viernes, 28 de abril de 2017

Leander Perez

Leander Henry Perez, Sr. (Dalcour, Louisiana, Estados Unidos, 16 de julio de 1891 - 19 de marzo de 1969, Belle Chasse, Louisiana, Estados Unidos)1 fue el líder político demócrata de los municipios (Parroquia) de Plaquemines y de San Bernardo, Luisiana, en la primera mitad del siglo XX.

Trayectoria

Ofició como juez de distrito, en San Bernardo Parish; más adelante, como abogado de distrito, también en la parroquia de San Bernardo, y como Presidente del Consejo de Plaquemines Parish.
Perez nació en Dalcour, Plaquemines Parish, Luisiana, en una familia de isleños canarios, formada por Roselius E. “Fice” Pérez (fallecido en 1939) y Gertrudis (Solis de apellido de soltera, murió en 1944). Lo educaron en escuelas de Nueva Orleans, en la Universidad Estatal de Luisiana en Baton Rouge, y en el Colegio de Abogados de la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans. Perez abrió un despacho en Nueva Orleans y en Plaquemines Parish.
Fue nombrado juez provisional en 1919. En 1920 ganó las elecciones a Juez por tres votos de diferencia. Pronto se alió con banqueros y con Meraux y Núñez, los dueños de una inmobiliaria de San Bernardo para especular. Se formó un grupo temible que encabezaba Pérez. Tenían grandes influencias en la capital del estado y muchos policías a sus órdenes. La coincidencia de todos estos turbios personajes en la política de la zona favoreció la corrupción a todos los niveles.
En los años veinte, las pieles se pusieron de moda y los tramperos isleños vieron incrementarse sus ganancias. Pero el Juez Pérez y sus amigos comenzaron a quedarse con su dinero. Cientos de tramperos isleños que se mataban a trabajar en los emponzoñados pantanos para cazar ratones almizcleros veían cómo las autoridades se convertían en millonarias mientras ellos no lograban ahorrar un solo dólar.
Los isleños fueron a pedirle ayuda al empresario Manuel Molero, el mismo que los había favorecido en los temporales y en las epidemias de 1915 y 1919. Molero llevó a Pérez ante un juez de Nueva Orleans que lo condenó, pero sus amigos del Tribunal del Estado lo absolvieron. Entonces comenzó a arrestar isleños. En 1926, los isleños se enfurecieron y se armaron hasta los dientes. El Juez Pérez llamó a pistoleros texanos. Un barco lleno de forajidos navegó por el río en dirección a las casas de los tramperos. Mientras disparaban, gritaban que iban a cenar caldo de isleños.
Sin embargo, en Delacroix, se construyeron barricadas: los isleños eran expertos cazadores, hábiles en el manejo de las armas de fuego. Cuando terminó el tiroteo, los muertos estaban del lado de los pistoleros. Los texanos sobrevivientes fueron capturados. El juez Pérez huyó. El Sheriff no se atrevió a detener a un solo isleño y llamó al Gobernador, el cual decidió dejar las cosas como estaban, al comprobar que la paz se había restablecido. Esto se llamó la Guerra de los Tejanos. Gracias a ella se conoció en Estados Unidos la corrupción que había en San Bernardo.

Referencias

"Los isleños del Misisipi", película de Amazonas Films, 2006

 https://es.wikipedia.org/wiki/Categor%C3%ADa:Excomulgados_por_la_Iglesia_cat%C3%B3lica

https://es.wikipedia.org/wiki/Categor%C3%ADa:Excomuni%C3%B3n

https://es.wikipedia.org/wiki/Categor%C3%ADa:Doctrinas,_creencias_y_pr%C3%A1cticas_mormonas

