miércoles, 28 de octubre de 2015

Dámaso I.

Papa (366-384). Vida: Nacido en Roma (posiblemente de origen español) en torno al 305, fue hijo del sacerdote que se ocupaba de la iglesia conocida posteriormente como de san Lorenzo. Fue diácono bajo el papa hereje Liberio y sirvió al antipapa Félix II. A la muerte de Liberio se produjeron desórdenes provocados por la rivalidad entre un grupo de partidarios de aquél, que eligieron a un tal Ursino, y otro de seguidores de Félix que prefirieron a Dámaso. Este no dudó en valerse de una turba de malhechores para provocar una matanza de sus rivales. El 1 de octubre del 366, un grupo de sus secuaces se apoderó de la basílica laterana y fue consagrado en la misma. Valiéndose entonces del apoyo del prefecto (en opinión de J. N. D. Kelly, "la primera ocasión en que el papa utilizó al poder civil contra sus adversarios"), expulsó de Roma a Ursino y a sus partidarios. Los obispos de Italia, aunque aceptaron la elección de Dámaso, no pudieron evitar sentirse repelidos por sus métodos, y aquello contribuyó a debilitar su autoridad moral durante años. En el 371 un judío converso llamado Isaac lo acusó de adulterio y sólo lo salvó de la "desgraciada acusación" la intervención personal del emperador. Con todo, Dámaso supo atraerse el favor de la corte imperial y quebrantar los prejuicios de la clase alta contra el cristianismo. Reprimió con dureza las herejías — incluido el arrianismo — valiéndose ampliamente del apoyo secular. Aunque sus medidas contra Lucifer de Cagliari fueron brutales y en diversos sínodos condenó el apolinarismo y el macedonianismo, optó por la moderación en el caso de Prisciliano. Sus relaciones, con las iglesias orientales fueron asimismo poco afortunadas al negarse a apoyar a Melecio (lo que le valió que Basilio el Grande lo describiera como "imposiblemente arrogante"). No intervino en el concilio ecuménico de Constantinopla (381) ni tampoco contribuyó a la mejora de relaciones entre las Iglesias occidentales y orientales. Su aportación, por tanto, resulta discutible, pues si bien es cierto que reestructuró la Iglesia romana y le dio un papel social — fundamentalmente entre las clases altas — del que había carecido hasta entonces, su conducta agrió de manera irreparable las relaciones con Oriente. Asimismo, aunque combatió tenazmente la herejía, los métodos a los que recurrió resultan discutibles y también contribuyeron a abrir un abismo que nunca sería cubierto del todo.

Obras: Su mayor aporte lo constituyen los epigramas compuestos en honor de los mártires o de obras realizadas por el papa. Se conservan asimismo cartas, aunque la autenticidad de algunas es discutible.

Teología: Incansable defensor de la primacía romana insistió en que la prueba de la ortodoxia provenía del papa. Tal primacía provenía del hecho de ser el papa sucesor de Pedro (Mateo 16:18), lo que le proporcionaba el poder de atar y desatar. Precisamente en armonía con este punto de vista en el 378 llegó incluso a lograr del gobierno que la santa sede fuera reconocida como tribunal de primera instancia y también de apelación para los obispos occidentales. Ver Apolinarismo; Liberto; Macedonianismo; Prisciliano.

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