miércoles, 7 de enero de 2015

TESTIGOS DE JEHOVÁ Y LA SANGRE.

TEXTO BÍBLICO UTILIZADO: LA BIBLIA DEL PEREGRINO. AUTOR L. A SCHÖKEL.


TRANSCRIBIMOS DEL LIBRO DEL LEVÍTICO 17,10-12.

             ">>Cualquier israelita o emigrante residente entre vosotros que coma sangre, me enfrentaré con él y lo extirparé de su pueblo. 11Porque la vida de la carne es la sangre, y yo os he dado la sangre para uso del altar, para expiar por vuestras vidas. Porque la sangre expía por la vida. 12Por eso he prescrito a los israelitas: ni vosotros ni el emigrante residente entre vosotros comeréis sangre".

            EXPLICACIÓN.

             Como el aliento infundido por Dios es vida del cuerpo, así la sangre es vida de la carne: derramada la sangre, la carne muere; derramar la sangre es dar muerte. A Dios pertenece todo, y de modo especial la vida de hombres y animales. La carne se la cede al hombre como alimento, la sangre, que es la vida, se la reserva y exige cuenta de ella (Gn 9,4). Solamente se la cede al hombre para el culto, es decir, para volverla a recibir en homenaje y expiación; para que el hombre salve su vida ofreciendo en sacrificio la del animal (Éx 12,7.13; cfr Heb 9,22). El precepto recoge el respeto ancestral del hombre ante la sangre y le infunde un sentido teológico. Como precepto, inculca que la vida es sagrada. Dejar morir una persona invocando este precepto (testigos de Jehová respecto a transfusiones de sangre) es pervertir su sentido inicuamente.

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