jueves, 19 de junio de 2014

Casulla


Casulla barroca (detalle)
En latín era llamada “casula planeta” o “pænula” y en fuentes galicanas tempranas “amphibalus”, la principal y más notable vestimenta para la Misa, la cual cubre todo el resto. Casi todos los eclesiólogos concuerdan que la vestidura litúrgica era simplemente una adaptación de la ropa seglar usada comúnmente a través de todo el Imperio Romano en los primeros siglos cristianos. Cuando el sacerdote realizaba sus funciones sagradas en el altar vestía en ropa de civil, pero pronto surgió la costumbre de reservar para dicho propósito ropas más nuevas y limpias que las usadas en las ocupaciones diarias, y de ahí se desarrolló gradualmente la concepción de una vestimenta litúrgica especial.
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En cualquier caso la casulla en particular parece haber sido idéntica a la vestimenta exterior ordinaria de los órdenes menores. Consistía de una pieza de ropa cuadrada o circular en cuyo centro había un agujero por el que se introducía la cabeza. Con los brazos colgando, esta vestimenta ruda cubría la figura completa. Era como una casa pequeña (casula).
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Esta derivación se ilustra curiosamente en la declaración profética de origen druídico conservada en la “Vida de San Patricio” de Muirchu, casi la más antigua alusión a la casulla y báculo que poseemos. Antes de que San Patricio viniese a Irlanda se supone que los druidas circularon este oráculo:
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“Cabeza azolada [esta es una alusión a la forma de tonsura peculiar irlandesa] vendrá con un bastón de cabeza encorvada; en su casa con un hueco para la cabeza [in suâ domu capiti perforatâ, es decir, casulla] cantará impiedad desde su mesa [es decir, el altar]; desde la parte del frente [es decir, oriental] de su casa toda su familia [clérigos ayudantes] responderán, ¡Así sea! ¡Así sea!”
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El hecho de que en una fecha temprana la palabra “casal” se estableció en el lenguaje céltico, y que el “casal” de San Patricio en particular se volvió famoso, hace casi certera la alusión a la “casa con hueco para la cabeza”. Difícilmente podemos evitar recordar la definición de “casula” de San Isidoro de Sevilla como “vestimenta con una caperuza, la cual es una “casa” diminuta, una cabaña, como una pequeña choza o cabaña, que cubre a la persona completa”. En las crónicas antiguas parece haberse realizado alguna modificación en la concepción primitiva de un hueco en una pieza redonda de tela. Las primeras casullas medievales estaban hechas de un pedazo de tela semicircular, con su borde recto doblado en el medio y los dos bordes cocidos juntos, dejando una abertura para la cabeza. De aquí se puede ver que la casulla es sólo una capa con las orillas frontales cocidas juntas. La inconveniencia de la casulla primitiva se apreciará fácilmente. Era imposible usar los brazos o manos sin levantar toda la parte frontal de la vestimenta. Para remediar esto, se