https://es.wikipedia.org/wiki/Categor%C3%ADa:Mormonismo

 https://es.wikipedia.org/wiki/Categor%C3%ADa:Restauracionismo


Pedro III de Aragón

Pedro III de Aragón
Rey de Aragón, Valencia, Sicilia y Conde de Barcelona
Pietro III d'Aragón.jpg
Retrato imaginario de Pedro III de Aragón, por Manuel Aguirre y Monsalbe. 1854. (Diputación Provincial de Zaragoza).
Rey de Aragón, Valencia
Conde de Barcelona
thum
27 de julio de 1276 - 11 de noviembre de 1285
Predecesor Jaime I
Sucesor Alfonso III
Información personal
Coronación Zaragoza, noviembre de 1276
(Rey de Aragón)
Palermo, 9 de noviembre de 1282
(Rey de Sicilia)
Nacimiento Verano de 1240
Valencia
Fallecimiento 11 de noviembre de 1285 (45 años)
Villafranca del Penedés
Entierro Monasterio de Santes Creus
Familia
Casa real Casa de Aragón
Padre Jaime I de Aragón
Madre Violante de Hungría
Consorte Constanza II de Sicilia
Descendencia véase Descendencia
[editar datos en Wikidata]
Pedro III de Aragón (Valencia, 1240Villafranca del Penedés, 11 de noviembre de 1285),1 llamado el Grande, fue hijo de Jaime I el Conquistador y su segunda esposa Violante de Hungría. Sucedió a su padre en 1276 en los títulos de rey de Aragón, rey de Valencia (como Pedro I), conde de Barcelona (como Pedro II) y rey de Sicilia.

Biografía

Casado el 13 de junio de 1262 en la catedral de Montpellier con Constanza de Hohenstaufen, hija y heredera de Manfredo I de Sicilia, fueron coronados en Zaragoza, probablemente el 17 de noviembre de 1276,2 en una ceremonia en la que Pedro canceló el vasallaje que con el papado había concertado su abuelo Pedro II.
Todo su reinado se centró en la expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo y para ello aprovechó su matrimonio con Constanza para reivindicar la corona siciliana. Sicilia se encontraba desde 1266 bajo la soberanía de Carlos de Anjou quien, con el apoyo del papa Clemente IV, que no deseaba a ningún Hohenstaufen en el sur de Italia, había sido investido rey tras derrotar en Benevento a Manfredo, quien falleció en la batalla.
El monarca angevino hizo cegar a los tres hijos varones de Manfredo y, en 1268, capturó e hizo decapitar a Conradino que -como nieto de Federico II- era el último heredero varón de la casa Hohenstaufen. La línea sucesoria pasó entonces a Constanza, quien ofreció refugio en Aragón a las familias partidarias de su padre, los Lanza, los Lauria y los Prócidas.
Pere Rey, Pedro III de Aragón, representado en la Genealogía de la Casa de Aragón redactada por orden el rey Martín I de Aragón.
Una flota de la corona aragonesa, al mando de Conrado Lanza, recorre en 1279 las costas africanas para restablecer la soberanía feudal de Aragón sobre Túnez, que la muerte del emir Muhammad I al-Mustansir había debilitado. Posteriormente, en 1281, Pedro III armó una flota para invadir Túnez y solicitó al recién elegido papa Martín IV una bula que declarara la operación militar como cruzada, pero el papa, de origen francés y partidario de Carlos de Anjou, se la negó.
Cuando la flota se disponía a zarpar, tuvieron lugar en Sicilia los acontecimientos conocidos como las Vísperas sicilianas que provocaron la expulsión de la isla, tras una gran matanza, de los franceses. Los sicilianos enviaron entonces una embajada a Pedro III ofreciéndole la corona siciliana, a la que tenía derecho gracias a su matrimonio. El rey aragonés puso entonces su flota rumbo a Sicilia, donde arribó el 30 de agosto de 1282 y fue coronado rey en la ciudad de Palermo.
Inmediatamente envió una embajada a Carlos de Anjou, que se encontraba en Mesina, instándole a reconocerle como rey de Sicilia y a abandonar la isla. La derrota de la flota angevina en Nicoreta, a manos del almirante Roger de Lauria, obligó a Carlos a dejar Mesina y refugiarse en su reino de Nápoles.
El papa Martín IV respondió a la coronación siciliana de Pedro III con su excomunión (9 de noviembre de 1282) y su deposición como rey de Aragón (21 de diciembre de 1283), ofreciendo la corona al segundo hijo del rey de Francia, Carlos de Valois, a quien invistió el 27 de febrero de 1284, y declarando una cruzada contra Aragón, entre 1284 y 1286, por su intervención en los asuntos sicilianos en contra de la voluntad papal. La mayor parte del conflicto se desarrolló en tierras catalanas, aunque los primeros episodios se sucedieron en la frontera navarro-aragonesa. Como respuesta, los aragoneses atacaron a los franceses en Mallorca y Occitania.
La situación en la que se encontró Pedro III era totalmente inestable, ya que no sólo tenía que enfrentarse a la invasión francesa que se preparaba al norte de los Pirineos, sino que tuvo que hacer frente a graves problemas en el interior de sus reinos surgidos ante las necesidades económicas que provocó la conquista de Sicilia.
Pedro III el Grande en el collado de las Panizas, por Mariano Barbasán. 1891. (Diputación Provincial de Zaragoza).
Pedro III soluciona los problemas internos concediendo, en las Cortes de Tarazona (1283-84), la formación de la Unión aragonesa y prestando juramento al Privilegio General que defendía los privilegios de la nobleza; asimismo concedió al Condado de Barcelona la constitución “Una vegada l´any” en las cortes celebradas en Barcelona entre 1283 y 1284.
Solucionados los problemas interiores, pudo centrar su atención en la invasión francesa, que al mando del propio rey francés Felipe III tomó en 1285 la ciudad de Gerona, para inmediatamente tener que retirarse cuando la flota aragonesa retornó de Sicilia al mando de Roger de Lauria e infligió a la escuadra francesa una derrota total en las islas Formigues y a continuación una derrota en tierra en el barranco de las Panizas, cuando las tropas francesas se retiraban.
Tras su gran victoria, Pedro III se dispuso a enfrentarse a su hermano Jaime II de Mallorca y a su sobrino el rey Sancho IV de Castilla, que no le habían prestado apoyo durante su conflicto con los franceses,pero su prematura muerte lo impidió. A finales de octubre de 1285, el rey enfermó con fiebre cuando se disponía a emprender viaje a Barcelona y tuvo que detenerse en la localidad de San Climent donde los médicos, que viajaron desde la capital para atenderle, no pudieron hacer nada para salvarle. Falleció el 11 de noviembre de 1285 en la festividad de de san Martín.1

