sábado, 22 de marzo de 2014

EL EVANGELIO DE TACIANO 5


(Diatessaron) Parte 5
Jesús va a Jerusalén, a la fiesta de los Tabernáculos
CIV 1. Y se acercó la fiesta de los Tabernáculos.
2. Y dijeron sus hermanos: Vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces.
3. Porque quien quiere ser claro, no hace nada a escondidas. Si esas cosas haces, manifiéstate.
4. Y era que ni aún sus hermanos creían en él.
5. Y les dijo Jesús: Mi tiempo aún no ha venido y el vuestro siempre está a punto.
6. El mundo no puede odiaros a vosotros, mas sí a mí.
7. Porque yo atestiguo que sus obras son malas.
8. Id vosotros a esa fiesta; yo no voy a ella.
9. Porque aún mi tiempo no se ha cumplido.
10. Y esto dicho, quedóse en Galilea.
11. Mas cuando sus hermanos se fueron, él fue también, en secreto.
12. Y lo buscaban en la fiesta los judíos, diciendo: ¿Dónde está ése?
13. Y discutían de él, diciendo unos: Es bueno, y otros: No, sino que seduce a las gentes.
14. Mas nadie hablaba de él con franqueza, porque temían a los judíos.
15. Y en medio de las fiestas, Jesús entró en el templo, y enseñaba.
16. Y se admiraban los judíos y decían: ¿Cómo es que sabe letras, si no las aprendió?
17. Y Jesús contestó: No es mía mi doctrina, sino de quien me ha enviado.
18. Y el que quiera hacer su voluntad entenderá si esta doctrina viene de Dios, o si hablo por mí mismo.
19. Porque quien habla por sí, su gloria busca.
20. Mas quien busca la gloria del que lo envió, éste es verdadero y en él no hay injusticia.
21. ¿No os dio Moisés la Ley y ninguno la cumplís? ¿Por qué me queréis matar?
22. Y la gente contestó: Tú tienes demonio. ¿Quién te quiere matar?
23. Jesús les dijo: Una obra hice y os maravilláis.
24. Mas Moisés ordenó la circuncisión y en sábado circuncidáis.
25. Y si el hombre es circunciso en sábado para no quebrantar la ley de Moisés,
26. ¿Cómo os enojáis contra mí porque en sábado hice sano a un hombre completo?
27. No juzguéis por las apariencias, sino según justo juicio.
28. Y decían unos de Jerusalén: ¿No es éste al que buscan para matarlo? ¿Cómo, pues, habla públicamente?
29. ¿O habrán entendido los príncipes que es el Cristo?
30. Pero éste sabemos de dónde es y cuando venga el Cristo no sabremos de dónde viene.
31. Entonces Jesús daba voces en el templo.
32. Y enseñaba y decía: A mí no me conocéis y sabéis de dónde soy. Pero el que me envió es verdadero y no lo conocéis.
33. Pero yo lo conozco, porque de él soy, y él me envió.
34. Y yo mentiría si os dijera que no lo conozco.
35. Y quisieron prenderlo, mas nadie puso mano sobre él, porque su hora aún no había llegado.
36. Y muchos creyeron en él.
37. Porque, decían: Cuando el Cristo venga, ¿hará más señales que las que éste hace?
Parábola del hombre rico
CV 1. Y uno se le acercó, y le dijo:
2. Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia.
3. Mas él replicó: Hombre, ¿quién me hizo juez o distributor entre vosotros?
4. Guardaos de toda avaricia, porque la vida humana no consiste en poseer muchos bienes.
5. Y dijo: Un hombre rico tenía mucho.
6. Y decía dentro de sí: ¿Qué haré, que no tengo dónde guardar mis frutos?
7. Mas tiraré mis graneros, y los haré mayores, y allí reunirá cuanto poseo.
8. Y diré a mi alma: Alma, bienes tienes para muchos años.
9. Descansa, pues, come, bebe, huélgate.
10. Y díjole Dios: Necio, esta noche van a pedir tu alma, y cuanto has guardado, ¿de quién será?
11. Así pasa al que atesora y no es rico en Dios.
Jesús anuncia que antes entrará un camello por el ojo de una aguja que un rico en el reino de los cielos
CVI 1. Y uno se le llegó, y prosternándose, le dijo: Maestro bueno, ¿qué haré para tener la vida eterna?
