección de Jesús. Para manifestar que aquel Jesús que había muerto estaba vivo junto a Dios (esto es lo únicamente afirmado), y porque pensar que un hombre vive en el más allá trae problemas de con qué cuerpo, etc., los evangelistas no tuvieron reparo en recurrir a caminos pedagógicos y fabricar o crear ciertas pruebas materiales. Lo hacían para que las mentes de los contemporáneos, que tenían todas esas preguntas del COMO, etc., pudieran comprender, de la forma que les pedía su filosofía y su cultura concretas (en otros pueblos tendrán otra filosofía y otra cultura, y podría expresarse de otro modo la AFIRMACIÓN de fe), el hecho afirmado: que Jesús vive. Lo que ocurrió es que lejos ya del mundo semítico que se permitía estos caminos explicativos, pero que la gente sabía separar del verdadero hecho afirmado, al llegar, al menos, la Edad Media, ya se ha perdido esa advertencia a separar el contenido de la forma, y piensan entonces que ambas cosas se afirman por igual. Creen que en los relatos evangélicos se contiene una descripción realista del cuerpo resucitado: Los rasgos, a la vez terrenos y a la vez suprahumanos, entre sí contradictorios, fueron unificados, y se creyó que la Revelación, la Escritura nos describía el cómo de la resurrección, y cómo iban a ser los cuerpos gloriosos. Esto ha sido una pena para nuestra fe, porque aparece, y con razón, a muchos no‑creyentes como algo que no se puede admitir. En el caso concreto que acabamos de citar, habrá que decir que cómo sea la vida del más allá, es algo por su propia naturaleza fuera de toda experiencia y precisión posible. En una palabra, nuestra fe es humilde: sabe el hecho, la fidelidad de Dios, pero nada sabe del cómo o del cuándo.
    
 Los principios filosóficos comienzan ahora a completar el dato de fe:
 * la mentalidad semítica no podía concebir una existencia plenamente humana sin el cuerpo. El hombre, para esta filosofía, es una "unidad corpóreo‑espiritual" siempre. Por lo tanto, la victoria sobre la muerte supondrá retomar el cuerpo. Hay que advertir ese por lo tanto. Repitamos que son deducciones filosóficas, que traerán otros problemas, como diremos. La solución a la pervivencia en esta teoría o forma de concebir al hombre se llama RESURRECCION;
 * la mentalidad helenista (griega) piensa, en cambio, que el hombre está, compuesto de dos elementos separables, alma y cuerpo. El cuerpo es un obstáculo a la plena existencia humana; la muerte deja por fin al alma libre, y sólo el cuerpo se corrompe. La victoria sobre la muerte supondrá despojarse de una vez, por fin, del cuerpo. La solución a la pervivencia en esta teoría se denomina INMORTALIDAD. Se halla en textos dé Enoch, Elías, Elíseo, Malaquías.
 Inmortalidad, por lo tanto, y resurrección son "dos modos de afirmar la misma cosa". Es una doble búsqueda filosófica del cómo pueden suceder las cosas.
"... lo que propiamente está afirmado es la actuación de la justicia o fidelidad divina dando su plenitud a la existencia humana. Resurrección e inmortalidad del alma son MODOS de concebir o de expresar esa plenitud de existencia, modos de expresión imperfectos y aproximados, que no excluyen que la Filosofía los encuentre mejores."
     
El cuando
 Es un problema parecido. Lo que la Escritura afirma es la decisiva y definitiva actuación de Dios en favor del hombre. Este es el contenido. Pero otra vez nos encontramos con el problema del revestimiento. Decir esa idea en la cultura semítica, lleva consigo expresarla, circunscribirla, localizarla, para comprender cómo va a ser. Pero, nuevamente, esto no lo sabemos. El semita hace lo siguiente: La idea de la plena existencia humana la traduce, la vierte en un esquema temporal, al final de los tiempos; es decir, lo definitivo, lo pone en un extremo constatable, se lo representan con un molde temporal: Ya que no ve que nadie resucite, y él cree que vivir implica tener el cuerpo físico, lo que hace es retrasarlo al momento en que, por hipótesis suya, haya desaparecido el último actor de la escena humana. "Pero eso es una pura representación" de corte bíblico, debida a esa determinada cultura. En realidad, "la definitiva intervención de Dios puede ser para cada individuo en el mismo momento de la muerte".
     
Los problemas de 1 Cor 15
 En Pablo se dio una evolución o una lucha de pensamiento entre los textos de la carta a los Tesalonicenses a la primera carta a los Corintios. ,
 * En primer lugar, nada importa, por lo que antes hemos explicado, que Pablo pudiera utilizar ambos modos explicativos, ya que podría acomodarse a la cultura de los oyentes para que le comprendieran la afirmación o mensaje principal.
 * En segundo lugar, Pablo podría ver las contradicciones de los dos sistemas de pensamiento
 - el semítico, demasiado materialista (resurrección del cuerpo terreno);
 - el platónico o griego, demasiado espiritualista (inmortalidad de sola el alma).
 Lo que hay que poner a salvo, piensa Pablo, es esto: que hay una identidad entre la persona que ha vivido aquí y la que tendrá un estado de existencia pleno con Dios.
 * Para armonizar un poco las dos teorías, Pablo incluye un elemento de realismo, que las acerca entre sí: Postula unos "CUERPOS CELESTES o PNEUMATICOS", que distan tanto de la materialidad terrena, como de un alma que prescinde en exceso del cuerpo que vivió una vida personal terrena. Es también una explicación cultural, que intenta rellenar el vacío de los cómo.
 * De este modo, entre la teoría más semítica de Tesalonicenses, y la más griega de 2ª Corintios, está esta otra, que intenta ser una síntesis, en 1ª Corintios.

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