lunes, 6 de octubre de 2014

Confesión

(Latín confessio)
Este término se usó originalmente para designar la tumba de un confesor o mártir (conocida también como una memoria o martyrion); gradualmente vino a tener una variedad de aplicaciones: el altar erigido sobre la tumba; el cubiculum subterráneo que contenía la tumba; el altar mayor de la basílica erigido sobre la confesión; más tarde en la Edad Media la basílica misma (Joan. Bar., De invent. S. Sabini); y finalmente el nuevo lugar de descanso al que eran trasladados los restos del mártir (Ruinart, II, 35). En caso de traslado, las reliquias de un mártir eran depositadas en una cripta debajo del altar mayor, o en un espacio hueco debajo del altar, detrás de una transenna o mampara de mármol perforado como las que se usaban en las catacumbas. Así la tumba era dejada accesible a los fieles que desearan tocar la urna con paño blandea a ser venerada por turno como reliquias. En la iglesia romana de San Clemente, la urna que contiene los restos del Papa San Clemente I y San Ignacio de Antioquía es visible detrás de una tal transenna. Más tarde aún, el término confesión fue adoptado para el espacio del relicario en un altar (Ordo Rom. De dedic. altaris). El aceite de las numerosas lámparas mantenidas encendidas en una confesión se consideraba como una reliquia.
Entre las confesiones subterráneas más famosas de Roma están las de las iglesias de San Martino al Monti; San Lorenzo fuori le Mure, que contiene los cuerpos de San Lorenzo y San Esteban; San Prassede que contiene los cuerpos de las dos hermanas Santas Práxedes y Pudenciana. La confesión más famosa es la de San Pedro. Sobre la tumba del apóstol el Papa San Cleto construyó una memoria, la cual cuando Constantino estaba construyendo su basílica la sustituyó con la Confesión de San Pedro. Detrás de las estatuas de bronce de San Pedro y San Pablo está el nicho sobre el piso enrejado que cubre la tumba. En este nicho está el cofre dorado, trabajo de Benvenuto Cellini, que contiene los palios a ser enviados a los arzobispos de corpore b. Petri según la Constitución “Rerum ecclesiasticarum” del Papa Benedicto XIV (12 de agosto de 1748). A través de toda la Edad Media los palios, después de ser bendecidos, eran dejados a través del enrejado en la tumba del apóstol, donde permanecían por una noche entera (Phillips, Kirchenrecht, V, 624, n. 61). Durante la restauración de la basílica actual en 1594 el piso cedió, revelando la tumba de San Pedro y sobre ella la cruz dorada que pesa 150 libras, colocada allí por Constantino e inscrita con el nombre suyo y el de su madre.

Fuente: Rudge, F.M. "Confession." The Catholic Encyclopedia. Vol. 4. New York: Robert Appleton Company, 1908. <http://www.newadvent.org/cathen/04214a.htm>.

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