2. Mas él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino Dios.
3. Mas si quieres lograr la vida eterna, cumple lo que está mandado.
4. Y dijo el hombre: ¿Qué es?
5. Dijo Jesús: No mates, no adulteres, no robes, no alces falso testimonio.
6. Honra a tus padres y ama al prójimo como a ti mismo.
7. Y dijo el hombre: Todo eso he cumplido en mi juventud. ¿Qué más debo hacer?
8. Y Jesús, oyéndolo, le tuvo amor, y le dijo: Una cosa te falta, si quieres seguirme y tener el reino de los cielos.
9. Vende cuanto posees y dalo a los pobres.
10. Mas el joven, al oírlo, se fue, triste, porque era rico y tenía muchas propiedades.
11. Y Jesús se entristeció, y dijo a sus discípulos: ¡Cómo es difícil que quien tine riquezas entre en el reino de los cielos!
12. ¡En verdad os digo que antes entrará un camello por el ojo de una aguja que un rico en el reino de los cielos!
13. Y los discípulos le dijeron: ¿Y quién podrá ser salvo?
14. Y Jesús dijo: Lo que es imposible para los hombres no lo es para Dios.
15. Y dijo Pedro: ¿Y nosotros, que lo hemos dejado todo para seguirte?
16. Mas Jesús, respondiendo, dijo: Os digo en verdad que vosotros que me seguís seréis en la majestad del Hijo del hombre.
17. Y que os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
18. Y que recibirá ciento por uno quien por mí y por el Evangelio deje padres, y hermanos, y propiedades.
19. Y en el siglo venidero tendrá la vida eterna el que deje por mí sus familias y sufra persecuciones.
20. Y los fariseos eran avaros y lo oían, y se burlaban de él. Y les dijo: Vosotros sois justos ante los hombres, mas no ante Dios.
21. Ensalzados sois de los hombres, mas abominadores de Dios.
Parábola de Lázaro y Abraham
CVII 1. Y les dijo: Había un hombre rico, que estaba vestido de lino y púrpura.
2. Y tenía cada día un banquete espléndido.
3. Y a su puerta estaba acostado un mendigo llamado Lázaro.
4. Y estaba lleno de llagas, y hambriento, y deseaba comer las migajas del rico.
5. Y aun los perros venían y le lamían las llagas.
6. Y ocurrió que murió el mendigo y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham.
7. Y murió el rico, y fue sepultado, y llevado al infierno.
8. Y estando en los tormentos, alzó sus ojos y vio a Lázaro, a lo lejos, en el seno de Abraham.
9. Y clamó: Padre Abraham, ten misericordia de mí y envíame a Lázaro.
10. Para que humedezca un dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy torturado de llamas.
11. Mas dijo Abraham: Hijo, acuérdate de los bienes que tuviste en vida y de los males de Lázaro.
12. Y éste ahora es consolado y atormentado tú.
13. Un gran abismo hay entre nosotros, y de aquí no se puede ir ahí, ni de ahí aquí.
14. Y dijo el hombre: Ruégote, padre, que lo envíes a casa de mi padre.
15. Porque cinco hermanos tengo y quiero que les dé testimonio.
16. Para que no vengan como yo a los tormentos de este sitio.
17. Mas dijo Abraham: A Moisés y a los profetas tienen; que los oigan.
18. Y él dijo: No, padre Abraham, mas sí se arrepentirían si a ellos va alguno de los muertos.
19. Y Abraham le contestó: Si no entienden a Moisés ni a los profetas, tampoco oirán, aunque uno se alzase de entre los muertos.
Parábola del mayordomo infiel
CVIII 1. Y dijo Jesús a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo.
2. Y lo acusaron de disipar sus bienes, y le llamó y le dijo: ¿Qué me cuentan de ti?
3. Rinde cuentas, porque no puedes seguir siendo mi mayordomo.
4. Y el mayordomo pensó: ¿Qué haré?
5. Porque no puedo cavar y me avergüenza el pedir limosna.
6. Mas ya sé lo que haré para que cuando me quiten el empleo me reciban en sus casas.
7. Y llamó a los deudores de su señor.
8. Y dijo al primero: ¿Qué debes? Y él contestó: Cien barriles de aceite.
9. Y le dijo: Ten la caución y escribe cincuenta.
10. Y dijo a otro: ¿Qué debes? Y contestó: Cien coros de trigo.
11. Y le dijo: Toma la caución y escribe ochenta.
12. Y el señor alabó la prudencia del mal mayordomo.
13. Porque los hijos de este siglo son en su generación más hábiles que los hijos de luz.
14. Y os digo: Haceos amigos de las riquezas y, cuando faltasen, recibiros han en los tabernáculos eternos.
15. El que es fiel en lo poco, fiel es en lo mucho, y el injusto en lo menos es injusto en lo más.
16. Porque si en las malas riquezas fuisteis infieles, ¿quién os confiará las verdaderas?
17. Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?
