lunes, 29 de diciembre de 2014

LOS RASGOS DE ESTE HOMBRE

Fue en primer lugar un hombre de equilibrio y de carácter. "Un hombre que sabe lo que quiere y que está dispuesto a hacerlo sin vacilaciones. Jamás hay en él algo que indique duda o búsqueda de su destino.
          LOS RASGOS DE ESTE HOMBRE
           
                                                                                            
 1. Su vida es una flecha dirigida a un blanco, un sí tajante a su vocación" . "Grandmaison ha escrito con justicia: Jesús es una mezcla de majestad y de dulzura y mantiene su línea en todas las vicisitudes: ante la injusticia, la calumnia, la persecución, la incomprensión de sus íntimos. Sabe condescender sin rebajarse, entregarse sin perder su ascendiente, darse sin abandonarse. Es el modelo del tipo ideal, del equilibrio... Conoce las horas en que la fuerza viril se hinche como un río y parece desbordarse. Pero estos movimientos extremos siguen siendo lúcidos: nada de exageración de fondo, de pequeñez, de vanidad; ningún infantilismo, ningún rasgo de amargor egoísta e interesado. Aun cuando están agitadas, temblorosas, las aguas permanecen límpidas".
             
2. Mezcla de pensador ,intuitivo y de persona realista. "Bastaría recordar sus parábolas. En ellas nos encontramos un mundo de pescadores, labradores, viñadores, mayorales, soldados, traficantes de perlas, hortelanos, constructores de casas, la viuda y el juez, el general y el rey. Vemos a niños que juegan por la calle tocando la flauta; cortejos nupciales que cruzan la ciudad en la noche silenciosa; contemplamos a los doctores de la ley ensanchando sus borlas y filacterias; les encontramos desgreñados en los días de ayuno; escuchamos su lenguaje cuando rezan; nos tropezamos con los pordioseros que piden a la puerta de los palacios; descubrimos a los jornaleros que se aburren en las plazas esperando a que alguien los contrate; se nos explica minuciosamente cómo cobran sus sueldos; conocemos las angustias de una mujer que ha perdido una moneda; sabemos cómo la recién parida se olvida de sus dolores al ver al chiquitín que ha tenido; nos enteramos de las distintas calidades de la tierra y de todas las amenazas que puede encontrar un grano desde la siembra a la cosecha...; se nos describe minuciosamente cómo reacciona el hombre a quien el amigo despierta en medio de la noche; nos explican con qué unge las heridas el samaritano y cuál es su esplendidez...; se nos habla de las telas y de la polilla, de la levadura que precisa cada porción de harina, de en qué tipo de odres hay que guardar cada calidad de vino..."
  3. Este hombre a la vez lleno de mansedumbre y de energía; que no les teme a los poderosos y se fija en los lirios; que declara abiertamente que no se puede estar al servicio de dos amos, Dios y las riquezas; que sabe orientarse sin vacilaciones en los grandes problemas de la felicidad, del mal o del dolor humanos, este hombre es sumamente sensible: Percibe si la gente es agradecida
 Lc. 17,17: Jesús preguntó: «¿No han quedado limpios los diez?
Los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien vuelva para agradecérselo a Dios excepto este extranjero?»
Jn. 10,31: Jesús les replicó: «Por encargo del Padre he hecho en vuestra presencia muchas cosas buenas; ¿por cuál de ellas vais a apedrearme?»
Jn. 6,67: Jesús preguntó a los doce: «¿También vosotros queréis marcharos?»
Mt. 21,33: donde se describe desechado fuera de la viña, ajusticiado.
             
 Este hombre es de una gran capacidad de soledad y de una gran necesidad de compañía: continuamente estuvo rodeado de alguien, y con frecuencia le hallamos solo, en oración, pensando; y en el discurso de la última cena -Jn., cap. 13 a 18- manifiesta el drama del adiós a los amigos.
Este hombre fue despreciado y enjuiciado por los suyos, que le tuvieron por loco (Me. 3,21); por los dirigentes, que le consideraron poseído del demonio (Mt. 12,24), y loco (Jn. 8,48), lo mismo que Herodes. Finalmente fue abandonado de todos, menos de unas pocas mujeres y Juan, que estuvieron a la hora de su muerte. A este hombre así enfrentado con el realismo de ser hombre, que padeció el terror en el Huerto, y que nos enseñó a suplicar que nos veamos lejos de los momentos de tentación, cuando no se percibe en torno sino la soledad y la ausencia de todo apoyo, aun el de Dios, a este hombre se le aplica una bella frase en la carta a los Hebreos:
 Hebr. 5,7: El, en los días de su vida mortal, ofreció oraciones y súplicas, a gritos y con lágrimas, al que podía salvarlo de la muerte. Y Dios lo escuchó, pero después de aquella angustia, Hijo y todo como era. Sufriendo aprendió a obedecer y, así consumado, se convirtió en causa de salvación para todos los que le obedecen a él...

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