Sepultura

En su testamento, Pedro III dispuso que su cadáver recibiera sepultura en el Monasterio de Santes Creus, de la orden cisterciense. Las exequias del monarca se celebraron con gran solemnidad y el cuerpo del rey fue colocado en una urna de pórfido rojo, que el almirante Roger de Lauria trajo desde Sicilia. Él fue el primer monarca aragonés en recibir sepultura en el Monasterio de Santes Creus.
El rey Jaime II de Aragón, ordenó la erección de las tumbas del rey Pedro III el Grande, su padre, al mismo tiempo que disponía la creación de su propia tumba y la de su segunda esposa, Blanca de Nápoles. Se dispuso que los sepulcros se hallaran cobijados, como así se hizo, bajo baldaquinos labrados en mármol blanco procedente de las canteras de San Felíu, cerca de Gerona. Cuando el rey Jaime II dispuso la creación de su propio sepulcro, tomó como modelo el sepulcro de su padre.
El sepulcro del rey Pedro III fue realizado entre los años 1291 y 1307 por Bartomeu de Gerona y es más rico que el de su hijo Jaime II y su esposa. Un gran templete de caladas tracerías alberga el sepulcro del rey, consistente en una urna de pórfido rojo, antes una pila de baño romana, traída a España por el almirante Roger de Lauria. La urna de pórfido se encuentra rodeada por imágenes de santos.
El epitafio del rey Pedro III, colocado enfrente del mausoleo, en el pilar que separa el presbiterio de la capilla lateral del crucero, reza la siguiente inscripción:
PETRUS QUEM PETRA TEGIT GENTES ET REGNA SUBEGIT, FORTES CONFREGITQUE CREPIT, CUNCTA PEREGIT, AUDAX MAGNANIMUS SIBI MILES QUISQUI FIT UNUS, QUI BELLO PRIMUS INHERET JACET HIC MODO IMUS, CONSTANS PROPOSITO VERAX SERMONE FIDELIS, REBUS PROMISSIS FUIT HIC ET STRENUUS ARMIS, FORTIS JUSTITIA VIVENS AEQUALIS AD OMNES, ISTIS LAUDATUR VI MENTIS LAUS SUPERATUR, CHRISTUS ADORATUR DUM PENITET UNDE BEATUR, REX ARAGONENSIS COMES ET DUX BARCINONENSIS, DEFECIT MEMBRIS UNDENA NOCTE NOVEMBRIS, ANNO MILLENO CENTUM BIS ET OCTUAGENO, QUINTO, SISTE PIA SIBI TUTRIX VIRGO MARIA.
En diciembre de 1835, durante la Primera Guerra Carlista, tropas gubernamentales integradas por la Legión Extranjera Francesa (procedente de Argelia) y varias compañías de migueletes se alojaron en el edificio monacal, causando numerosos destrozos en el mismo. Las tumbas reales de Jaime II y su esposa fueron profanadas. Los restos de Jaime II, hijo de Pedro III, fueron quemados, aunque parece que algunos restos permanecieron en el sepulcro. La momia de la reina Blanca de Nápoles fue arrojada a un pozo, de donde fue sacada en 1854. El sepulcro de Pedro III, a causa de la solidez de la urna de pórfido utilizada para albergar los regios despojos, impidió que sus restos corrieran igual suerte.
En 2009 se hallaron los restos mortales del rey en su tumba de Santes Creus.3 Mediante una sofisticada técnica de endoscopia y una analítica de los gases contenidos en su interior, se ha podido comprobar que es la única tumba de un monarca de la Corona de Aragón que no ha sido nunca profanada.4