18. El siervo que conociendo la voluntad de su dueño no la cumplió fue muy azotado.
19. Mas quien no la cumplió porque no la conocía fue poco azotado.
Parábola del hombre que contrató operarios para su viña
CIX 1. El reino de los cielos es comparable a un padre de familia que salió a la mañana y contrató jornaleros para trabajar en su viña.
2. Y se concertó con ellos en un denario diario y los envió a su viña.
3. Y salió a la hora de tercia, y vio a unos que holgaban, y les dijo: Id también a mi viña y os daré lo que fuese justo. Y fueron.
4. Y salió a las horas sexta y nona e hizo lo mismo.
5. Y saliendo a la hora undécima, vio otros que estaban ociosos.
6. Y dijo: ¿Por qué no trabajáis? Y dijeron: Porque nadie nos ha contratado.
7. Y les dijo: Id también a la viña y os daré lo que fuese justo.
8. Y cuando fue la tarde, el señor de la viña dijo a su mayordomo:
9. Llama a los operarios y págales el jornal, desde los últimos hasta los primeros.
10. Y viniendo los que habían ido a la hora undécima, cobró cada uno un denario.
11. Y viniendo los primeros, pensaban que cobrarían mas, pero sólo recibieron un denario.
12. Y lo tomaron, mas murmuraban: Los últimos han trabajado una hora y han cobrado como nosotros, que hemos trabajado y sufrido el calor de todo el día.
13. Mas él, contestando, les dijo: Amigos, ¿en qué os agravio? ¿No fue en un denario en lo que os concertasteis conmigo?
14. Tomad lo vuestro e idos. Porque quiero a los últimos dar como a vosotros.
15. ¿No puedo hacer lo que quiero con lo que es mío? ¿O es que tu ojo es malo porque yo soy bueno?
16. Y así los últimos serán primeros y los primeros últimos.
17. Porque muchos son los llamados, pero pocos los escogidos.
Jesús cura a un hidrópico en casa de un fariseo
CX 1. Y entrando un sábado en casa de un príncipe de los fariseos a comer pan, era observado de ellos.
2. Y un hombre hidrópico estaba frente a él.
3. Y Jesús preguntó a los doctores de la Ley y a los fariseos: ¿Es lícito curar en sábado?
4. Y como ellos callasen, él lo curó y lo despidió.
5. Y contestándoles, dijo: ¿Quién de vosotros no sacará un asno o su buey, si se le cae a un pozo un sábado?
6. Y no podían contestarle a estas cosas.
7. Y viendo cómo elegían los primeros asientos en la mesa, les dijo: Cuando te convidasen, no tomes el primer puesto.
8. Porque pudiera ser que otro con más honor que tú esté convidado.
9. Y viniendo el que invitó te diga: Déjale el sitio.
10. Sino que cuando te inviten, ocupa el último lugar, para que el que te convidó te diga: Sube aquí, y seas ensalzado ante los que están en la mesa.
11. Porque todo el que se ensalza será humillado y todo el que se humilla será ensalzado.
12. Y dijo al que lo invitaba: Cuando convides, no sea a tus hermanos, ni amigos, ni parientes.
13. Porque ellos no vuelvan a convidarte y te compensen.
14. Mas convida a los pobres, y a los débiles, y a los lisiados y ciegos.
15. Y serás bienaventurado, porque no te pueden remunerar, mas tendrás compensación cuando resuciten los justos.
16. Y uno que estaba allí dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de los cielos.
Jesús cura a diez leprosos
CXI 1. Y llegaba la Pascua de los judíos.
2. Y yendo a Jerusalén pasaba por Samaria de Galilea.
3. Y entrando en una aldea, paráronse a lo lejos diez hombres que estaban leprosos.
4. Y alzaron sus voces, diciendo: Jesús, Maestro, apiádate de nosotros.
5. Y él les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y yendo quedaron limpios.
6. Y uno, al sentirse limpio, glorificó a Dios con gran clamor.
7. Y se tendió sobre su rostro y le daba gracias. Y era samaritano.
8. Y dijo Jesús: ¿No son diez los que fueron limpios? ¿Dónde están los demás?
9. ¿Ninguno hubo que volviese para alabar a Dios, sino este extranjero?
