martes, 5 de noviembre de 2013

Alma víctima.

Se le llama "alma víctima" a quien se ofrece a sufrir en reparación por los pecados de otros, y de si misma, cargan sobre si los sufrimientos de otros, y la consecuencia del pecado en el mundo. Se ofrecen en reparación, en expiación a Nuestro Señor por tantas ofensas, sacrilegios, desprecios, y por la conversión de los pecadores. Jesús invita a todos a la total entrega. Vamos a misa para unirnos a Jesús en su entrega total al Padre. Pero, ¿Cuantos cristianos lo hacen? Respuesta: los santos. 
Algunas almas víctimas destacadas: Todos los santos se ofrecieron a Dios unidas a Cristo.  Francisco y Jacinta, los niños videntes de Fátima; Alejandrina Da Costa; Ana Catalina Emmerick; Padre Pío; Ven. Conchita Cabrera de Armida.... 

“¿Qué sucedería si el sacerdote, participando del sacerdocio de Cristo 
por la ordenación sacerdotal, no quisiera participar de ningún modo su 
estado de víctima? Sin duda alguna que se apartaría de Cristo; en su 
vida habría desorden, perturbación, máxima confusión; sería un 
ministro de Cristo sin amor verdadero a su amantísimo Maestro. 
Resultaría un hombre mundano, vano, superficial, estéril. Así como se 
conoce mejor el valor de la justicia por el dolor causado por la 
injusticia, así se aprecia mejor la fecundidad del apostolado por la 
deplorable esterilidad de una vida rota. Todo sacerdote, pues, debe 
pedir la gracia de ser realmente víctima, cada cual a su manera, a fin 
de padecer santamente lo que Dios desde la eternidad ha reservado para 
él, para llevar su cruz cada día, y no sólo como fiel, sino como 
sacerdote, como otro Cristo, para poder morir místicamente antes que 
físicamente.”
La unión del sacerdote con Cristo, Sacerdote y Víctima. Reginald 
Garrigou-Lagrange, OP.
Ediciones Rialp, Madrid 1955, p. 97

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