recurrió a más de un medio. Se recortó gradualmente los lados mientras que el largo del frente y detrás permaneció inalterado. Así, después de ser primero reducida a los lados hasta alcanzar poco por debajo de los codos, en el siglo XVI fue eventualmente recortada aún más, hasta ahora que apenas se extiende por debajo de los hombros y deja los brazos totalmente libres. Mientras este acortamiento estaba todavía en proceso, se convirtió en deber del diácono y subdiácono el ayudar al celebrante a enrollar la casulla y aliviar hasta donde fuese posible el peso sobre los brazos. Todavía se dan instrucciones a este respecto en el "Cæremoniale Episcoporum", donde habla de la vestimenta del obispo (Cæremon. Episc., lib. II, cap. VIII, n. 19). Para remediar el inconveniente causado por el enrollamiento de la vestimenta sobre los brazos, se adoptó otro artificio en algunas casullas medievales, el cual consistió en insertar una cuerda a través de anillos a los lados de la casulla con la que podía ser retirada hasta los hombres y asegurarla allí. Sin embargo, esto fue raro. Aunque la casulla se consideraba la vestimenta sacerdotal por excelencia, en los primeros siglos fue usada por todos los rangos menores del clero. Todavía se prescribe para los diáconos y subdiáconos “casullas dobladas” (planetæ plicatæ), en lugar de dalmáticas, para el uso en la Misa mayor durante temporadas penitenciales. Todavía es obscuro el origen preciso de este recogimiento de la casulla, pero, al igual que el uso del diácono de la estola ancha (stolone)---que representa la casulla enrollada y colgada sobre el hombro como un capote de soldado---durante la parte activa de sus funciones en la Misa, probablemente tuvo algo que ver con la inconveniencia causada por el impedimento de la casulla medieval del libre uso de los brazos.
De las casullas de uso común en la Iglesia Latina aparecen dos tipos principales, que por conveniencia se pueden llamar la romana y la francesa. La romana es como de 46 pulgadas de largo atrás y 30 pulgadas de ancho. Está ornamentada con orfebrerías que forman un pilar detrás y una cruz ancha al frente, mientras que la abertura para el cuello es larga y se reduce gradualmente hacia abajo. El tipo francés, también común en Alemania y en una forma más alterada en España, es menos amplia y a menudo endurecida artificialmente. Tiene una cruz atrás y un pilar al frente. En las casullas medievales esta cruces en orfebrería a menudo asumían forma de Y, y las cruces mismas parece realmente que se originaron menos con un propósito simbólico que por razones sartorias conectadas con el corte y ajuste.
Como las otras vestimentas sagradas, la casulla requiere que un sacerdote facultado para ese propósito la bendiga antes de su uso. Cuando se asume en la vestimenta para la Misa, se acompaña el acto con una oración que habla de la casulla como el “yugo de Cristo”. Pero se indica otro simbolismo por la forma adjudicada a la imposición de la casulla en los servicios de ordenación: “Recibe”, dice el obispo, “la vestimenta sacerdotal que simboliza la caridad.”

