miércoles, 1 de enero de 2014

La Parábola de la Buena Semilla y la Cizaña.

Parábola del trigo y la cizaña, de Abraham Bloemaert.


La parábola del trigo y la cizaña, también conocida como parábola de la cizaña o parábola de la mala hierba, es una de las parábolas de Jesús de Nazaret, recogida en el libro de Mateo del Nuevo Testamento y también encontrada en el evangelio apócrifo de Tomás.
Encontrada en Mateo 13, 24-30; es la decimosegunda parábola narrada en el nuevo testamento.

Narración

"pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo.".
El texto de la parábola, según aparece en la Biblia cristiana, es el siguiente:
Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero».
Mateo 13, 24-301 (Reina-Valera 1960).
La versión de esta parábola según el evangelio apócrifo de Tomás es la siguiente:
Dijo Jesús: "El Reino del Padre se parece a un hombre que tenía una buena semilla. Vino de noche su enemigo y sembró cizaña entre la buena semilla. Este hombre no consintió que ellos, los jornaleros, arrancasen la cizaña, sino que les dijo: No sea que vayáis a escardar la cizaña y con ella arranquéis el trigo; ya aparecerán las matas de cizaña el día de la siega, entonces se las arrancará y se las quemará".
Tomás 57.2

Interpretación

Satán esparciendo semillas, de Felicien Rops.
La explicación de esta parábola la da también Jesús, según aparece en la Biblia cristiana:
Respondiendo Él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga».
Mateo 13, 37-433 (Reina-Valera1960).
Hay que tomar en cuenta que la cizaña es bien parecida al trigo durante las primeras fases de crecimiento.4 también, la ley romana de entonces prohibía sembrar cizaña entre el trigo de alguna persona,4 5 lo cual sugiere que la historia es realista.6

Referencias

Enlaces externos


Mt 13,24-30.Texto utilizado La Nueva Biblia Española. 

  24 Les propuso otra parábola:
                   - Se parece el reino de Dios a un hombre que sembró semilla buena en su campo;
25 mientras todos dormían llegó su enemigo, sembró cizaña entre el trigo y se marchó.
                  26 Cuando brotaron los tallos y se formó la espiga apareció también la cizaña.
27 Los obreros fueron a decirle al propietario:
                  - Señor, ¿no sembraste en tu campo semilla buena? ¿Cómo resulta entonces que sale cizaña?
                 28 Él les declaró:
                 - Es obra de un enemigo.
                 Los obreros preguntaron:
                 - ¿Quieres que vayamos a escardarla?
                 29 Respondió él:
                 - No, por si acaso al escardar la cizaña arrancáis con ella el trigo.
30 Dejadlos crecer juntos hasta la siega. Al tiempo de la siega diré a los segadores: Entresacad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla; el trigo, almacenadlo en mi granero.

EXPLICACIÓN.

24 - 30.        Se dirige de nuevo a las multitudes (cf. 13,34). Trata ahora del reino de Dios. Las malas hierbas, no espontáneas, sino obra de un enemigo, cuando la comunidad no está comprometida (todos dormían; cf. 25,5; 26,40). Imposible eliminar lo malo sin daño de lo bueno. No hay juicio inmediato y definitivo (cf. 3,12). 

Mateo 13,36-43. Texto Utilizado la Nueva Biblia Española.
 
36 Luego dejó a la multitud y se fue a la casa. Los discípulos se le acercaron a pedirle:
                   - Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.
                   37 Él les contestó:
                   - El que siembra la buena semilla es el Hombre;
38 el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los secuaces del Malo; 
39 el enemigo que la siembra es el diablo, la cosecha es el fin de esta edad; los segadores, los ángeles.
40 Lo mismo que la cizaña se entresaca y se quema, sucederá al fin de esta edad:
41 el Hombre enviará a sus ángeles, escardarán de su reino todos los escándalos y a los que cometen la iniquidad
42 y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes.
43 Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre.
                  Quien tenga oídos, que escuche.

EXPLICACIÓN.

36 - 43.        A solas con los discípulos. El mensaje del Reino, accesible a la humanidad entera, es el del Hombre (37), tanto en su aspecto individual (hombre nuevo) como social (sociedad nueva). La semilla no es un mensaje teórico, sino los hombres que, con su práctica, lo hacen eficaz. Los secuaces del Malo, los partidarios del poder, el prestigio y la riqueza (4,1-11). El reinado de Dios no se impone, encuentra un constante antagonismo. La mala semilla, las desviaciones existentes bajo el nombre cristiano (7,15-20); los escándalos, las ambiciones de poder (18,6-9); los que cometen la iniquidad, los que no se dedican al bien de los demás (7,21-23). El reino del Hombre (41), la etapa histórica del reinado de Dios; el reino del Padre (42), su etapa poshistórica. Los justos, los que han sido fieles a las bienaventuranzas (cf. 5,20).

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