Matrimonio y descendencia

De su matrimonio con Constanza en 1262 nacieron:
Tuvo tres hijos naturales de su relación con María Nicolau antes de contraer matrimonio con Constanza:5
  • Jaime Pérez de Aragón (m. 22 de mayo de 1285). Primer señor de Segorbe.5 Casado con Sancha Fernández, hija de Fernando Díaz o Rodrigo Díaz, señor de Benaguasil, y de su mujer Alda Fernández de Arenós, señora del Vall de Lullén, de quien tuvo a Constanza Pérez de Aragón quien fuera II señora de Segorbe, enlazada con Artal Ferrench de Luna, VIII señor de Luna;
  • Juan Pérez de Aragón;5
  • Beatriz Pérez de Aragón, falleció en 1316 en Portugal y recibió sepultura en el monasterio de Monasterio de Santa Clara-a-Velha en Coímbra. Con su esposo, Ramón de Cardona, acompañó a su media hermana Isabel cuando esta se casó con el rey Dionisio de Portugal. Fueron padres de cinco hijos: Guillermo, Ramón, Isabel, Beatriz y Leonor.6
De su relación con Inés Zapata nacieron cuatro hijos ilegítimos:

Ancestros


Predecesor:
Jaime I
thum
Rey de Aragón y de Valencia
Conde de Barcelona

1276 - 1285
Sucesor:
Alfonso III
Predecesor:
Carlos de Anjou
thum
Rey de Sicilia

1282 - 1285
Sucesor:
Jaime I de Sicilia

Véase también

Notas

  1. Cabrera Sánchez, 2011, pp. 112-113.
  2. En los registros de la Cancillería real aparece en esa fecha la anotación Hic Rex (Aquí el rey), mientras que hasta entonces había aparecido siempre como infante. Véase Ferran Soldevila, Jaume I, Pere el Gran, Ed. Vicens-Vives, 4.ª ed., Barcelona, 1995, pág. 90.
  3. Hallada la momia del monarca Pere el Gran
  4. La tumba de Pere II 'El Gran' permanece intacta desde la Edad Media
  5. Ferrer i Mallol, 1998, p. 1434.
  6. Ferrer i Mallol, 1998, pp. 1434-1435.

Bibliografía

Enlaces externos

Pedro II de Aragón

Pedro II de Aragón
Pedro II de Aragón entero.jpg
Pedro II de Aragón el Católico en un acto feudal en febrero de 1198. Es la única imagen contemporánea al rey de Aragón que se conoce. Aparece sentado en el trono y coronado. Liber feudorum Ceritaniae (1200-1209).1
thum
Rey de Aragón
Conde de Barcelona
1196 - 13 de septiembre de 1213
Predecesor Alfonso II
Sucesor Jaime I
Información personal
Otros títulos Conde de Gerona, Sobrarbe, Ribagorza Osona y Cerdaña, Besalú, Pallars Jussà y señor de Montpellier
Coronación 1196
Nacimiento julio de 1178
Huesca
Fallecimiento 13 de septiembre de 1213 (35 años)
Muret, Francia
Entierro Monasterio de Santa María de Sigena
Familia
Casa real Casa de Aragón
Padre Alfonso II de Aragón
Madre Sancha de Castilla
Consorte María de Montpellier
Descendencia Jaime I de Aragón
Sancha
Pedro (capellán) y Constanza, hijos ilegítimos
[editar datos en Wikidata]
Pedro II de Aragón, apodado «el Católico» (Huesca, julio de 1178a - Muret, actual Francia, 13 de septiembre de 1213), fue rey de Aragón (1196-1213), conde de Barcelona (como Pedro I, 1196-1213) y señor de Montpellier (1204-1213). Era hijo de Alfonso II el Casto de Aragón y Sancha de Castilla.

