sábado, 24 de agosto de 2013

LOS CALIFATOS EXPANSIVOS.

 Actual vista aérea de la ciudad de Damasco, con la mezquita de los Omeya en primer plano.
 
A lo largo de la historia, muchos gobernantes y dinastías tomaron el título de califas, pero los que en mayor medida expandieron el islam fueron los primeros de ellos.
El califato perfecto u ortodoxo, que se extendió de 632 a 660, estaba constituido por los cuatro primeros sucesores de Mahoma que, desde su capital en Medina, dirigieron la conquista de un territorio que incluía buena parte del norte de África, Mesopotamia, Siria y Persia.
El califato omeya, de 660 a 750, con capital en Damasco, llevó a cabo las conquistas desde la península Ibérica hasta la India.
El califato abásida trasladó la capital a Bagdad. Entre 750 y 1258, la dinastía abásida intentó consolidar las conquistas, desarrollando el comercio y una administración eficaz. Sin embargo, a partir del siglo IX su imperio se fue fragmentando en varios califatos simultáneos y sufrió diversas invasiones, como la de los mongoles, que tras convertirse al islam consiguieron que, desde el siglo XIII, la religión musulmana se extendiese por toda la India, aunque sin llegar a convertir a la mayoría de la población. Justamente en la India es donde se sitúa el límite oriental de la expansión mayoritaria del islam hasta la actualidad.
El último gran califato es el turco, de 1517 a 1919. Los monarcas turcos tomaron el título de califas a partir de 1517, cuando Selim I conquistó La Meca y Medina. Antes ya habían derrotado al imperio bizantino y habían conseguido extender el islam por el centro de Europa. En su máximo esplendor, el territorio turco llegaba desde Argelia a Hungría, pasando por Egipto, Arabia y Mesopotamia. El último califa turco fue derrocado en 1919.

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