lunes, 29 de diciembre de 2014

PERSONAJES Y PARÁBOLAS

¿Qué significado podría tener el decidir no existir, habiendo conocido ya toda la densidad de la existencia?
PERSONAJES Y PARÁBOLAS
      
El. hombre, todo hombre y el mismo Jesús (tal como lo demuestran las tentaciones) se ve colocado en la alternativa de optar o no por ese mundo de justicia, de fidelidad, de "reino de Dios". Jesús respondió, pero muy pocos siguieron su llamada: enfermos, -pecadores, algunas mujeres, publicanos, samaritanos, niños: gentes todas ellas que por su situación social y religiosa eran personas marginadas. Quizá por ello poseían una docilidad fundamental para confiar en Dios sin reservas: no se consideran dueños de nada ni siquiera de su propia seguridad ante Dios...:
 Lc. 18,13: El recaudador (publicano), en cambio, se quedó a distancia y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; no hacía más que darse golpes de pecho diciendo:
-¡Dios mío!, ten compasión de este pecador.
 Mc. 10,15: Os lo aseguro: quien no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
 Mt. 23,12: El más grande de vosotros será servidor vuestro. A quien se eleve, lo abajarán, y a quien se abaja, lo elevarán.
 En cambio, los representantes oficiales del pueblo (entendidos en la Ley, fariseos y sacerdotes) y los poderosos de la sociedad (los ricos), como norma general, le rechazaron. Se consideran en el camino recto, saben cómo agradar a Dios, y ya no están libres para escuchar la oferta siempre nueva y exigente de Dios. El cumplimiento de los preceptos tradicionales puede incluso servirles de pretexto; tras ellos pueden proteger su corazón frente a Dios:
 Lc. 18,11-12: El fariseo se plantó y se puso a orar en voz baja de esta manera:
-Dios mío, te doy gracias de no ser como los demás: ladrón, injusto o adúltero; ni tampoco como ese recaudador. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que gano.
 Mc. 10,17-23: ... El replicó: -Maestro, todo eso lo he cumplido desde joven. A esto, Jesús lo miró fijo, le tomó cariño y le dijo: -Una cosa te falta, vete a vender lo que tienes y dáselo a los pobres, que tendrás un tesoro en el cielo; y, anda, vente conmigo. A estas palabras el otro frunció el ceño y se marchó entristecido, porque poseía una gran fortuna. Jesús... dijo: -¡Con qué dificultad van a entrar los que tienen mucho en el reino de Dios!
      
 Hay que advertir que estas personas, aun siendo ya buenas, son invitadas a lo que para ellos sería la verdadera entrega, la conversión a Dios.
 Esto mismo lo describe Jesús en una comparación, una parábola:
 Mt. 13,44-45: Se parece el reino de Dios a un tesoro escondido en el campo; si un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y de alegría va a vender todo lo que tiene y compra el campo aquel.
Se parece también el reino de Diosa un comerciante que buscaba perlas finas; al encontrar una perla de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.
 El pobre jornalero encuentra lo que no esperaba; el rico comerciante, lo que venía buscando: ambos se llenan de alegría, ambos venden todo lo que poseían.

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