Biografía

Nació, casi con toda probabilidad en el mes de julio de 1178 en Huesca, ciudad en la que estaba su padre Alfonso II que ese mismo mes otorgó al menos dos documentos. Recibió el bautismo en la catedral de Huesca. Su infancia transcurrió en la capital altoaragonesa criado por su ama Sancha de Torres.2
Pedro II gobernó como rey de Aragón, conde de Barcelona y señor de Montpellier; según Iglesias Costa esto suponía asumir el reconocimiento sobre Sobrarbe y Ribagorza, aunque esos títulos se omitieron desde Alfonso II.b Estos eran antiguos condados ya unidos al Reino de Aragón en tiempos de Ramiro I.
En líneas generales, el reinado de Pedro II estuvo dedicado a la política en los territorios transpirenaicos con limitados resultados y finalmente fracasada, lo que, aparte de la merma crónica de recursos financieros y el endeudamiento de la corona durante su reinado, determinó una menor atención a la frontera hispánica, logrando apenas alguna posición avanzada en territorio andalusí, como Mora de Rubielos (1198) Manzanera (1202) Rubielos de Mora (1203), Camarena (1205) y Serreilla, El Cuervo, Castielfabib y Ademuz (1210)4 c si bien jugó un papel político de apoyo a una acción cristiana conjunta que frenara la fuerza del poder almohade en la península, y participó activamente junto a Alfonso VIII de Castilla y Sancho VII de Navarra en la campaña que culminó en la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212, un triunfo cristiano, según muchos decisivo, y de gran resonancia ya en aquellos momentos.d
Pedro II renovó la infeudación o vasallaje de Aragón a San Pedro (al igual que ya hicieran tiempo atrás Sancho Ramírez y Pedro I) con su coronación por el papa Inocencio III en el monasterio de San Pancracio de Roma en noviembre de 1204, adquiriendo también el compromiso de la concesión al Papado de una suma anual.e Esta política de legitimación papal le convirtió en el primer monarca del reino que fue coronado y ungido. A partir de él y por concesión de la Santa Sede en bula dictada el 6 de junio de 1205, los monarcas aragoneses debían ser coronados en la Seo de Zaragoza de manos del arzobispo de Tarragona tras solicitar la corona al Papa (formalidad que implicaba el permiso de Roma), haciéndose extensiva esta prerrogativa a las reinas en 1206.f
Casado en 1204 con María de Montpellier, un matrimonio guiado por sus intereses en el mediodía francés que le proporcionó la soberanía sobre la ciudad de Montpellier, su escasa vida marital estuvo a punto de crear una situación de crisis sucesoria por falta de heredero. La reina María dio finalmente un hijo, Jaime I, que garantizó la continuidad de la dinastía aunque hubo un intento de divorcio, que el Papa no concedió, para casarse con María de Montferrato, heredera nominal del reino cruzado de Jerusalén, por entonces inexistente ya en la práctica.9
Murió el 13 de septiembre de 1213 en la batalla de Muret, cerca de Toulouse.

Política occitana

Herencia occitana

Occitania y la Corona de Aragón en 1213, en vísperas de la batalla de Muret
Pedro II no renunció a la política en Occitania y con él se dan, a la vez, la culminación y el fracaso de esa política en la Corona de Aragón que, heredada de la casa condal de Barcelona desde el siglo xi y las campañas con ayuda de magnates ultrapirenaicos de Alfonso I de Aragón, su padre Alfonso II había acrecentado en su doble condición de Conde de Barcelona y Rey de Aragón.
Ramón Berenguer I había iniciado, en oposición a los condes de Tolosa, una política de penetración en Occitania del condado de Barcelona con la adquisición de los territorios de los condados de Carcasona y Rasés (más tarde perdidos a manos de los Trencavel), que continuó en el siglo xiii con Ramón Berenguer III y IV, consolidando su posición en la zona como condes de Provenza y obteniendo, entre 1130 y 1162, el vasallaje de numerosos señores en la zona.10 11
Alfonso II, en el contexto de la expansión almohade (que actuaba de freno a la expansión hacia el sur en la Península Ibérica), pero ahora también como primer soberano titular de la Corona de Aragón (lo que le proporcionaba una base de poder territorial más amplia) había reforzado su presencia en Occitania frente al expansionismo del condado de Tolosa y estuvo «a punto de crear un reino pirenaico que englobara las cuencas del Ebro y del Garona».11 Pedro II será quien con más decisión lo intentará hacer realidad, culminando la tradición dinástica occitana ahora en un nuevo contexto de alianzas ante el intento de expansión en la zona de otra monarquía rival, los capetos.

