sábado, 8 de marzo de 2014

PEZ.

Después de la Resurrección Jesús preparó un refrigerio a sus discípulos a orillas del lago de Tiberíades. Sobre el fuego de unas brasas preparó unos peces. Con anterioridad a este hecho Jesús había multiplicado los panes y había distribuido peces a un gentío hambriento. El evangelista Juan emplea la palabra griega opsarion para designar a estos peces, mientras que para designar a los 153 grandes peces de la pesca milagrosa recurre a la palabra ikhthis, pez. Será este segundo término el empleado por la tradición cristiana para nombrar a Cristo. Asimismo, la lengua hebrea tiene dos nombres para designar al pez: nun y dag. Muy pronto el pez se convierte en símbolo de Cristo. Así la basílica de la Natividad de Belén tiene un mosaico del período constantiniano, siglo IV, con la inscripción griega ikhthis. Igualmente conocemos muchas lámparas de aceite de la época bizantina decoradas con el símbolo del pez que representa a Cristo.
Cuando hablamos del símbolo del pez el primer término que nos viene a la mente es el del escritor cristiano Tertuliano que explica con estas palabras el símbolo: "Nosotros, pececitos, al igual que nuestro Pez, Jesucristo, hacemos en el agua (bautismal) y no nos salvamos más que permaneciendo en el agua" (De bautismo, I). El famoso acróstico de los Oráculos sibilinos en el que las letras de la palabra griega ikhthis forman las iniciales de la frase "Jesu-Cristo Hijo de Dios, Salvador" suponen la identificación de Cristo con el pez, pero sin explicarlo.
P. Frédéric Manns
De la Revista de los Santos Lugares: Tierra Santa

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