10. Y le dijo: Álzate y vete.
11. Porque tu fe te ha salvado.
Jesús habla a los discípulos de su pasión, y la madre de los hijos de Zebedeo le ruega por sus hijos
CXII 1. Y Jesús dijo a los doce: He aquí que subimos a Jerusalén y serán cumplidas las cosas que escribieron los profetas del Hijo del hombre.
2. Porque será entregado, e injuriado, y escarnecido.
3. Y cuando lo hubiesen azotado, será enterrado, mas al día tercero resucitará.
4. Y llegando la madre de los dos hijos de Zebedeo, lo adoró, y dijo: Señor, sienta a mis dos hijos, uno a tu diestra y otro a tu siniestra en tu reino.
5. Y Jesús contestó: No sabes lo que pides.
6. ¿Podéis beber en el cáliz en que yo beba, y bautizar con el bautismo con que bautizo yo? Y ellos dijeron: Podemos.
7. Y él les dijo: En el cáliz en que yo beba beberéis, y con el bautismo con que yo bautizo seréis bautizados.
8. Y sentados estaréis a mi derecha y a mi izquierda, como yo con mi Padre.
9. Y oyéndolo los discípulos, se airaron contra los dos hermanos.
10. Y Jesús los llamó, y les dijo: ¿Sabéis que entre los príncipes de los hombres quienes mayores son más autoridad ejercen? Pues no es así entre vosotros.
11. Porque el que entre vosotros quiera ser el mayor será el más pequeño, y quien quiera ser el primero será siervo de los demás.
12. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida por la redención de muchos.
Los discípulos preguntan a Jesús si son muchos los que se salvarán
CXIII 1. Y uno de ellos le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan?
2. Y él les dijo: Procurad entrar por la puerta estrecha, porque muchos querrán entrar y no podrán.
3. Porque allí será el decir: Señor, ábrenos.
4. Y yo les diré: No os conozco.
5. Y me dirán: Comíamos contigo y bebíamos contigo.
6. Y les diré: No os conozco, hacedores de iniquidades.
7. Id al fuego eterno, donde es el llanto y el rechinar de dientes.
8. Y cuando veáis entrar a Abraham, a Isaac y a Jacob, y a todos los profetas, en el reino de los cielos, vosotros seréis echados fuera.
9. Y de Oriente y de Occidente, y del aquilón y el austro, vendrán al reino de Dios.
10. Mas los primeros serán los últimos y los últimos los primeros.
Zaqueo, el publicano
CXIV 1. Y Jesús había entrado en Jericó.
2. Y un varón llamado Zaqueo era principal entre los publicanos, porque era rico.
3. Y quería ver a Jesús, mas no le dejaba verlo la gente, porque era pequeño de estatura.
4. Y echando a correr se subió a un sicomoro, por donde tenía que pasar.
5. Y llegando, Jesús le miró, y le dijo: Baja luego, Zaqueo, que hoy descansé en tu casa.
6. Y él bajó a prisa y lo recibió con gozo.
7. Y viendo tal, murmuraban todos, diciendo que iba a casa de un pecador.
8. Y Zaqueo dijo a Jesús: Señor, de lo que tengo, la mitad daré a los pobres.
9. Y si en algo he defraudado a alguno, se lo devolveré cuadruplicado.
10. Y dijo Jesús: Hoy ha venido la salvación a esta casa.
11. Porque también él es hijo de Abraham.
12. Y el Hijo del hombre vino a salvar y buscar lo que se había perdido.
Jesús cura a dos ciegos
CXV 1. Y saliendo Jesús de Jericó, lo seguían muchas gentes.
2. Y he aquí que dos ciegos estaban sentados en el camino y uno era Bastimeo, hijo de Timeo.
3. Y oyendo que Jesús el Nazareno pasaba, clamaron, diciendo: Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros.
4. Y les dijo Jesús: ¿Qué queréis que os haga? Y ellos dijeron: Señor, abre nuestros ojos.
5. Y Jesús tuvo misericordia y les tocó los ojos.
6. Y vieron, y lo siguieron, alabando a Dios.
7. Y toda la gente alababa a Dios.
Jesús, sobre un asno, entra en Jerusalén
CXVI 1. Y acercándose a Jerusalén, y llegando a Bethfagé, en el Monte de los Olivos, Jesús dijo a dos de sus discipulos:
2. Id a esa aldea que hay enfrente y hallaréis atado un pollino en el que ningún hombre se ha sentado nunca: desatadlo y traédmelo.