Política de alianzas

Pese a que el condado de Provenza, perteneciente a la Casa de Aragón-Barcelona, había sido asignado a su hermano Alfonso II de Provenza, Pedro II mantuvo su actividad en aquel complejo tablero de intereses marcado por su atomización política, el intento de expansión francesa sobre ella, el desarrollo del catarismo y los consiguientes conflictos con el papa Inocencio III, interesado en erradicarlo e imponerse en la zona.
En 1200 concertó el matrimonio de su hermana Leonor y Raimundo VII de Tolosa. En un concilio en Bagnères-de-Luchon de 1201, Bernardo IV de Cominges se hizo vasallo del rey de Aragón, a cambio de la entrega del Valle de Arán, que pertenecía al rey católico. En 1202 se celebró la boda del conde de Tolosa con la infanta Leonor.12 En 1204, Pedro II se casó con María, heredera del conde de Montpellier, teniendo además, como vasallo, a Ramón-Roger Trencavel, vizconde de Béziers y Carcasona. Ese mismo año intervino en la zona forzando una paz entre su hermano, el conde de Provenza, y el conde de Forcalquier, aliado de Pedro II.
Asimismo se hizo feudatario de la Santa Sede en noviembre de ese mismo año, sin duda con las miras puestas en jugar un papel político en la zona desde una posición de preeminencia y legitimidad, en su condición de rey coronado por el Papa y distanciado del catarismo, contra el que tanto en Provenza como en Montpellier se tomaron algunas medidas, teniendo que sofocar en esta última ciudad una revuelta en 1206.
Por otro lado, interesado en una alianza con el Sacro Imperio Romano Germánico, comprometió a otra de sus hermanas, Constanza, con el rey de Sicilia Federico II Hohenstaufen, matrimonio que se culminó en 1210, para ser en 1212 coronadas como emperadores del Sacro Imperio.

El movimiento cátaro y la cruzada

Dinero de Pedro II de Aragón (1205-1213). Anverso: Busto del rey coronado. Leyenda: PETRO REX. Reverso: Cruz procesional sobre vástago con florituras de ramas a los lados o «arbor ad modum Floris» (mal llamada "Encina de Sobrarbe", como se interpretó desde el siglo XVI). Leyenda a ambos lados del vástago: ARA-GON.
A lo largo de los siglos xii y xiii, la influencia del catarismo, una herejía cristiana con orígenes en Asia Menor y los Balcanes (paulicianos y bogomilos), se había ido extendiendo en el occidente latino y consolidado con fuerza en la llamada Occitania o territorios del actual mediodía francés, donde se estructuró una Iglesia cátara con varios obispados y cuyo epicentro era la zona de la ciudad de Albí, por lo que también se lo denomina movimiento albigense. La situación de coexistencia con esta iglesia rival, tolerada por los poderes de la zona (situación favorecida por la atomización del poder político y la ausencia de un centro de poder efectivo en Occitania, nunca logrado por el condado de Tolosa), amenazaba allí la hegemonía de la Iglesia romana.
Al mismo tiempo, la prosperidad occitana despertaba la ambición expansionista de la monarquía francesa de los Capetos y de sus baronías de la Isla de Francia, dispuestos a servirse de cualquier argumento para intervenir en los territorios de la Langue d'oc. Por su parte, Inocencio III encontró en la monarquía francesa el medio más favorable de atajar la «herejía» y reducir a sus prosélitos a la obediencia a Roma, por lo que se mostró siempre complaciente y predispuesto a favorecer las empresas del rey francés, a quien también apoyará en la batalla de Bouvines y en sus conflictos con Inglaterra. De esta comunión de intereses surgió la cruzada contra los albigenses que se empezó a fraguar a inicios del siglo xii y que finalmente el papa predicó en toda la cristiandad latina, con especial éxito en la Isla de Francia, legitimando al monarca francés en su política expansiva al enviar contra los territorios occitanos –considerados heréticos por Roma– un poderoso ejército mandado por Simón de Montfort bajo la denominación de Cruzada.

