La Abadía de Fontevraud.
Video.
Las
tareas diarias de los monjes se repartían entre la oración, el trabajo y
el estudio. Los monjes vivían de lo que producían, de forma que era
habitual que dedicasen buena parte del día a los trabajos en el campo.
En ocasiones, los monasterios más ricos dispusieron de personas que
realizaban estos trabajos para los monjes, que fueron transformándose
así en los centros económicos de su comarca. La oración se realizaba a
lo largo de diferentes momentos del día, que quedaba estructurado por la
llamada liturgia de las horas. Para estas oraciones los monjes se
reunían durante el día o la noche, ya que lo consideraban la actividad
principal a la que debían dedicarse. Una de las labores más importantes
era la copia de libros, por lo que los monasterios se convirtieron en
importantes centros culturales, además de religiosos.
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