3. Y si alguien os preguntase: ¿Por qué lo desatáis? Decid: El Señor lo necesita. Y os lo dejará.
4. Y fueron, y hallaron el pollino, y desatándolo, le dijeron sus dueños: ¿Por qué lo desatáis?
5. Y dijeron: Porque el Señor lo ha menester. Y se lo dejaron.
6. Y llevaron el asno a Jesús, y pusieron sobre él sus vestiduras, y lo sentaron encima.
7. Para que se cumpliese lo que dijo el profeta: Decid a la hija de Sión: He aquí tu rey, que viene manso, a ti, sentado sobre un pollino, que es hijo de animal de yugo.
8. Y esto no lo conocieron sus discípulos entonces, sino cuando fue glorificado Jesús, que entonces comprendieron que se había escrito de él.
9. Y muchas gentes tendían sus mantos por el camino, y otras venían con ramos de olivo.
10. Y cuando llegaban al Monte Olivete, llegaron muchos más, alabando a Dios con grandes voces.
11. Y los que lo seguían y los que iban delante iban diciendo:
12. ¡Hosanna! ¡Bendito el Hijo de David, bendito el rey que viene en nombre del Señor!
13. Paz en el cielo y gloria en las alturas. Bendito el que nos trae el reino de nuestro padre David. Gloria en lo alto.
14. Y otros muchos trajeron ramos de palma y acompañaban a Jesús, diciendo:
15. ¡Hosanna! Bendito sea el que viene en nombre del Señor, rey de Israel.
16. Mas algunos fariseos que iban entre la gente le dijeron:
17. Maestro, haz callar a tus discípulos.
18. Mas él repuso: Os digo en verdad que, si ellos callan, clamarán las piedras.
19. Y llegando a Jerusalén, lloró sobre ella.
20. Diciendo: ¡Oh, si tú conocieses en este tu día lo que conviene a tu paz!
21. Mas ello está ahora oculto a tus ojos.
22. Porque días vendrán en que te sitiarán tus enemigos, y por todas partes te cercarán.
23. Y te derribarán, con todos tus hijos, en tierra y no quedará piedra sobre piedra de ti.
24. Porque no conociste el tiempo de tu visitación.
Jesús echa del templo a los mercaderes
CXVII 1. Y entrando en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, y dijo: ¿Quién es éste?
2. Y otros del pueblo decían: Es un profeta de Nazareth de Galilea.
3. Y entrando Jesús en el templo, hizo un azote de cuerdas, y echó con él a todos los que allí vendían ovejas, y bueyes, y palomas, y derramó las monedas de los cambistas, y revolvió las mesas.
4. Y dijo: No hagáis de la casa de mi Padre casa de negociación.
5. Porque está escrito que ésta sea casa de oración y vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
6. Y sus discípulos recordaron que está escrito: El celo de tu casa me comió.
7. Y los ciegos y mancos que había en el templo se llegaron a él y los sanaba.
8. Y viendo los príncipes de los sacerdotes y los escribas los milagros que hacía,
9. Y que los niños clamaban en el templo: ¡Hosanna, Hijo de David!,
10. Fueron muy indignados, y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen?
11. Mas Jesús contestó: ¿Nunca leísteis que en la boca de los niños y de los que maman está la alabanza perfecta?
12. Y los judíos le dijeron: ¿Qué signo nos presentas de que está bien lo que haces?
13. Y Jesús repuso: Derribad este templo y en tres días lo reedificaré.
14. Y ellos dijeron: Cuarenta y seis años costó edificarlo.
15. ¿Y tú en tres días lo restaurarás?
18. Mas él hablaba del templo de su cuerpo.
Parábola del publicano y el fariseo
CXVIII 1. Y vio Jesús cómo las gentes ricas echaban sus ofrendas en el garogilacio.