El inicio de la cruzada

El acontecimiento que desató el conflicto fue el asesinato en enero de 1208 de Pierre de Castelnau, enviado a Toulouse como legado papal para mediar en nombre de Roma, que indujo al Papa a excomulgar al conde de Toulouse y promulgar la cruzada contra los albigenses.
La guerra «relámpago» en 1209 se dirigió inicialmente contra los vizcondados de la dinastía occitana Trencavel, donde se produjo la brutal toma de Béziers, con una matanza generalizada sin distinción de credo que quedó luego ilustrada en la célebre frase atribuida por las crónicas al legado papal Arnaud Amaury.g Esta fase inicial de la cruzada acabó con el sitio y la subsiguiente toma de la ciudad de Carcasona en el verano de 1209, tras lo cual le fueron otorgadas al cruzado francés Simón de Montfort, por el propio legado papal, las tierras sometidas de la familia Trencavel. Desde sus nuevas posesiones mantendría una política de ataques y asaltos a los señoríos de la zona incluido el fracasado intento de toma de Toulouse en 1211 y comenzaba la persecución y quema de cátaros a través de la Inquisición, creada expresamente por Roma en 1184 con el objetivo de erradicar la llamada herejía cátara o albigense.

Negociaciones de Pedro II

La situación creada generó entre los poderes occitanos un sentimiento de amenaza y repulsa ante la intervención francesa y la cruzada que era propicio para que Pedro II el Católico, como rey y vasallo del papado desde 1204, pudiera obtener una posición de prestigio en la zona actuando como intercesor ante el papado y protector ante Simón de Montfort (ya en la toma de Carcasona de 1209 evitó una matanza negociando con los cruzados una expulsión de los cátaros), prestigio acrecentado con su participación exitosa contra los musulmanes en las Navas de Tolosa. Habiendo obtenido el vasallaje del conde de Toulouse, Raimundo VI, y de otros poderes de la zona, desplegó una política de pacificación concertando el matrimonio de su hijo, el futuro Jaime I, con la hija de Simón de Monfort, entregándole a este, como garantía, la tutela del joven príncipe y único heredero del linaje, que permaneció en Carcasona. Asimismo negoció con Arnaud Amaury, ahora obispo de Narbona y también presente en la campaña de las Navas, la convocatoria de un sínodo en Lavaur para intentar la reconciliación.

La batalla de Muret y la muerte del rey

Tras el fracaso de la reconciliación entre occitanos y Simón de Montfort, Pedro II se declaró protector de los señoríos occitanos amenazados y de Toulouse. Pese a que su hijo permanecía bajo tutela en poder de Simón de Montfort y la excomunión de Inocencio III, que había optado finalmente por apoyar la causa francesa, reunió finalmente un ejército en sus reinos y territorios peninsulares con el que pasó los Pirineos y junto a los aliados occitanos puso cerco a la ciudad de Muret, donde acudió Simón de Montfort. Partiendo de una situación ventajosa en cuanto a fuerzas y avituallamientos, en la campaña, parece ser, sus huestes actuaron con precipitación y desorganización sin esperar la llegada de todos los contingentes. Resultaría muerto al ser aislado por los caballeros franceses en un combate en el que el rey ocupaba una posición de peligro en la segunda escuadra, en lugar, según era lo habitual, de situarse en la retaguardia. La muerte del rey trajo el desorden y la desbandada entre las fuerzas tolosano-aragonesas y la consiguiente derrota.13 h Muret supuso el fracaso y abandono de las pretensiones de la Corona de Aragón sobre los territorios ultrapirenaicos y, según el autor Michel Roquebert, el final de la posible formación de un poderoso reino aragonés-occitano que hubiera cambiado el curso de la historia de Francia y España.14
Excomulgado por el mismo el Papa que lo coronó, permaneció enterrado en los Hospitalarios de Toulouse, hasta que en 1217 el Papa Honorio III autorizó el traslado de sus restos al panteón real del Monasterio de Santa María de Sigena en Huesca, donde fue enterrado fuera del recinto sagrado.15

El joven Jaime, heredero de la corona de Aragón

Muerto Pedro II, Simón de Monfort mantenía aún en custodia a Jaime, el heredero al trono, que había quedado en ese mismo año de 1213 huérfano de padre y de madre, al morir también la reina María de Montpellier con solo 33 años en Roma, donde había viajado para defender la indisolubilidad de su matrimonio.i
Ante esta situación, los nobles aragoneses y catalanes posiblemente solicitaran la restitución del joven heredero a Simón de Montfort. Se envió una embajada del reino a Roma para pedir la intervención de Inocencio III quien, en una bula y por medio del legado Pedro de Benevento, exigió contundentemente a Simón de Montfort la entrega de Jaime que se produjo finalmente en Narbona en la primavera de 1214, donde le esperaba una delegación de notables de su reino, entre los cuales se encontraba Guillem de Montredon, maestre del Temple en Aragón encargado de su tutela18 .j
Siendo un niño, Jaime I de Aragón cruzará por primera vez los Pirineos para ser, junto a su primo, Ramón Berenguer V de Provenza, formado y educado con los templarios de Aragón en Monzón, deteniéndose antes en Lérida, donde le juran fidelidad unas Cortes conjuntas de Aragón y Condado de Barcelona.

