miércoles, 11 de abril de 2012

ABARÍN.

                 Los Setenta traducen por " la montaña que está al otro lado" este nombre hebreo de la cadena que domina el Mar Muerto por el este, cuya última y más elevada cima es, por el norte, el monte Nebo. Desde lo alto de la "montaña de los Abarín" Moisés es invitado por Yahvé a contemplar la Tierra Prometida hacia la cual conduce a su pueblo y en la que a él le está prohibido entrar (Nm 27,12); y allí es donde murió, quizás en una de las cumbres que flanquean el mone Nebo por el oeste, llamada el Pisgá (Dt 32,49; 34,1-5). NÚMEROS sitúa a los pies de estos montes la penúltima estapa de la "gran marcha" de Israel (Nm 33,47-48).

                Exaltado por la contemplación y la muerte de Moisés, el lugar conserva en la tradición el prestigio de una tribuna santa: cuando el profeta Jeremías debe transmitir las advertencias de Yahvé a su nación infiel, es incitado a gritarlas desde los altos de Abarín -al este- así como desde las montañas del Líbano -al norte- y desde las alturas del Basán -situadas al nordeste (Jr 22,20)-, para que todo el país retumbre por la Palabra.

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