jueves, 22 de agosto de 2013

LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ Y LA PERSECUCIÓN NAZI.

León y Marie Floryn, testigos de Jehová internados en un campo de prisioneros nazi.
León y Marie Floryn, testigos de Jehová internados en un campo de concentración nazi.

Además de los problemas que en determinados momentos ha supuesto el choque de la ciencia con las creencias defendidas por los cristianismos de origen estadounidense, a lo largo de la historia han existido otras discrepancias más violentas. Es lo que ocurrió con los testigos de Jehová frente a las exigencias del estado totalitario nazi. Se negaban a hacer el saludo hitleriano y a pronunciar el obligatorio «heil Hitler», que quiere decir «Hitler salva». Decían que solo Jehová salva, y solo a Jehová se le podía saludar de aquel modo. Así que las autoridades nazis empezaron a encarcelar y llevar a campos de concentración a los testigos de Jehová alemanes. Incluso tenían un distintivo especial en los campos de concentración, que era un triángulo color púrpura.

Cuando los nazis invadieron los países europeos vecinos, la persecución se extendió y fue más violenta, porque se exigió a los varones testigos de Jehová en edad militar que se incorporasen al ejército y portasen armas. Como sus ideales religiosos antimilitaristas les impiden cumplir el servicio militar, muchos jóvenes testigos de Jehová fueron ejecutados y otros muchos murieron en los campos de concentración nazis.

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