Predecesor:
Alfonso II
thum
Rey de Aragón
Conde de Barcelona

1196-1213
Sucesor:
Jaime I
Predecesor:
Guillermo VIII
Señor de Montpellier
(Junto con su esposa María)

1204-1213
Sucesor:
Jaime I

Véase también

Notas

  1. «Pedro II nació en el mes de julio de 1178 [...] Y en el mes de julio de 1178 su padre Alfonso II estaba en Huesca, donde otorgó un par de documentos, por lo menos. Fue bautizado en la catedral de Huesca, según él mismo declara documentalmente».2
  2. «El título de rey lo asumieron su hijo, Alfonso el Casto (Alfonso II para los aragoneses y Alfonso I para los catalanes), y sus sucesores, quienes al igual que sus antecesores se reconocen reyes de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, aunque se silencian los dos últimos al gusto de los escribas y notarios del momento. En los escatocolos de los documentos ajenos a la cancillería regia, como eran los monacales de Alaón, Obarra, Roda de Isábena…, siempre se nombraron por el reinado de Ramón Berenguer, Alfonso, Pedro, etc.»3
  3. No se sabe con certeza si estas últimas plazas se perdieron luego o no; ya antes del inicio de la conquista del reino de Valencia por Jaime I estaban al parecer en manos cristianas, ya que en 1229 el gobernador almohade de la taifa de Valencia las solicitaba a cambio de otras.
  4. El autor Francisco García Fitz, en su obra, Las Navas de Tolosa (2005), hace un recorrido historiográfico analizando la visión de la época y la trascendencia de la batalla y plantea también un punto de vista crítico respecto a su trascendencia real en los acontecimientos posteriores, especialmente en la caída almohade y el fin de Al-Ándalus.
  5. Duran Gudiel y Cingolani difieren entre el 10 y el 11 de noviembre, respectivamente.5 6 La última fecha es ratificada por Smith.7
  6. A partir de 1318 lo hará el arzobispo de Zaragoza y Pedro III en 1278 instituye la costumbre de la autocoronación tras la unción (desmarcándose claramente con este gesto del sometimiento vasallático a la Santa Sede), quedando fijado el rito en 1328 con Alfonso IV.8
  7. «¡Matadlos a todos. Dios reconocerá a los suyos!» es frase atribuida al legado papal años después de los hechos por el cisterciense Cesáreo de Heisterbach en su Dialogus miraculorum escrito entre 1219 y 1237 y muy divulgada en novelas y todo tipo de publicaciones. No hay ninguna evidencia (el autor de la crónica, nada raro en esta época, quizás buscaba una correspondencia bíblica) de que el legado papal pronunciara la famosa frase, aunque probablemente esta expresa bien el espíritu de aquella guerra, organizada como cruzada y cuya violencia estuvo marcada y justificada desde un principio por un fuerte componente ideológico de tipo religioso. Para una referencia bibliográfica entre muchas, Laurence W. Marvin The Occitan War, Cambridge University Press, 2008. pág. 43. ISBN 978-0-521-87240-9. El autor da la referencia concreta de la cita bíblica y ofrece una reseña donde acudir (en francés) para una discusión más a fondo sobre este asunto.
  8. Para la sucinta descripción de Jaume I en El Llibre dels Feits, f. 5: «E aquí mori nostre pare car axí ho ha usat nostre linatge tots temps que en les batalles que ells han fetes, ne nos farem, deuem vencre o morir …»
  9. Según Cingolani, la reina falleció antes que su esposo.16 Por contra, Luis Suárez Fernández señala que la reina murió después que Pedro II.17
  10. La bula de Inocencio III era contundente:«Y al hijo de Pedro, rey de Aragón, de ínclita memoria, que tú retienes, lo hagas restituir a su reino (...) porque sería muy indecente que, desde ahora en adelante y con cualquier razón retuvieres al hijo de dicho rey, quien has de entregar en manos de dicho legado, por que pueda proveer como le parezca oportuno. De otra forma el legado actuará tal y como ha recibido instrucciones de nuestra viva voz».18

Referencias

Bibliografía

Enlaces externos