2. Y llegando una viuda pobre, no puso más que dos cuadrantes.
3. Y Jesús dijo a sus discípulos: En verdad os digo que esa pobre ha hecho mayor ofrenda que los demás.
4. Porque los demás ofrendaron a Dios de lo que les sobra.
5. Mas ella ofreció la pobreza que para su sustento tenía.
6. Y les dijo esta parábola: Dos hombres subieron a orar al templo.
7. Y el uno era fariseo y el otro era publicano.
8. Y el fariseo oraba diciendo: Gracias te doy, Señor.
9. Porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano.
10. Y ayuno los sábados y doy diezmos de cuanto poseo.
11. Y el publicano, sin osar alzar los ojos al cielo, se golpeaba el pecho y decía: Dios, séme propicio a mí, pecador.
12. Y yo os digo que éste será más justificado.
13. Porque aquel que se ensalza será humillado y aquel que se humilla será ensalzado.
14. Y los dejó y salió de la ciudad, y fue a Bethania, y descansó allí.
15. Y las gentes lo seguían y curaba a los que necesitaban ser sanos.
Nicodemo viene a Jesús por la noche
CXIX 1. Y había un varón llamado Nicodemo, que era príncipe de los judíos.
2. Y vino a Jesús de noche y le dijo: Rabí, sabemos que Dios te ha enviado por Maestro.
3. Porque si Dios no fuese contigo, no darías los signos que das.
4. Mas dijo Jesús: En verdad te digo que quien no vuelva a nacer no verá el reino de Dios.
5. Y contestó Nicodemo: ¿Cómo el viejo puede otra vez nacer?
6. ¿0 es que otra vez puede entrar para nacer en el vientre de su madre?
7. Mas Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que quien no naciese de agua y del Espíritu no entrará en el reino de Dios.
8. Lo que nace de carne carne es, y lo que de Espíritu nace es espíritu.
9. No te maravilles de que te haya dicho que otra vez hay que nacer.
10. Porque el viento sopla de donde quiere y oyes su soplo, mas no sabes adónde va ni de dónde viene.
11. Así es todo el que ha nacido del Espíritu.
12. Mas Nicodemo contestó y dijo: ¿Cómo puede ser esto?
13. Contestó Jesús: ¿Y tú, que eres maestro de Israel, lo ignoras?
14. En verdad te digo que hablamos lo que sabemos y de lo que hemos visto atestiguamos, pero no aceptáis nuestro testimonio.
15. Si no creéis en las cosas terrenales que os digo, ¿cómo habéis de creer en las celestiales?
16. Nadie subió al cielo, sino el que del cielo descendió, que es el Hijo del hombre, que está en el cielo.
17. Y así como Moisés alzó la serpiente en el desierto, así ha de ser alzado el Hijo del hombre.
18. Para que no se pierda quien creyese en él, sino que logre vida eterna.
19. Porque para esto ha dado Dios al mundo, porque lo ama, a su Hijo único.
20. Dios no envió su Hijo al mundo para condenarlo, sino para darle salvación.
21. Y quien en él cree no es condenado, mas quien en él no cree sí es condenado.
22. Porque no creyó en el nombre del Hijo, unigénito de Dios.
23. Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.
24. Y cuantos hacen el mal no vienen a la luz, para no ser acusados de sus pecados.
25. Mas el que obra con verdad viene a la luz, para que se manifieste que sus obras son hechas en Dios.
26. Y Jesús se fue al monte de los Olivos, y a la mañana vino al templo, y la gente se llegó a él.
27. Y se sentó y enseñaba.
Los judíos presentan a Jesús una mujer sorprendida en adulterio
CXX 1. Y los escribas y fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio.
2. Y poniéndola en medio, dijeron: Maestro, esta mujer ha sido encontrada en flagrante adulterio.
3. Moisés, en la Ley, nos mandó apedrearla. ¿Qué dices tú? Y le hablaban por tentarlo, para poderlo acusar.
4. Mas Jesús, inclinado hacia abajo, escribía en tierra con el dedo.
5. Mas como le siguiesen preguntando, se levantó.
6. Y dijo: Quien entre vosotros no tenga pecado arroje contra ella la primera piedra.
7. Y volviéndose a inclinar, escribía en tierra.
8. Y oyéndolo, todos salieron, desde los viejos hasta los adolescentes.
9. Y se levantó Jesús y no halló más que a la mujer.
10. Y dijo: ¿Dónde están los que te acusaban? ¿No te ha condenado ninguno?
11. Y dijo ella: Ninguno, Señor.
12. Y dijo Jesús: Ni yo te condeno. Vete y no peques mas.
Jesús maldice a la higuera
CXXI 1. Y otra mañana, yendo a la ciudad, tuvo hambre.
