jueves, 15 de marzo de 2018

Mt 21,33-46


 33 Escuchad otra parábola:
                   - Había una vez un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó la torre del guarda (Is 5,1-7), la arrendó a unos labradores y se marchó al extranjero.
                   34 Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus siervos para percibir de los labradores los frutos que le correspondían. 
35 Los labradores agarraron a los siervos, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.
                   36 Envió entonces otros siervos, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo.
37 Por último les envió a su hijo, diciéndose:
                  - A mi hijo lo respetarán.
                  38 Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron:
                  - Éste es el heredero: venga, lo matamos y nos quedamos con su herencia.
                  39 Lo agarraron, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron.
                  40 Vamos a ver, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?
                  41 Le contestaron:
                  - Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará su viña a otros que le entreguen los frutos a su tiempo.
                  42 Jesús les dijo:
                  - ¿Nunca habéis leído en la Escritura?


                  La piedra que desecharon los constructores
                  es ahora la piedra angular.
                  Es el Señor quien lo ha hecho:
                  ¡Qué maravilla para los que lo vemos! (Sal 118,22-23).

                  43 Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos.
44 Además, el que caiga sobre esa piedra se estrellará, y si ella cae sobre alguno, lo hará trizas.
                  45 Al oír sus parábolas, los sumos sacerdotes y los fariseos se dieron cuenta de que iban por ellos.
46 Aunque estaban deseando echarle mano, tuvieron miedo de las multitudes, que lo tenían por profeta.

EXPLICACIÓN.

33 - 46.          La viña, cf. Is 5,1s; también Os 10,1; Jr 2,21; Ez 15,1ss. El propietario representa a Dios; la viña, a Israel; la plantación y los trabajos, la solicitud de Dios por el pueblo elegido; los labradores, los dirigentes; el fruto, el amor al prójimo, es decir, el derecho y la justicia (Is 5,7); los siervos, los profetas; el Hijo y heredero, Jesús el Mesías. La pregunta de Jesús (40) recuerda Is 5,3: "Sed jueces entre mí y mi viña". Los dirigentes anuncian sin pensarlo la ruina de Israel como nación (41). Responsabilidad de los dirigentes (42) y consecuencias (43s). Los fariseos toman el puesto de los senadores.  Miedo a las multitudes (45s).

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