Bibliografía: BRAUN, Die liturgische Gewandung (Friburgo, 1907), págs. 149-239; ROHAULT DE FLEURY, La Messe (París, 1886), VII; BOCK, Geschichte der liturgischen Gewänder (Bonn, 1856-71), II-III; THALHOFER, Liturgik (Friburgo, 1883), I; DE VERT, Explication des cérémonies de l'église (París, 1706-8); ROCK, La Iglesia de Nuestros Padres (Londres, 1903), II; BARBIER DE MONTAULT, Les costumes et les usages ecclésiastiques (París, 1901), II; VAN DER STAPPEN, Sacra Liturgia (Mechlin, 1902), IV, 124-188; THURSTON, en EL MES (Dic., 1898) y en La Tabla (Dic. 28, 1907); HEFELE, Beiträge (Tübingen, 1864), II, 150-223.
Fuente: Thurston, Herbert. "Chasuble." The Catholic Encyclopedia. Vol. 3. New York: Robert Appleton Company, 1908. <http://www.newadvent.org/cathen/03639a.htm>.
Traducido por L H M.
Selección de imágenes; José Gálvez Krüger

Se llama casulla el último ornamento común al obispo y al sacerdote. Se dice casulla, cuasi casa, porque es la casa en que todo sacerdote se recoge y encubre. Antiguamente la casulla cubría todo el cuerpo del sacerdote con unas mangas anchas, que cubrían sus hombros, brazos, al modo de sobrepellices que se usan en Portugal. Esta vestidura que tiene la más gloriosa significación, porque aunque las otras vestiduras simbolizan virtudes particulares, la casulla simboliza la caridad, que las abraza y ciñe a todas. San Isidoro, Arzobispo de Sevilla, dice que la primera casulla se tejió en Dalmacia, la que estaba bordada con clavos de púrpura, de donde tomó su nombre. Esta vestidura, en el pasado era propia de emperadores y reyes. El calabio era una vestidura muy parecida a ésta, menos el llevar mangas, y luego se llamó dalmática. Estas vestiduras también fueron usadas por los escribas, según escribe Nicetas . Esta vestidura sagrada es semejante a lo que los antiguos llamaron “penula”, los griegos “Phaynomme”, y “holen”, los latinos planeta. Gabanto la considera semejante al pluvial, menos el capucho, que éste tiene, al estar abierto. En los primeros tiempos de la Iglesia era un ornamento que cubría todo el sacerdote, por lo que el asistente ayudaba en la elevación de la Hostia, por ser la planeta muy pesada; hoy se hace los mismo con la casulla, aunque los griegos siempre la llaman planeta.
La casulla simboliza la vestidura de púrpura con que vistieron por burla los soldados a Cristo Nuestro Señor, dice San Juan y que Pilatos le quitó junto con sus vestiduras, para hacerle Rey de burlas, por haber dicho que era Rey, según refiere San Mateo . También representa la túnica inconsútil sobre la que echaron suertes los soldados y no dividieron, porque no tenía costura, según San Juan , siendo hecha o tejida con agujas, según el Cardenal Hugo. Esta es la vestidura nupcial de la que habla Cristo por boca de San Mateo y que expone el “Sol de las Escuelas” . Santo Tomás, refiriéndose a esta vestidura dice: Vino Cristo, nuestro bien, vestido cuando encarnó, y celebró bodas con su Esposa la Iglesia, siendo el tálamo el vientre virginal de María Santísima, como lo declara la exposición sobre San Mateo.
La casulla ha de ser angosta delante y más ancha detrás, para dar a entender que es un solo Dios al que debemos amar, como dijo Moisés en el Deuteronomio : ¡Oye Israel, Nuestro Dios y Señor es uno! El ser ancha a la espalda, simboliza la extensión, y anchura de la caridad, porque esta se extiende hasta amar a los enemigos, como lo manda el Señor por boca de San Mateo y por esto el Rey David dice en el salmo 118 que el mandamiento de Dios es ancho, y extendido. Antiguamente la casulla no estaba abierta por parte alguna, y después, con el discurrir del tiempo la hicieron abierta, como es hoy por los lados, y sin mangas por la comodidad (que es tanta la que se busca, que aun a las cosas divinas no perdona).
Puesta la casulla el sacerdote saca y extiende los brazos fuera de ella, porque en esta acción simboliza la extensión de los brazos de Cristo Señor en la Cruz, como dice Estéfano Eduense . La casulla significa el yugo del Señor, según dice el sacerdote en la oración, lo mismo que la estola, pero de diferente manera; porque la estola significa el yugo de la cruz y Pasión de Cristo, la paciencia y fortaleza que se requiere para cargarla y tolerarla, mientras que la casulla significa el yugo del amor de Dios, que por esto denota la caridad, la suavidad y dulzura. Con estas vestiduras sagradas se adorna el sacerdote, el soldado de Cristo, el pontífice, y el obispo. Cubre la cabeza con el amito como verdadero soldado de Cristo que se sirve de celada o morrión. Cubre con el alba todo el cuerpo en lugar de cota o malla. Se ciñe con el cíngulo en lugar de arco y flechas. Se pone el manípulo en lugar de maza. Rodear el cuello con la estola es blandir y dar vueltas con la lanza. Con la casulla se ampara y defiende en lugar de escudo y rodela; se pone las botas, que son las pieles de animales muertos, para que se acuerde, que el Hijo de Dios se hizo hombre y murió por él y que también él ha de morir; y que con este calzado de la humanidad estuvo encubierta la Divinidad. Toma el Misal que es la espada, y con esto vence, y mata al enemigo. Todo esto es de Juan Beletheo .

Texto preparado por José Gálvez Krüger para la Enciclopedia Católica. Tomado de Lobera, Antonio, “El Porqué de todas las ceremonias de la Iglesia”, Ignacio Porter, Impresor y Librero, 1769.
 

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