2. Y viendo una higuera junto al camino, fue a ella, mas halló que sólo tenía hojas.
3. Porque aún no era tiempo de higos. Mas él dijo: Que nunca más nazca fruto de ti. Y se secó la higuera.
4. Y los discípulos, maravillados, decían: ¿Cómo se secó la higuera?
5. Y a la tarde salían de la ciudad, y pasando junto a la higuera seca, dijo Pedro: Señor, ésta es la higuera que tú maldijiste.
6. Y Jesús le dijo: Os digo, en verdad, que si tuvieseis fe, no sólo haríais esto vosotros.
7. Sino que si a este monte le dijereis: Échate al mar, se echaría.
8. Y dijeron los apóstoles: Señor, infúndenos fe.
9. Y dijo Jesús: Cuanto pidáis orando, si creéis, se os dará.
10. Y en la oración perdonad a vuestros enemigos, para que vuestro Padre, que está en los cielos, perdone vuestros pecados.
Parábola del juez duro y de la viuda
CXXII 1. Y propuso otra parábola a sus discípulos, a propósito de que siempre conviene orar.
2. Y dijo: Había un juez en una ciudad que no temía a Dios ni respetaba a los hombres.
3. Y había en aquella ciudad una viuda y vino y le dijo: Hazme justicia de mi enemigo.
4. Y muchas veces volvía, hasta que el juez dijo entre sí: No temo a Dios ni respeto a los hombres, pero si hago justicia a esta viuda ya no volverá más a molestarme.
5. Oíd lo que dijo el juez injusto.
6. ¿Y no ha de hacer justicia Dios a sus elegidos, que le impetran día y noche y esperan en él?
7. Yo os digo que él os hará justicia. Porque el Hijo del hombre ha venido a traer la fe a la tierra.
Los judíos preguntan a Jesús con qué autoridad obra. Parábola de los hijos del vendimiador
CXXIII 1. Y como vino al templo, evangelizaba al pueblo.
2. Y los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo se le llegaron y le decían: ¿Quién te dio potestad para hacer esto?
3. Mas Jesús contestó: Yo os diré con qué autoridad lo hago, si vosotros me contestáis otra pregunta.
4. El bautismo de Juan ¿era del cielo o de los hombres?
5. Y ellos meditaron entre sí y decían: Si decimos que del cielo, nos dirá: ¿Por qué no lo creísteis?
6. Mas si decimos que de los hombres, ofenderemos al pueblo.
7. Porque tiene a Juan por profeta.
8. Y a Jesús, en respuesta, le dijeron: No sabemos.
9. Y él les dijo: Ni yo os digo qué potestad tengo para hacer esto.
10. Un hombre tenía dos hijos. Y se llegó al primero y le dijo: Hijo, ve a trabajar en mi viña.
11. Y él contestó: No quiero. Mas se arrepintió y fue.
12. Y al otro le dijo lo mismo y contestó: Sí, señor; mas no fue.
13. ¿Quién de los dos obedeció a su padre? Y contestaron: El primero.
14. Y les dijo Jesús: En verdad os digo que los publicanos y meretrices irán antes que vosotros al reino de Dios.
15. Porque os vino Juan y no le creísteis, y los publicanos y rameras sí le creyeron.
16. Y aún vosotros no os arrepentisteis después para creerle.
Parábola del hombre que plantó una viña
CXXIV 1. Escuchad otra parábola: Un hombre, que era padre de familia, plantó una viña.
2. Y la valló, y cavó un lagar, y construyó una casa.
3. Y la dio en renta a unos labradores, y se fue.
4. Y al tiempo de los frutos, envió a sus siervos para que cobrasen la renta.
5. Mas los labradores hirieron a un siervo, y mataron a otro, y apedrearon a los demás.
6. Y envió otros siervos, mas con ellos hicieron lo mismo.
7. Y al fin les envió su hijo, pensando que a él le tendrian respeto.
8. Mas viendo los labradores al hijo, dijéronse: Este es el heredero.
9. Matémoslo y tomemos su heredad.
10. Y lo echaron fuera de la viña, y lo mataron.
11. ¿Qué hará, pues, el dueño de la viña cuando viniese, a aquellos labradores?
12. Y le dijeron: Destruirá a los malos, y dará la viña en renta a otros labradores que le paguen el fruto a su tiempo.
13. Dijo Jesús: ¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que desecharon los que construían quedó para cabeza de los ángulos?
