sábado, 17 de marzo de 2018

Mt 22,23-33


   23 El mismo día se acercaron unos saduceos, de esos que dicen que no hay resurrección, y le propusieron este caso:
                    24 - Maestro, Moisés mandó esto: "Si uno muere sin hijos, su hermano se casará con la viuda para dar descendencia a su hermano" (Dt 25,5).
25 Pues había entre nosotros siete hermanos: el primero se casó y, como murió sin hijos, le dejó la mujer a su hermano.
26 Lo mismo pasó al segundo y al tercero, y así hasta el séptimo.
27 Finalmente murió la mujer.
28 Pues bien, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de los siete va a ser mujer, si lo ha sido de todos?
                    29 Jesús les contestó:
                    - Estáis muy equivocados, por no comprender las Escrituras ni la fuerza de Dios.
30 Porque en la resurrección ni los hombres ni las mujeres se casan, son como ángeles del cielo.
31 Y acerca de la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os dijo Dios; 
32 "Yo soy el Dios de Abrahán y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob" (Éx 3,6). No es Dios de muertos, sino de vivos.
                     33 Al oír esto, las multitudes quedaron impresionadas de su enseñanza.

EXPLICACIÓN.

Saduceos, partido de los sumos sacerdotes y senadores (21,23). No admitían más vida que la presente. Materialismo. Apoyándose en Dt 25,5s, pretenden ridiculizar la doctrina de la resurrección (23-28). Jesús habla de la resurrección como de un hecho presente. La vida que perdura después de la muerte no es una prolongación de la vida orgánica, procede directamente de Dios (como ángeles del cielo) (29-30). Cita de Éx 3,6: el Dios vivo (16,16), es dador de vida y quien le pertenece participa de su vida (31s). Reacción de las multitudes (cf. 7,28) (33).

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