14. Por el Señor fue hecho esto y es cosa milagrosa ante nuestros ojos.
15. Os digo que el reino de Dios os será quitado y dado a gente que tenga frutos de él.
16. Y que a quien sobre esta piedra cayese será quebrantado y quien cayese sobre ella la desmenuzará.
17. Y oyendo los príncipes de los sacerdotes y los fariseos estas parábolas, comprendieron que hablaba de ellos.
18. Y querían prenderlo, mas temían a la gente.
19. Porque lo tenían por profeta.
20. Y Jesús les dijo esta otra parábola:
Parábola del rey que celebró las bodas de un hijo suyo
CXXV 1. El reino de los cielos es como un hombre que era rey y, celebrando las bodas de su hijo, convidó a muchos.
2. Y a la hora de la cena eni.dó sus siervos a llamar a los convidados.
3. Y todos comenzaron a excusarse.
4. El primero dijo: He comprado una heredad y he de ir a verla: excúsame.
5. Y dijo otro: He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos: excúsame.
6. Y otro dijo: Hoy me he casado y no puedo ir.
7. Y el rey mandó a otros siervos, diciendo: Decid a los invitados: He aquí que la comida está preparada, porque los toros y animales cebados han sido muertos, y todo está a punto. Venid a las bodas.
8. Mas ellos no se curaron de él, y unos fueron a su labranza, y otros a sus negocios.
9. Y otros afrentaron a sus siervos y los mataron.
10. Y enojándose el rey, envió a sus tropas y mataron a los homicidas, e incendiaron su ciudad.
11. Y dijo a sus siervos: Preparadas están las bodas, pero los invitados no eran dignos.
12. Salid, pues, a la calle, y traed a los pobres, y mancos, y cojos, y ciegos.
13. Y dijo el siervo: Señor: hecho está lo que mandaste; mas aún sobra sitio.
14. Y dijo el señor: Ve por las calles y caminos y obliga a todos a entrar en mi casa.
15. Porque ninguno de los que fueron invitados gustará mi cena.
16. Y saliendo los siervos a los caminos, reunieron a todos los que hallaron, malos y buenos, y las bodas estuvieron llenas de convidados.
17. Y el rey vio que uno de ellos no traía vestido de boda.
18. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí si no tenías vestido de boda?
19. Mas él calló. Y el rey dijo a los servidores: Atadlo de pies y manos y echadlo a las tinieblas exteriores. Y allí será el llorar y el crujir de dientes.
20. Porque muchos son los llamados y pocos los elegidos.
Los judíos preguntan a Jesús qué se ha de dar a Dios y qué se ha de dar al César
CXXVI 1. Entonces los fariseos se consultaron sobre cómo lo sorprenderían en alguna palabra.
2. Y le enviaron los discípulos que ellos tenían, con los herodianos.
3. Y le dijeron: Maestro, sabemos que amas la verdad y que el verdadero camino de Dios enseñas.
4. Mas dinos: ¿Es o no lícito dar tributo a César?
5. Y Jesús comprendió su malicia y dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas?
6. Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.
7. Y preguntó: ¿De quién es esta figura y lo que está escrito sobre ella?
8. Y le dijeron: Del César.
9. Y él dijo: Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.
10. Y oyéndolo, se maravillaron y se fueron.
Los saduceos, que no creen en la resurrección, interrogan a Jesús sobre la mujer de los siete maridos
CXX VII 1. Aquel día se llegaron a él los saduceos, que no creen en la resurrección, y le preguntaron:
2. Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriese sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y hará simiente a su hermano.
3. He aquí siete hermanos. Y el primero se casó y murió y, al no tener generación, quedó su mujer a su hermano.
4. Y al segundo pasó igual y al tercero, hasta los siete.
5. Y después murió la mujer. Mas ¿de quién será mujer en la resurrección, pues que todos la tuvieron?
6. Pero dijo Jesús: Erráis, porque ignoráis las Escrituras y el poder de Dios.
7. Porque en la resurrección ni los hombres tomarán mujer, ni las mujeres marido.
8. Sino que serán como los ángeles en el cielo.
9. ¿Y no habéis leído lo que dice Dios?
10. Yo soy el Dios de Abraham, y el de Isaac, y el de Jacob.
11. Y Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.
12. Y las gentes se admiraban de su doctrina.
13.
Y algunos, contestando, dijeron: Bien hablaste, maestro.

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